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Capítulo catorce. 

Problema. 




A poco rato para que cayese la noche, ambos jóvenes se encontraban en el salón, Katsuki de pie, caminando de un lado a otro e Izuku, que se encontraba sentado sobre el sofá, con ambas manos sobre sus piernas y con la mirada fijada en el más alto.

—Bien, es necesario establecer reglas aquí. –Habló Bakugou luego de analizar un poco la situación, si todo el tiempo que sus padres estarían ausentes su mascota estaría en forma humana era necesario remarcar ciertas cosas para no ocasionar problemas, sobretodo para él.

Por otro lado, Izuku simplemente ladeó su cabeza, escuchando con atención lo que su acompañante decía.

—Primero que nada, no quiero que andes desnudo por toda la casa. –Era verdad que las veces que estaba en su forma humana se colocaba ropa de Katsuki, pero había veces que lo dejaba pasar por alto, paseándose sin ninguna prenda puesta, a lo que el mayor quería evitar a toda costa. Ante aquello, el pecoso asintió con la cabeza en señal de que comprendía. —No saldrás de aquí sin importar la razón. –No quería poner en riesgo su vida por la estúpida curiosidad del joven, tampoco levantar sospechas de los vecinos si veían constantemente al joven. —Tampoco abrirás la puerta a ningún desconocido. –No quería repetir el mismo problema que sucedió con Todoroki ni mucho menos experimentar aquella molestia que presenció en aquel momento. —Y por último, pasarás las noches en la habitación de invitados. –Si estaría día y noche como humano lo mejor sería que durmiese en una cama, la que tenía era bastante pequeña, además... Sería raro que una persona durmiese en una cama para gato.

—Está bien. –Por el momento no le prestaba tanta atención a las reglas, estaba tan emocionado con la idea de pasar aquellos días en la forma que más le gustaba que ignoraba las reglas, mientras disfrutaría de su primer día de aquella que seria su nueva rutina.

Bakugou soltó un profundo suspiro, puede que el pecoso hubiese "entendido" los acuerdos, pero algo le decía que hiciese lo que hiciese, le traería problemas. Pero no habría de otra.

Luego de repasar algunos detalles sin mucha relevancia, como por ejemplo qué debía de decir si llegado algún invitado, sobre qué ropa podría ponerse y cual no y la restricción de comida.

Finalizado con ello, llegó la hora de la cena, y, debido a que Izuku realizó una mueca cuando el mayor mencionó la comida de gato, no tuvo de otra más que darle un poco de la comida que su madre dejó para aquel día, tampoco quería que el pecoso muriese de hambre, aunque la idea fuese tentadora.

Así que ambos jóvenes se dijeron al comedor, en donde Izuku simplemente se sentó a esperar, balanceando las piernas en espera, mientras que Katsuki servía los platos con la respectiva cena.

Minutos después, éste apareció sosteniendo dos platos de Sopa Miso para ambos.

Dejó uno frente al pecoso y el restante al otro extremo de Izuku, sentándose en la silla que quedaba en aquel lugar. El ángel observó atentamente aquel platillo que le habían dado, la boca se le hacia agua de solo verla, el olor no se comparaba a la típica lata de atún que solía comer, o las crujientes croquetas para gato.

Una vez que analizó lo que estaba frente él, juntó sus manos y agradeció por la comida, tan típico en la costumbre japonesa, mientras que el rubio simplemente le miraba con una ceja alzada, a diferencia de los buenos modales del otro, éste se quedó callado y prosiguió a tomar la primera porción de su cena.

Enséñame a no estar solo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora