Simon

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Baz y yo hemos pasado los últimos meses discutiendo por cosas tontas, claro lo bastantes tranquilos. No nos hemos gritado desde la última vez en la oficina del Hechicero.

Y él se la pasa diciéndome insultos o mirándome con cara de desprecio, como siempre. Pero no se ha vuelto a acercar a Agatha al igual que yo. Y me parece una tregua justa.

— Dejaste tu pasta de dientes en el piso y me he ensuciado los pies — se quejó mostrando sus ahora no perfectas calcetas.

— Me has escondido mi varita — reclamó — Snow estúpido.

— Yo no la tengo — me queje como un niño pequeño.

Y una hora después la encontró en medio de su libro.

Se molestaba porque nuevamente lo siguiera y aunque sabía lo que era, me parecía que seguía planeando algo. Baz no me había hecho nada malo estos últimos meses y después de su discurso sobre cómo en serio le importa un bledo lo que hago se podría dar a entender que no planea nada, pero yo no puedo pasar la vida con tranquilidad. Paz no es algo que tenga en mi vida.

Y todo lo malo comenzó cuando decidí seguirlo, nuevamente, y él me golpeo empujándome contra la pared y yo tuve tantas ganas de besarlo.

Los últimos días había estado siguiéndolo más que de costumbre, a cada lugar. Sin importarme que me viera más horrible que normalmente. Hasta que de verdad se fastidió de tener una sombra y me volvió a gritar. Diciéndome que lo dejara en paz. Me arrinconó y me miró a los ojos.

—Deja de seguirme Snow.

Cada letra la dijo lentamente como si hablara con un tarado. Pero no hacía caso sus palabras. Volvió a pasar una escena parecida a la de en la oficina. Me quede mirando sus labios y sentí el impulso de acercarme a él, pero sin obedecer mis impulsos me solté del agarre y eche a correr sin parar hasta la habitación.



Y no sé qué rayos me pasa ahora cada vez que lo miro, no puedo evitar pensar lo atractivo que es. Y he evitado a toda costa algún acercamiento a él. Pero los pensamientos respecto a su atractivo no paran y no puedo hacer algo para evitarlos. Y decidí hacerle caso y no seguirlo más, pero ignorarlo toda la vida no puede hacerse siempre.

Esta es la última semana antes de vacaciones y yo no sé qué debo hacer, normalmente era ir con Agatha y su familia, pero en estos momentos definitivamente no es una opción. Desde que terminamos no nos hemos dirigido la palabra y yo no quiero hacerlo.

Penny está al lado de mí planeando todo.

Sus palabras están al aire y con un fascinante hechizo.

Estoy hablando al aire, ella dice algo y se escribe, claro solo si ella quiere que se borre lo hace.

Navidad con Simon

Esas palabras resaltan y yo no evito emocionarme, es la primera vez que pasaré las vacaciones solo con ella y acaba de decirme apenas mediante el hechizo.

En ese momento Baz entra a la habitación pero ya se le ha hecho costumbre que Penny esté así que no tiene más remedio que ignorarnos o mirarnos mal.

— Vamos a leer libros e investigar más. — ella dice emocionada.

— ¿Investigar qué? — abro los ojos como platos y niego con la cabeza. — ¿De qué hablas Penny?

— Tenemos que investigar sobre algo, me parece raro que no haya pasado algo mientras y no me siento bien sin trabajar. — hace un mohín con los labios.

Baz nos mira con los ojos en blanco y parece que va a decir algo, pero solo se acuesta en su cama y yo no puedo dejar de mirarlo. Y suspiro de forma que solo Penny se da cuenta pero sonríe con complicidad. Siento que mis mejillas se sonrojan y tengo que salir de ese lugar. Penny me sigue dando un portazo y me toma del brazo.

— ¿Qué pasa? — murmura confundida. — ¿Por qué huyes? 

— Penny... no me hagas hablar de esto, ahora — hablo entre dientes con desesperación.

— ¿Estás molesto? Porque si lo estás debes mantener el control.

— Estoy bien. Solo cansado. Vamos por comida ¿sí?

Vamos al comedor y me tranquilizo, pero mi mente sigue en el chico de cabello negro y ojos grises.

Tan guapo.

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