Enséñame a no estar solo.

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Hola~ Nuevamente yo, y sí, con KatsuDeku, gran parte de mis ideas van para esta pareja así que... ¯\_(ツ)_/¯

Bien, ya que la última vez los hice sufrir (?) En esta ocasión les traigo algo... Bonito xD Con una idea que surgió tras ver la imagen de portada y leer un Doujinshi, además necesito escribir algo lindo de una de mis OTPs. ♥

Así que aquí está, que lo disfruten~

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Capítulo uno.
Un chico y un gato.

La vida de un adolescente solitario, que era temido por todos en su clase, nadie se atrevía a darle la cara de frente, su mirada y su voz simplemente intimidaban, era tan agresivo que nadie quería meterse con él.

Más de una vez estuvo involucrado en una pelea que terminó en golpes y algo de sangre. Milagrosamente aún permanecía en el mismo colegio, como nadie hacia algo para calmar a tan feroz bestia.

Estaba solo, completamente solo.

Sus padres trabajan todo el día, por lo que era muy corto el rato que pasaba con ellos. Los "amigos" que tenía eran sólo hipócritas que estaban con él para no ser las víctimas de éste mismo, a lo que la verdad no le importaba, nunca creyó en la palabra que mucha gente solía usar "amistad" toda la gente que lo rodeaba era sólo basura que algún día dejaría de ser un estorbo en su vida, pero la idea de que esas estúpidas personas estuvieran tan asustadas como para aceptar estar con él como un "amigo" le causaba tanta gracia.

Que hipócrita y estúpida podía llegar a ser la raza humana.

Ese día lluvioso, había tenido una pelea con un chico de un curso mayor, el imbécil se atrevió a insultarlo y no sólo eso, le tiró jugo encima. Las cosas se tornaron mal y llegaron a los golpes, fuera del instituto donde la lluvia fue la protagonista al igual que el lodo que ahora se encontraba manchando su uniforme.

Nunca se imaginó que fuese a llover, por lo que no trajo un paraguas consigo, ahora mismo, las gotas de agua caían sobre su cabello rubio. Se sentía fastidiado de que la lluvia tuviese que molestarle, pero... de otro modo, igual sentía como éstas le aliviaban un poco del dolor de su cuerpo en donde recibió golpes, era tranquilo.

Pero al cruzar una calle, de un callejón escuchó un chillido, más que nada parecía ser un maullido de un gato. Se detuvo y volteó la mirada hacia aquel callejón, encontrándose con un minino de pelaje verdoso que estaba al lado de unos botes de basura.

Sus ojos rojizos chocaron con los verdosos del gato.

Ambos seres se miraron por unos segundos, de algún modo... Con sólo esa mirada se transmitió un sentimiento que era mutuo en ambos; la soledad.