Basilton

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El moreno se encontraba moviendo los dedos a un compás que demostraba su ansiedad y, cómo los nervios fluían con avidez en su interior.
Había tenido un largo y aburrido verano, ¿lo peor? sin observar el bonito, y estúpido, rostro de Snow, y aunque nunca lo admitiría en voz alta, lo extrañaba muchísimo.
Para su desesperación, Fiona, su tía, no hacía gran esfuerzo por salir pronto del mini súper en el que se había metido en la búsqueda de un gran vaso de café.

Baz cerraba los ojos con impaciencia y segundos después, la puerta del auto se abrió con un estrepitoso sonido, la mujer murmuraba palabras altisonantes entre dientes.

'¿Podrías apurarte siquiera un poco? Odio llegar tarde', le recriminó ofreciéndole una mala mirada.
'Tú siempre estás preocupado por la escuela', musitó Fiona, arrancando el coche y uniéndose de nuevo a la carretera.

El camino a Wattford, con el tiempo, ya había dejado de ser tedioso y largo, pero, seguía siendo una gran ola de frío y calor al mismo tiempo para Baz. Se encontraba anhelante por llegar a su habitación y tirarse en la cama, y, ¿por qué no disfrutar, secretamente, de la compañía ajena?

Wattford no era un sitio que amase, suponía, de hecho, que lo único bueno de la estúpida escuela, era que podía verlo. Pasaba a ser el lugar que odiaba y amaba al mismo tiempo, casi molestamente podía admitirlo a sí mismo. En parte, le gustaba porque él estaba ahí y lo odiaba porque ahí estaba él.

Snow, su compañero de habitación, era detestable, y guapo, tan guapo que la mayoría del tiempo lucía hermoso, y eso, en una gran manera, irritaba a Baz. Tampoco habría que dejar de lado que el rubio podía ser una pesada bola de pretensión, ni que iba de un lado a otro atosigándolo, diciendo, constantemente, algo que sólo podía causarle risa. 'Baz, ¿qué planeas?'. Rodó sus ojos riendo al escuchar aquella vocecilla molesta en su mente. Podría responderle al idiota algo como: 'Besarte, tarado'. Y eso jamás ocurriría.

Podría tener a Snow en su habitación, frente a él y aun así, no poder decir nada acerca de sus sentimientos, no tocarlo y esa imposibilidad, simplemente, le hacía sentir un dolor en el estómago, un frío en el cuerpo y un nudo en la garganta. Y eso hacía que lo odiara, el tenerlo siempre y no con él. Tanto odio que tenía hacia Snow le hizo pensar que, de verdad, Snow era un idiota, y Baz era mucho más idiota por haberse enamorado de alguien que no tendría nunca.
Y cómo para qué pensar que Snow en algún momento se enamoraría de él, por favor, ¡como si Snow fuera a romper su orgullo para querer a Baz!
Su peor enemigo.

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