Para fines de Octubre llego Natanael a Miramar. Mi primera impresión al verle fue reconocer un gran parecido con mi padre.
Tenían la misma contextura física, el rostro blanco, los cabellos entre rubio y canoso, y esos ojos celestes. Su carácter era dulce y alegre, me recordaba a mi abuelo.
Fue muy emocionante el reencuentro con su madre. Los dos lloraron un largo tiempo abrazados.
Luz entabló una maravillosa relación en poco tiempo. Y a mí me encantaba escucharlo relatar sus historias. Los veinte años en la sabana africana habían sido una gran aventura. El hospital, lejos de ser un edificio preparado, se limitaba a una carpa de lona en medio de monte y selva. Los relatos de las cirugías que realizó si demasiados elementos y sin quirófanos esterilizados demostraban la mano de Dios salvado vidas.
También notábamos en su hablar que tenía una comunión estrecha con Dios. Su ministerio y carrera no hubieran sido posibles de no ser por su dependencia constante del Señor.
En muy pocos días llegamos a apreciarlo grandemente.
Igualmente en la iglesia, un domingo le pidieron que contara un poco sobre su ministerio y los años en África y todos quedaron impactados.
Al terminar la reunión Victoria se acercó a donde estaba charlando con mi tío.
_ Es impresionante las cosas que ha vivido_ le dijo
_ Dios me dio el privilegio de servirle y utilizar la medicina como un medio para curar el cuerpo y llevar el evangelio para salvar el alma...
_ Quisiera que mi vida fuera útil a Dios..._ comentó
_ Y lo será, siempre que pongas tu vida, tu carrera, tus sueños en las manos de Dios, el hará grandes cosas. ¿Ya terminaste el secundario?
_ Estoy terminando...
_ ¿Qué piensas estudiar?
_ Quiero ser maestra y poder enseñar, no solo a niños, sino a adultos que no tuvieron la posibilidad de estudiar.
_ Una noble carrera, serás una gran maestra... ¿Y vos sobrino?_ me preguntó sin rodeos_ ¿No has pensado en comenzar una carrera?
_ No tío, estoy trabajando...
_ Ignacio tuvo que dejar sus estudios cuando su padre murió_ comentó Victoria
_ Si quisiera podría estudiar algo acá en Miramar... pero está bien, tiene un gran ministerio con estos adolescentes, y sé que todo requiere de mucho tiempo.
Su pregunta me quedó dando vueltas en la cabeza. ¿Podría yo estudiar otra carrera?
Desde que había abandonado Ingeniería, no había vuelto a pensar en estudiar.
En la Escuela Superior de Miramar había un Centro Terciario donde había varias carreras nuevas que se habían incorporado en estos últimos años. Muchas de ellas eran dictadas de noche, lo que me permitiría, si quisiera, estudiar y trabajar simultáneamente.
Natan consiguió rápidamente un puesto en la clínica de la ciudad. No había demasiados médicos y ninguno con su experiencia. Así que aceptó el trabajo, aunque todavía no tenía definido cuanto tiempo se quedaría en Miramar.
Los días comenzaron a ser más largos y calurosos, la laguna se llenaba y gran número de flamencos regresaban a la costa. Sus hermosas plumas rosadas, sus delgadas y largas patas atraían siempre mi atención. Aquella tarde, cuando salí del colegio, me dirigí a la loma, pero fui costeando la laguna. Me saqué los zapatos y las medias y comencé a caminar por el costado del agua.
Pensaba en la compra del terreno y el dinero que me faltaba... pensaba en mi tío Natan y su pregunta sobre mis estudios... y pensaba en ella.
No era sencillo arrancarla de mi mente y mi corazón, pero en las últimas semanas todo había estado tranquilo y casi no habíamos hablado.
Ya casi justo frente a la loma, me senté en la orilla para secarme los pies y ponerme mis zapatos cuando pude distinguir en el agua una piedra. Estaba semi sumergida, pero claramente podía leerse todavía el nombre de Victoria.
Terminé de ponerme los zapatos y tomé la piedra en mi mano.
_ Sigues insistiendo ¿eh?... no quieres desaparecer tan fácilmente_ le dije, como si la roca pudiera escucharme_ te llevaré arriba con el resto... aunque me duela, aun eres parte de mi vida.
Aquella noche cuando llegue a casa, mamá, Luz, la abuela y Natan estaban sentados a la mesa comiendo y riendo.
Parecían una verdadera familia.
Desde que había regresado mi tío, mamá se veía más alegre, hasta se arreglaba y vestía mejor.
Me disculpé por llegar tarde y me senté con ellos. Fue una cena como hacía años que no la teníamos. Mi padre casi nunca estaba en casa, y su humor siempre era malo, así que en la mesa casi no hablábamos para no generar problemas.
Natan resultó un hombre completamente diferente. Su parecido con papá se limitaba solamente a lo externo, pero su corazón rebozaba de alegría.
_ ¿Es verdad que trabajas en la secretaría de turismo?_ me preguntó mientras comíamos
_ No directamente, solo soy guía de visitas. Los sábados por la mañana, si hay turistas, me avisan y salimos en un camión por la costanera y visitamos los criaderos de nutrias, la bahía de los flamencos y algunos otros atractivos de la ciudad.
_ Todo cambió desde la inundación_ comentó mamá_ los lugares que antes visitábamos quedaron bajo el agua.
_ Si eso noté al caminar por el centro, casi me pierdo buscando la plaza principal, hasta que un hombre me dijo que estaba a tres cuadras pero bajo el agua.
_ Hace unos meses dinamitaron los edificios bajo el agua, y ahora se puede apreciar nuevamente la belleza de la laguna_ agregó Luz
_ Tendré que anotarme para el sábado, así me muestras los nuevos lugares de Miramar.
_ Será un placer tío, pero necesitas por lo menos a otras cinco personas, el paseo solo se hace con un mínimo de seis.
_ No te preocupes, me encargaré de conseguir el resto de los ocupantes.
Permanecimos sentados a la mesa charlando un largo rato. Reímos y charlamos de diversos temas. La abuela se dormía sentada, pero no quería perderse este hermoso momento.
Cuando nos fuimos a acostar, Natan se quedó leyendo en la cama mientras yo intentaba conciliar el sueño.
Los pensamientos de siempre me daban vueltas y me costaba dormir.
_ ¿Te molesta la luz encendida?_ preguntó
_ No, solo que no me puedo dormir
_ ¿Algún problema?
No respondí.
_ Tomaré ese silencio como un sí_ dijo dejando de lado su libro_ ¿ese problema es del corazón?
Sonreí, pero seguí guardando silencio.
_ Supongo que no quieres hablar de ella, pero déjame decirte algo: La vida es mucho más que sentimientos. Cuando tenía tu edad, yo también quería casarme, tener una familia, cosas que son muy lindas, pero luego Dios me mostro que quería usar mi vida y mi tiempo de una manera diferente, y si me casaba y tenía hijos, no podría servirle como él me necesitaba, ni en el lugar que él me quería. No digo con esto que te olvides de ella... solo creo que debes descansar en Dios y no afligirte demasiado por esos sentimientos. Si te ocupas del reino de Dios y su justicia, Dios añadirá el resto de las cosas... aun el amor de esa señorita que te tiene desvelado.
_ Gracias Natan, voy a seguir tu consejo...
ESTÁS LEYENDO
Mi lugar en el mundo _ (Completa)
Teen FictionNOVELA CRISTIANA No siempre nuestros planes se realizan, ni nuestros sueños suceden, pero Dios nos va poniendo personas, situaciones y lugares impensados y sorprendentes. La historia de Ignacio y su pequeño lugar en el mundo, te ayudará a descubrir...