Enséñame a no estar solo.

• 4 •

Capítulo cuatro. 
Él es Izuku, "amigo" de Katsuki. 

Dos semanas había transcurrido desde que Izuku había aparecido. Tal y como lo había imaginado Katsuki, todos los días tenía que andar besando al gato, aun insatisfecho con eso, le jodía el resto del día con que quería tener el cuerpo de un humano, fastidiándole más.

De hecho, aquel día era uno de ellos.

Bakugou se encontraba leyendo un libro que era tarea del colegio. Aunque más bien era un "intento" de leer, ya que la voz de aquel gato no dejaba de molestarle.

—¡Katsukiiii~! Por favor, bésame. –Repetía una y otra vez aquel gato, moviendo su cola de un lado a otro, esperando llamar su atención. —Quiero ser una personaaa. –Parecía ser los chillidos de un gato que pedía comida, pero lo que éste animal pedía era mucho más problemático que la comida.

—Cierra la estúpida boca. Y no, ya es tarde y mis padres no demoraran en regresar. –Habló mientras cambiaba de página. Pero a pesar de haber dicho eso, no cayó con las peticiones de Izuku.

—Sólo será un ratito ¿Si? –De su frente sobresalió una venita, comenzaba a serle muy molesto eso.

—Entiende que no. –No iba a aceptar, chillase o rogase cuanto quisiera, no lo haría.

Creyó que luego de decir aquello, continuaría molestándole, pero no fue así. Se escuchó silencio absoluto, cosa que confundió a Katsuki. Dejó momentáneamente el libro sobre el escritorio que se encontraba en su habitación y giró para buscar al gato. No había nada.

—Qué rayos... -¿A dónde se había ido? Hace tan solo unos segundos que estaba hable y hable, y ahora, no sólo su voz había cesado, también había desaparecido.

Decidió restarle importancia, quizá se había hartado y fue a jugar a otro lugar. Volvió a girarse para retomar su lectura, pero cuando se dio cuenta, Izuku estaba en el escritorio y se le aventó encima, tumbándolo de la silla. Actuó rápido y unió su nariz a los labios de Katsuki, volviendo a aparecer la típica nube de humo, lo que indicaba que se había transformado.

—Serás... -Gruñó molesto Katsuki, le había engañado con la idea de que se había rendido. Rendirse nada, le obligó a tener que besarlo.

—¡Waaa! ¡Así está mucho mejor! –Aquel chico desnudo se colocó de pie y dio un giro sobre su lugar, en verdad que le gustaba estar de esa forma.

—¡Ven aquí maldito! Nunca te di el permiso para que hicieras eso. –Katsuki se colocó de pie y miró molesto al peliverde.

—Si no lo hacía no podría haberme transformado. –Sonrió alegremente, no importaba que el otro estuviese disgustado por su acción, él quería estar así, ver toda aquella variedad de colores y no sólo conformarse con el blanco y negro.

—Ven aquí de una maldita vez. –Katsuki se le aventó para poder atraparlo y volverlo a su forma gatuna, pero el pecoso no quería y lo esquivó, comenzando a perseguirlo de nuevo.

Izuku reía divertido por aquello, le parecía gracioso era como un juego, pero no era lo mismo para Katsuki, cada segundo que pasaba la molestia incrementaba.

Hasta que escuchó como la puerta principal se habría.

Ambos jóvenes se quedaron congelados tras escuchar aquel sonido, eso sólo significaba que...