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Capítulo veinticuatro. 

Un amor puro.





Eran pasadas de las diez de la noche, algo tarde para cenar, pero todo aquel remolino de emociones y sensaciones le habían abierto el apetito a ambos jóvenes quienes, a pesar de que relativamente hace poco habían consumido alimentos.

Un silencio invadía la cocina, uno cálido y acogedor para ambos, Katsuki se encontraba dándole la espalda al pecoso, centrándose en la preparación de un sencillo sándwich, pues algo más pesado les caería mal al dormir.

La pequeña sonrisa que tenía Izuku en su rostro era un signo claro de su felicidad pura, con ambos codos en la mesa, sosteniendo así su cabeza con sus palmas mientras balanceaba sus pies cual niño pequeño, siempre, sin quitar la mirada de la persona que había tomado el lugar más importante en su corazón; Katsuki.

Y por parte del rubio, sus labios querían curvearse en una sonrisa donde manifestara toda esa felicidad que lo hundía completamente, pero su orgullo se lo impedía, debía de mantener la compostura.

Segundos después, Katsuki había finalizado con la preparación de los sándwiches, colocándolos en un plato, para luego girarse hacia donde el pecoso se encontraba y así irse a sentar en la silla que se encontraba frente a éste.

Ambos se miraron y sin advertencia alguna, las mejillas de los jóvenes se ruborizaron, la boba sonrisa que tenía Izuku incrementó y por fin, los labios del rubio cedieron y se curvearon, imitando la sonrisa que el pecoso tenía.

El plato se dejó sobre la mesa y Katsuki tomó lugar, bajando la mirada. Hubo unos segundos en donde ninguno de los dos hizo o dijo algo. El primero en hacer algo, fue el rubio, quien alzó la mano y tomó uno de los sándwiches, cosa que le siguió el contrario.

—Hmmm... –Emitió Izuku, centrado su esmeralda mirada en Bakugou, ganándose rápidamente su atención el cual había mordido el alimento. —¿Esto significa que somos novios? –Cuando finalizó, Katsuki se atragantó y comenzó a toser, haciendo preocupar levemente al pecoso.

El leve rubor que se encontraba en las mejillas del mayor se intensificó, frunciendo el entrecejo ante el hecho de que no hallaba una respuesta.

Evidentemente que lo serían, eso es lo que él quería, aunque, no sabría muy bien cómo se pedía eso, qué se tenía que hacer ¡No sabía absolutamente nada del tema! Por ello, el que Izuku haya sacado tan repentinamente el tema sobre el noviazgo, le había hecho sentir algo nervioso.

Respiró con profundidad, para luego mirarle de reojo, desviando tan pronto como se percató que el contrario le miraba de igual manera.

—Egh... A ti... ¿A ti te gustaría... eso? –Hizo su mayor esfuerzo para que su voz no se notase aquel temblor provocado por su nerviosismo, pero claramente que eso no sucedió, se maldijo internamente ante lo estúpido que seguramente se veía.

—Bueno... –El latido de su corazón se hizo más rápido, sintiendo a la perfección como chocaba con fuerza contra su pecho. Sonrió de manera leve y le volvió a mirar, asintiendo con determinación por lo que dijo. —Me encantaría. –Confesó con seguridad mientras sus mejillas se volvían a ruborizar.

No quería admitirlo, pero haber escuchado su respuesta le había hecho increíblemente feliz, no creyó que algo tan ridículo como aquel tema del noviazgo le hiciera tan feliz, lo que si no pudo reprimir por la leve sonrisa que se formó en su rostro, no se percató en qué momento aquello había sucedido, quién si se dio cuenta había sido Izuku, quién quedó conmovido ante aquella hermosa sonrisa que le hacia sentir un calor en su pecho, sintiéndose de igual manera que el rubio; feliz y completamente enamorado.

Enséñame a no estar solo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora