CAPÍTULO VIII

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Cuando llegué a la nave donde estaban ensayando, me quedé más asombrada que lo que estuve durante su concierto. Bailarines, proyecciones por las paredes, láseres apuntando a todas partes, y mucho ruido. Al fondo pude distinguir a Anya y a Lexa hablando con uno de los técnicos puliendo alguno de los temas que quedaban pendientes. Me acerqué a ellos y me inundaron unas ganas enormes de besarla. Tres días sin hacerlo habían sido demasiados ya. Pero en lugar de un recibimiento más cálido lo único que recibí fue un ligero movimiento de cabeza por su parte. Anya se interesó más de mi presencia y nos separó de ellos para poder hablar más tranquilamente.

- Creo que tengo que darte la enhorabuena, Clarke. Te las has apañado bastante bien tú solita.

- Tampoco fue tan complicado. Tenéis más lío aquí que el que yo he tenido todo el...- Lexa se acercó al escenario improvisado y se puso a bailar siguiendo a los bailarines, moviendo al cadera a la vez que se subía poco a poco la camiseta, haciendo que mi mente se fuera allí y me olvidara de la conversación que estaba teniendo en ese momento.

- Clarke, ¿Estás aquí?-siguió mi mirada y volteó los ojos mientras sonreía y negaba con la cabeza- No baila tan bien como para que te distraiga, Clarke.

- Sí lo hace. Pero no estamos hablando de eso. -Me centré en la conversación intentando eliminar de mi cabeza esa imagen-Anya, quería comentarte un par de cosas de los chicos, pero te veo liada, mañana si tienes un rato...- se me iba la mirada a su culo. Debería estar prohibido que llevara esos vaqueros. -Me voy a ir ya, necesito... despejarme un poco. Ya me explicarás todo esto... otro día.

- Clarke, es domingo, no tenías ni que venir. Aprovecha los ratos libres que tienes, que viene un verano movidito para todos. -Me sonrió sincera y se dio la vuelta mientras llamaba la atención de Lexa para volver a hablar con los técnicos. -¡Mañana a las 9 te quiero en la oficina!

- ¡Gracias Anya! Hasta mañana.

Me quedé unos segundos más mirando a Lexa, que se limitó a guiñarme un ojo y fue a retomar su conversación anterior. ¿Esa es la atención que me va a dar después de no vernos en todo el fin de semana? Saqué mi teléfono.

Más te vale que tu sorpresa implique más atención que eso... y algo de ese bailecito también, morena... me voy a casa, llámame luego.

Cuando llegué a casa, me tiré en el sofá y cerré los ojos. Había sobrevivido al primer viaje en solitario. Incluso algo más. Había sido increíble. Poco a poco estaba aprendiendo alguno de los secretos de este negocio, pero seguía a años luz de ser quien quería ser, de llegar a donde quería llegar. Sin darme cuenta se me cerraron los ojos, hasta que el timbre me sorprendió. 21:30. Abrí la puerta y me encontré a un chaval de una floristería, con una rosa y un sobre. De repente me puse nerviosa. Era una idiota. ¿Me ignora y después me hace estas cosas? Era para matarla. A besos. Era lo único que me apetecía.

No tenías que haberte ido. Te espero aquí.

Lex

El polígono estaba mucho más despejado que esa tarde, a pesar de que tampoco había demasiado movimiento por ser domingo. La puerta de la nave estaba entornada, la empujé y me invadió la oscuridad.

- ¿Lex?-De nuevo aquí estaba, en medio de una película de terror.

- Sshhh...-Me abrazó por la espalda y me besó el cuello. -Quiero enseñarte una cosa...-fue subiendo muy despacio por mi cuello-pero también tengo hambre. De ti. -Mi pulso ya no era ni medio normal. Respiré hondo.

[Clexa AU] Cuando me elegí a míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora