Simon

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El regreso a Watford siempre era un respiro para Snow, él de verdad adoraba con todo su ser el estar fuera de cualquier casa hogar y la escuela se había convertido en ese refugio. Extrañaba las largas tardes de comida y los momentos en que podía ir a la cocina, podía comer cuanto quisiera sin molestar a alguien. Por otro lado, también muy a menudo extrañaba los prados o tomar caminatas con Penny, incluso extrañaba al idiota de Baz. Su compañero.
Basilton, era miembro de las familias más antiguas, un posible asesino y vampiro, un odioso y sarcástico. Un... ¿qué?

Si pensaba sobre lo que más extrañaba a su mente llegaba ella. Penny, su mejor amiga, siempre cabía dentro de Simon el echarla de menos y la reciprocidad estaba en su relación porque ella demostraba la misma preocupación por él. Más de una vez había querido contactar con él y eso incluía cualquier situación que lo hiciera quedar como tonto. Como cuando se inclinaba para hablar con su lápiz que, extrañamente parecía ser una aparición de Penny, o cuando se había logrado trasladar en medio de una cena, haciéndolo quedar como tonto; después de todo él solo sonreía.

Penny pasaba todo el verano en casa y Simon pasaba el verano en la casa hogar, se sentían alejados físicamente pero su conexión era distinta, en ocasiones Simon pensaba que podían comunicarse más allá de lo físico.

En último lugar estaba Agatha: su novia. Hacía mucho tiempo en que ya no la miraba de la misma forma, con tanta ilusión. Quizás así se sentía el amar, pero no tenía tanto ánimo de buscarla. Si bien era cierto que se sentía cómodo con Agatha y la pasaba bien con Penny y con ella, lo más crudo y real era que: Simon la veía como una amiga. No como Penny, Penny era su amiga y Agatha era una amiga.
Por fin en el tren, Simon pudo recostarse en el asiento, aunque sin confiarse del todo, por lo que no se durmió y se dedicó a comer barritas de fruta que había comprado. Miraba por la ventana cuando su estómago rugió con urgencia. Se imaginó los bollos de cereza con tal de olvidar un rato el hambre, pero eso lo empeoró mucho más. Ya deseaba comer todo lo que pudiera. Deseaba Watford.

Al llegar a la estación de tren, felizmente notó que Penny estaba con su madre esperándolo. La señora Bunce fruncía continuamente el ceño y tenía cara de preocupación, pero la señora Bunce siempre lucía de esa forma. Penny se lanzó a sus brazos cuando lo vio y le estrechó la mano segundos después, jalándolo nuevamente a sus brazos.

'Pero mira que has crecido un palmo', se quejó Penny arrugando la nariz y pellizcándolo en la mejilla. 'Auch', murmuró.

La señora Bunce lo ayudó con la única maleta que llevaba y los condujo a su auto, y le acarició el cabello con gesto maternal.
'¿Qué has hecho en el verano?', exigió saber Penny con cara de emoción como si no supiera la respuesta de siempre.
Una de las cosas que Penny amaba era el cuestionar cosas, lo sabía por experiencia.

'Uhh...',balbuceó pensando qué cosas interesantes podría haber hecho en la casa hogar, 'pulseras de macarrones'.

Penny soltó una carcajada ante lo que dijo y Simon la miró con seriedad. Era verdad que el muchacho se la había pasado haciendo eso, buscando en su bolsillo le entregó una pulsera de muchos colores.
Las casas hogares en las que vivía lo obligaban a hacer ese tipo de actividades. 'Recreativas', decía la señora que lo miraba constantemente por debajo de sus gafas cuando le entregaba los macarrones. Rodó los ojos bufando.

'¿Agatha se comunicó contigo?', Penny le ofreció una barra de chocolate.

Simon la aceptó gustoso y la abrió de inmediato, dándole un mordisco respondió:

'No, en todo el verano no he sabido de ella', se encogió de hombros restándole importancia.

Cuando llegaron a Watford Penny le ayudó a bajar su maleta y la madre de la chica se adelantó llevando su equipaje a la habitación de ella, pero muchas cajas se asomaban en la cajuela.

Penny lo acompañó hasta su habitación y sin saber cómo lo hacía se metió en ella. Penny no debía entrar a la habitación de los chicos. Las chicas no debían entrar a las habitaciones de los chicos, sin embargo era algo que continuamente hacía y se negaba a revelar su secreto a Simon.

Las cosas de Baz aún no estaban y Simon sintió una repentina tranquilidad.

'Voy un paso adelante de él', en voz alta habló.

Pero Baz salió del baño y Penny se burló diciendo: 'Creo que él va un kilómetro adelante de ti'.

Baz les soltó una mirada crispada de burla y siguió su camino fuera, dejando la puerta cerrada en silencio. Penny y Simon voltearon uno al otro y se encogieron de hombros. Ella lo ayudó a acomodar sus cosas en un rápido hechizo:
'A su lugar todo y en orden'.

Penny se excusó diciendo que debía dejar sus cosas en su habitación y acomodarlo todo, salió casi corriendo de ahí y desapareció en el largo pasillo de la torre.

Como no Simon no tuvo algo que hacer en la habitación salió y fue en busca de comida. Algo que por esos instantes más necesitaba.

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