CAPITULO 6 "COMIENZO"

318 28 11
                                    

Las luces de la pista creaban diversas formas en el escenario, un montón de hombres bailando, esa una hermosa noche, una noche perfecta para poder encontrar a alguien interesante y pasar una velada de juegos en la cama, al menos eso era lo que pensaba Ludwig, quien bebía su cerveza y miraba a todos lados en espera de algún chico atractivo con quien bailar, tomarse unos tragos y pasar una noche buena, saciar a ese animal que llevaba dentro. De repente vio a un castaño, un guapo italiano a quien ya había echado el ojo hace mucho, pues era un vecino suyo quien le gustaba mucho. Se levantó de su asiento para ir a hablarle, cuando un odioso sujeto que parecía latino se le acercó y se lo llevó de ahí, ese día no quería pelear, así que no hizo nada por irle a buscar, solo se quedó sentando, esperando a su suerte alguna persona guapa con la que pudiera pasar la noche.

Aquel día, era como muchos, se vestía guapo, sexy, no muy atrevido, pero dejando ver a distancia esas posaderas que dios le había otorgado para alguna razón poderosa, y sí que eran poderosas, pues se había llevado a la cama a un montón de empresarios, jóvenes herederos, vaya, un buen de hombres que entre viejos, jóvenes, ricos y pobres, nunca se acostaba con uno feo, ese día no era la excepción. Alistó sus únicas herramientas vitales esa noche, condones, suficientes según él para tener una noche activa, con uno, o quizás varios hombres, daba igual, estaba despechado, aun no se quitaba al ruso de la cabeza, le encantaba el sexo con él, era perfecto, aunque ya lo había olvidado, nadie le llenaba como él. Así fue como Alfred se fue a un bar, al llegar puso su mejor sonrisa, se acomodó los lentes y miró a todas partes en espera de algo bueno, pero, nada le convencía.

Ludwig estaba empezando a darse por vencido, nadie del lugar le parecía interesante y el único que había visto se lo habían ganado, se lamentó un poco al no haber luchado por este, pero, al voltear a ver a la entrada, vio a un rubio alto, bien proporcionado de cuerpo, con un cara linda, se sorprendió un poco de la belleza masculina de aquel hombre, se levantó de su mesa y se le quedo viendo fijo, a ese se iba a llevar, era perfecto, al ver de perfil esas nalgas redondas, supo que podría aguantarle y que podría disfrutarle.

Alfred, miraba con desgano el lugar, no aparecía nadie interesante, se estaba desesperando e iba a hacerle caso al primer sujeto que se le insinuara, pero sus ojos se cruzaron con un rubio fornido, grande, algo de lo que buscaba, no dudo en quedarse viéndole, y cuando este se le quedo mirando se regalaron miradas insinuantes, el otro le había señalado su mesa a lo cual Jones había aceptado enseguida, se acercó a la mesa, ese hombre no parecía americano, se le notaba que era Europeo por sus facciones, pero no dijo nada, al menos no aun.

-¿Me vas a invitar?-

-Por supuesto que sí, siéntate ya pido algo, ¿que deseas?, cerveza, trago, lo que sea para una cosita como tú-

-Whisky, quiero un whisky- le observó de pies de a cabeza, se veía atlético, quizás era algún tipo de deportista, tórax amplio, brazos fuertes, muslos poderosos, sus ojos habían recorrido ya ese cuerpo, incluso había ya observado la parte media de ese hombre imaginándose que paquete traía debajo de esos pantalones.

-¿Cuál es tu nombre guapo?- pregunto el alemán mientras le daba la bebida que el mesero había traído.

-Alfred...me llamo Alfred- tomo el vaso y bebió rápido aquella bebida alcohólica -¿Y tú?- preguntó.

-Ludwig...- bebió un poco de su cerveza y se puso a contemplar a ese chico, se lamio sus labios, lo miraba con lujuria, quería solo fornicar, necesitaba follar con quien sea, había tenido unos días difíciles y eso era lo que deseaba.

-¿Por qué te lames la lengua?, ¿acaso tienes algo en tu boca?- delineo sus labios en la orilla del vaso despacio, es espera de ver si aquel sujeto quería lo mismo que él.

INEVITABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora