el pasado de sonic

depresión

Al separarme de sus labios y ver esos ojos opacos rompí en llanto, ella se había ido, la única cosa que me mantenía con ganas de vivir simplemente desapareció, traté de hacerla moverse, besé sus labios nuevamente tratando de obtener alguna reacción, vendé sus heridas tratando de sanarla en vano, traté de cocerlas, traté de moverla...pero ella ya no estaba allí, obviamente nada funcionó, me puse al lado de la cama y llore de rodillas mientras pensaba en todo lo que había sufrido, yo no lo soportaba, quería llorar a mas no poder, no quería seguir pero... ella me dijo que lo hiciera por ella, ahora debía vivir para cumplir su último deseo... ser un héroe...ser bueno...

Esa noche fue muy solitaria, no me atrevía a aceptar la idea de su muerte y solo me recostaba a su lado acariciándola mientras aun limpiaba la sangre de su pelaje y púas tratando de engañarme a mi mismo de que ella solo estaba tomando una siesta.

- Mi bella lira.........¿estas...cansada verdad? bien...recuerda que....ya llevaremos 2 años juntos...solo.. quería darte esto...hemos sido...tan... unidos...y te he amado tanto...que quisiera que fueras...q-que...f-fu-fueras

Me desmoroné enseguida, faltaba tan poco para poder decirle lo mucho que la amaba, saqué el regalo que planeaba darle un zafiro que me costó encontrar en una cueva y pasé días buscando, el cual había colocado con ayuda de un herrero en una sortija hecha de acero, no era lo mejor y estaba consciente de ello, pero tenía toda la ilusión del mundo de que quizá, en vida, ella habría dicho que sí a mi petición, que habríamos por fin podido vivir amándonos como yo lo había soñado....

puse el aniño en su mano mientras aún lloraba con el alma su perdida.

- mi amor no me...dejes.........solo........no tú también...... yo...no quiero...vivir sin ti...

Me acurruque en su pecho y estaba tan frio, esos latidos que me arrullaban cada noche...se había ido......

lloré en su pecho quien sabe cuánto tiempo hasta que finalmente me desmayé en su regazo.

Al día siguiente al despertar solo sentí el frio de su cuerpo, el frio de la muerte.

yo solo lo ignoraba y recordaba como ella me acariciaba, volví a llorar y miré su rostro opaco e inexpresivo, me negaba a aceptar que la había perdido. Actúe como si durmiera acariciando sus púas...eran blandas como si ella estuviera tranquila, eran como las de cualquier erizo al morir.

Acaricié su cabeza mientras me convencía a mí mismo de que solo estaba relajada mientras decidí cerrar sus ojos, esos ojos hermosos que ahora, yacían sin ningún color, sin el color zafiro profundo que me cautivaba cada mañana al despertar, sin el alma de quien mi alma poseía.

Ese día solo estuve en la cama a su lado, ignorando mi hambre, mi sed y todas mis necesidades básicas excepto ir al baño.

limpiaba la cama, acomodaba sus almohadas mientras que mi mente en negación lo comparaba a cuando estaba enferma o agripada, recuerdo llegar a tratar de darle de comer fracasando obviamente en el intento.

Mi mente desvariaba y mi alma solo aullaba de dolor por la pena.