• 2 •

10.6K 1.4K 1.2K
                                    


   Capítulo dos. 

¿Un ángel?






Katsuki Bakugou, era un joven de diecisiete años que cursaba el segundo año de preparatoria en el instituto que se encontraba en la ciudad donde él vivía. Hace tan sólo un día antes había adoptado un felino con el cual se sentía identificado debido a que ambos estaban igual de solos, pero... en ese preciso momento... Aquel gato ahora era un chico.

—¿¡AHHHHH!? –Gritó a todo pulmón Katsuki, haciendo que el sujeto encima de él tuviese que cubrir sus oídos para que éstos no se lastimasen ante tal fuerte grito.

—Hey, no grites tan fuerte. –No era para tanto después de todo.

Enseguida fue empujado por Katsuki, tirándolo al suelo para que se alejara de él. El más alto se arrastró hacia atrás para tomar distancia, aun siendo incapaz de creer lo que estaba pasando.

Perfecto, ya se había vuelto loco.

—¿¡QUÉ MIERDA ERES!? ¿¡Y QUÉ HACES AQUÍ!? ¿¡DÓNDE ESTÁ ESE ESTÚPIDO GATO!? –Comenzó a interrogarlo, posiblemente era un demonio o clase de espíritu, no creía en esas cosas, pero en ese momento era la única respuesta lógica que encontraba.

—Como te dije, mi nombre es Izuku. –Volvió a repetir. —Soy... Uhmmm... Algo así a lo que los humanos llaman "ángel". –Dijo. El otro le miró incrédulo, no podía ser verdad eso, los ángeles no existían... ¿O sí?

—¡Ah, perfecto! Vienes por mí ¿No es así? ¡No es el momento para que yo muera, así que lárgate! –Tomó un cojín de su cama y se lo aventó, se negaba repetidas veces el hecho de que debía de morir, aún había muchas cosas que quería hacer, puede que fuese un asco de persona pero eso no significaba que tenía que morir.

—No, no. No vengo a llevarme tu alma si es lo que piensas, de eso se encarga el Dios de la Muerte. –Se encogió de hombros por lo que dijo, se estaba alterando demasiado. —¿Cómo puedo explicártelo? –Llevó una de sus manos a su barbilla y pensó, buscando la manera más sutil para no alterarlo de más. —¡Verás! Hay ángeles como yo que no queremos ser lo que somos. No queremos ser ángeles ¿Entiendes?

—¿Ehhh? –Soltó un suspiro pesado, parece que no lo había hecho.

—Sí, sí. En vez de eso anhelamos ser humanos como tú. Por eso mismo, la gran y poderosa Diosa de la Vida, nos ha dado una oportunidad a todos nosotros que no queremos ser ángeles. Nos ha concedido la forma de animales, para conseguir ser un humano debemos de probar que éstos en verdad son buenos ¿Y sabes cómo? –Lanzó la pregunta, pero evidentemente Katsuki no respondió. —¡Dándonos cariño y aceptándonos como tal! Ahora mismo tú y yo estamos unidos, desde ese momento en donde le mostraste compasión a un gato y le ofreciste un hogar, te convertiste en el humano que me ayudará a convertirme en uno. –Explicó todo lo que tenía que decir, pero el otro seguía sin entender nada de lo que dijo aquel fenómeno.

—Estás diciendo que quieres ser un humano.

—Así es.

—Y para eso tienes que estar con otro humano.

—Así es.

—Y por lo tanto, yo tengo que cuidar de ti.

—¡Bingo!

Enséñame a no estar solo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora