CHAPTER 7.

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Editado.

Una plegaria por días normales.

Al final, tan solo acabé enviándole a Allison un mensaje de feliz cumpleaños que, claramente, no fue respondido. Bufo, quitando un mechón verde de cabello fuera de mis ojos y dejo mi móvil sobre las colchas arrugadas mientras cruzo las piernas y me quedo mirando fijamente el techo en busca de algo que hacer, algo que me distraiga al menos por un momento.

Inflo las mejillas y me quito la peluca de la cabeza, tirando en conjunto la redecilla color piel para liberar mi cabello, alborotándolo en el proceso. Aprovecho de quitarme los lentes de contacto y guardo todo en su debido lugar justo al tiempo que el timbre de mi teléfono anunciando una llamada entrante retumba entre las paredes de mi habitación.

Frunzo la frente y me lanzo sobre a cama para cogerlo entre mis manos.

Lydia.

Tuerzo los labios. Me había olvidado completamente de ella y eso me hace sentir como una pésima amiga, teniendo en cuenta que ayer la deje a su suerte con un alterado Jackson Whittemore a su cuidado y, no es como si aquel soquete tuviera mucha experiencia con chicas de nervios crispados y con posibles traumas para nada pasajeros. Suelto un suspiro y atiendo la llamada, dejándolo con el altavoz.

—Lydia.

Piper —sé que no estoy alucinando y su voz realmente suena arrastrada cuando dice mi nombre al otro lado de la línea. La risa al final me deja más que claro que está bastante dopada—. Piper, Piper, Piper... tu nombre es bonito, creo que nunca tuve la oportunidad para decirte que tu nombre es muuuuy lindo. Me gusta.

Hago una mueca con los labios caídos. En situaciones como estas, es imposible razonar con ella, así que me siento en la obligación de seguirle el juego pese a que va en contra de mi buen juicio.

—A mí me gusta tu nombre también, Lydia —musito con voz suave y ella suelta una risita—. Ahora, dime, ¿cómo te encuentras?, ¿estás descansando en tu casa?

Así es, mi mamá me dejó un par de pastillas para que me calmara. Aunque resulta que la más tocada fue ella que yo —hace una pausa para soltar otra risa y niego con la cabeza—. ¿Sabes? Anoche no tuve la oportunidad de hablar contigo sobre el accidente con el puma y Jackson se fue tan pronto mamá fue a buscarme ¿estás bien? ¿También te quedaste en tu casa hoy?

Vale, lo admito, su preocupación hacia mí era enternecedora.

—Sí, me quedé en casa. No estaba de ánimos para ver caras en la escuela —digo, removiéndome en las colchas hasta quedar de cara al techo.

Sé lo que se siente —dice, con una repentina voz baja y vulnerable que me hace quedar viendo la pantalla de mi móvil—. De todas formas y teniendo claro que no quieres ver caras, ¿quisieras venir a verme solo a mí? Mamá saldrá de compras a la tienda y no me quiere dejar sola, ¿qué dices? Podría ser una tarde de chicas —la sorpresiva propuesta me deja sin habla—. Sé que Allison estará muy ocupada hoy y en vista que no cuento con muchas amigas cercanas y francas como tú, sería genial tener una tarde tranquila viendo películas y, no sé, pasar el rato. ¿Te dejaran tus padres?

Repito, la propuesta me tiene de cabeza y muda. Sin embargo, hago hasta lo imposible por recuperar el habla.

—Preguntaré y te llamaré de vuelta, ¿estás bien con eso?

Hay un minuto de silencio y escucho el sonido de colchas moviéndose junto a un largo suspiro, quizás demasiado largo.

De acuerdo, estaré esperando —dice al final, cantando las últimas palabras antes de colgar y, por un momento, ni siquiera sé en qué me metí en realidad.

Alive→Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora