CHAPTER 14.

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Los muertos caminan y los vivos se manifiestan.

—¡A la derecha! ¡A la derecha!

—¡No! ¡A la izquierda! ¡Gira a la izquierda!

—¡Podrías bajarle a la velocidad! ¡Piper, nos mataras!

Resoplo un mechón rubio de cabello cayendo frente a mis ojos y chasqueo la lengua, dando un brusco movimiento que me hace derrapar hacia la derecha, le meto cambio y piso con fuerza el acelerador. Scott y Stiles jadean y chocan contra los asientos y paredes dentro del camaro de Derek, como si fueran ellos quienes estuvieran detrás del comando principal y combatiendo como un piloto de carreras en un circuito con muchos atajos y callejones.

Sin embargo, mi emoción va por sobre los gritos y los intentos de darle dirección al automóvil en base a las sugerencias sin sentido de mis dos copilotos, ya que mi posición bajo la mira y persecución de la psicótica Kate Argent y el hecho de que esté conduciendo sin licencia el auto de un hombre lobo, elevaba mi frenesí y mi euforia por sobre cualquier otra emoción.

Estaba fascinada y con una sonrisa de oreja a oreja, tratando de meterme por cualquier callejón con tal de seguir siendo el blanco de Argent hija y despistarla para darle al muerto viviente de Derek una posibilidad de escape de la policía y del experimentado cazador que es Chris Argent.

Miro por los espejos laterales para asegurarme de que Kate Argent todavía estuviera tras nosotros, pero en un parpadeo, las luces de su carro ya no nos persiguen y el automóvil se pierde hacia otra ruta.

—Mierda —me escucho mascullar y derrapo con fiereza para doblar a la izquierda. Mis acompañantes se quejan—. Ya no nos sigue. Revisa la radio Stiles.

Respirando agitadamente, Stiles me envía una sola mirada antes de encender la radio que capturaba la transmisión directa de la movilización policiaca, una que, por supuesto hurtó de su padre, y escuchamos con atención las palabras de la persona dando el informe.

A todas las unidades, el sospechoso va a pie dirigiéndose a la fundición.

Chasqueo la lengua y me escucho despotricar por lo bajo en alemán, virando en un desvío en dirección a la fundición con tal de salvarle el trasero a Derek y evitar un homicidio. Por suerte, el dichoso lugar no quedaba tan lejos de dónde me hallaba conduciendo y poco tardo en llegar, oyendo el sonido inconfundible de disparos cortando la noche y pequeñas luces brillantes que perfectamente cumplían con la idea de cegar la visión superior de un hombre lobo.

Un plan rápido se formula en mi cabeza y le pido a Scott que me entregara la bolsa que lancé en el asiento trasero cuando me instalé en el lugar del piloto. Rebusco en el interior hasta dar con lo que deseaba y la comisura de mi labio se alza mientras giro y derrapo de modo que mi ventana diera con la figura de Argent.

Con mis dientes tiro del seguro de mi bomba de humo y la lanzo al suelo en el acto.

—¡Súbete rápido, Derek! —grito y él responde corriendo hacia el camaro para quitarle el asiento a Stiles.

—¡Vamos, vamos! —apuran desde atrás y piso el acelerador.

Los Argent pierden nuestro rastro tras la nube de humo y no puedo estar más complacida conmigo misma por mi buena obra del día.

—¿Qué parte de quedarte tumbado no entiendes? —escucho como le reclama Scott a Derek en cuanto nos veo fuera de peligro.

Ajena, saco de mi bolsillo una piruleta y la meto en mi boca, saboreando el dulzor que me ofrecen los frutos rojos del bosque.

Alive→Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora