CAPITULO 16 "INEVITABLE"

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Era la primera vez que recibía un beso incomodo del ruso, algo estaba mal, sintió un vacío en la boca del estómago al tiempo que el pequeño ser que se gestaba en su vientre se movía.

Era la primera vez que sentía esa sensación horrible entre tristeza y perdida. Caminaba por el pasillo rumbo al estacionamiento de aquel lugar, al ver su reflejo en los cristales de las puertas de las tiendas, se notaba con el rostro desolado, sin brillo, aquel brillo con el que se despertaba todas las mañanas mientras miraba su teléfono y le respondía los mensajes a Ludwig, aquella emoción que sentía cuando sus manos rozaban con las suyas sin querer o cuando le decía lo guapo que lucía con su pancita, nada de eso sentía con Iván ahora,  estaba cometiendo el error más grande de su vida.

Al llegar al auto de Iván, Alfred se alejó unos pasos, sentía desespero, unas ganas enormes de ver a ese germano le llegó, empezó a respirar agitado, quería ver su rostro, quería despertar de esa pesadilla y volver a su cama en esa mañana cuando habían hecho el amor por primera vez, Brangiski se acercó a tratar de calmarlo, Alfred no se veía en nada bien, tenía una mirada sumamente triste.

Ludwig había arribado al lugar, había dejado su carro en el estacionamiento, esos lugares eran muy lujosos, los automóviles que estaban ahí eran de lujo y mucho mejores que su carcacha, eso le importo poco, no tardaría mucho en ese lugar, solo iba a decirle a Alfred lo que sentía hacia él.

Movía la cabeza de un lado a otro tratando de ver si podía distinguir al rubio, corrió hacia las escaleras de entrada a esa plaza central, miraba de un lado a otro hasta que logro distinguir a un hombre alto de cabellera rubia que en su costado estaba un hombre más bajo rubio, ese cabello y ese cuerpo era sin duda de su amor, casi cayendo corrió hasta ellos, cuando por fin pudo acercarse estiro la mano para tocar a Jones pero en un acto instintivo Iván abrazo al rubio y manoteo la mano del alemán, Alfred asustado por ello se aferró al ruso, pero enseguida voltio su cara y vio a esa persona que su alma anhelaba ver, se sonrojo y su corazón volvió a latir, tan fuerte como lo hacía antes, lo amaba, estaba confirmando algo que ya sabía.

-¡Aléjate muerto de hambre, no te atrevas a tocar a mi prometido!- grito con enojo el de los ojos amatista.

Ludwig frunció su ceño y miro a Alfred, no iba a discutir con ese hombre, solo quería decir lo que no había podido decirle.

-¡Lárgate! Maldito- repetía Brangiski.

Beilsmchdt estaba mirando a su amado, verlo en otros brazos no era nada lindo, calmo su ira y habló.

-Alfred yo...-

-¡Vete!- ordeno de nuevo el ruso.

-Iván cállate-

-¿Lo conoces?, ¿es enserio?-

-Sí, es el papá de mi bebé-

-Joder, ¿de verdad ese muerto de hambre es quien te preño?, no sabía que tenías pésimos gustos-

-Bájale naricitas que me estoy conteniendo para no romperte la cara por tocar a Alfred y a mi hijo-

-Ven aquí plebeyo y hazlo-

-¡Basta!- grito el americano y miro a ver serio al albino - Basta, Iván por favor, no le digas así al padre de mi hijo así que cierra la boca, y tu Ludwig- dirige su atención al rubio -¿Qué quieres?- se alejó de ambos y mientras acariciaba su pancita miraba al alemán -Dime ¿qué haces aquí?, ¿cómo sabias que estábamos aquí?-

El eslavo gruño y les dio la espalda, dejaría que hablaran, bueno era lógico, aquello en el vientre de Alfred era de ese sujeto, suponía que Jones andaba urgido y por ello termino en la cama con cualquier perro, odiaba admitirlo pero tendría que amar a ese hijo que no era suyo.

Por su parte Ludwig frunció su rostro, sus mejillas se enrojecieron, era difícil hablar cuando Alfred estaba enfrente y verle así, acariciando donde se encontraba ese bello ser que le había devuelto el motivo de vida. Trago fuerte y se armó de valor.

-Alfred, intente hacerme a la idea de dejarte que seas feliz alado de ese narizón pero, no puedo, me da rabia ver que te toque, sin embargo yo...- hizo una pausa y sacó los zapatitos de niño que había comprado en la tienda, se los extendió a  él - Si me lo pides te dejare en paz, eso no implica que no ame a mi hijo, es lo más maravilloso que he hecho, al principio me dio miedo, tuve miedo, bastante, hasta que sin poder si quiera decir no, acabo siendo mi razón de vivir, arregle mi casa, aprendí a conducir, compre un auto, estos zapatos y ahora ando aquí diciéndote esto. Desde que te vi me gustaste, después de que te enteraste del bebé estuvimos tan juntos que me fue inevitable el no enamorarme de ti. Te amo Alfred, en verdad que sí, y me jode que no me hayas creído cuando te dije que no me metí a la cama con Feliciano, el me hizo la marca para jodernos. Yo si te creí cuando dijiste que el bebé era mío y no es justo que no me creas ahora, quizás no pueda darte una vida llena de lujos, ir a restaurantes de alta, o que se yo, soy un simple mecánico, pero te aseguro que daré todo de mi para poder tenerlos a salvo y sanos-

-Lud...- se acercó a tomar los zapatos y los pego a su pecho, su corazón estaba emocionado, ahí estaba la persona que le hacía sentir eso bonito en su pecho.

-Alfred, simplemente no quiero  dejarte ir, aunque me hice a la idea no quiero- sintió una fuerte ansiedad de abrazarlo y ya sus brazos estaban acercándose a ese rubio, pero aquel ruso impertinente se metió entre ellos alejando a Alfred, el cual estaba llorando por lo que había dicho el de origen teutón.

-Suficiente, ya lárgate pobretón-

-Le bajas a tus palabras nalgas blancas, que te partiré la cara si sigues hablando- apretó sus puños y se quedó mirando a su amado - Alfred, por favor...y tu hermana fue quien me dijo que estabas aquí- suplicó, no quería perderlos, al no ver respuesta de este supo que tal vez no era correspondido. Bajó su cabeza y con mucho dolor dio pequeños pasos hacia atrás.

Brangiski sonrió victorioso, había ganado, sus propósitos turbios irían a realizarse, Ludwig se marchaba y Alfred lloraba desconsolado.

-Ya, ya se fue, tranquilo-

-¿Qué?- miro a todos lados y se percató que Ludwig no estaba- ¡No!- empujo a un lado al ojiviolaceo.

-¿Dónde vas?, ¿no me digas que iras tras ese mugriento mecánico?-

-Eres un idiota Iván, ¡no le vuelvas a llamar así!, ¡él es un hombre mucho mejor que tú!, el si me ama, no solo ama el dinero y los lujos como tú- dicho eso corrió entre los autos para ir a buscar a Ludwig.

Corría despacio, asustado por perderlo, no iba a alcanzarlo con la velocidad con la que iba, así que decidió gritar.

-¡¡Ludwig!!, ¡Ludwig!, ven, ¡regresa!-

Ya Beilsmchidt andaba llegando a su auto cuando oyó su nombre, al principio pensó que era su imaginación pero al oír esos desesperados gritos por su presencia se encamino hacia donde estaba el rubio.

- Ludwig... -

No tardo mucho el alemán en encontrar a aquel hombre llorando entre los automóviles, parecía cachorro perdido, parecido a lo que el sentía, entonces entendió que Alfred sentía lo mismo que él, corrió a sus brazos y lo abrazo fuerte.

- No debes correr Alfred-

El americano no hizo mucho caso a eso y desesperado le tomo sus mejillas y le hizo verle a los ojos - Te amo también.. animalcanico preñador feo, rabioso, calienta italianos, tsk... te amo y no me interesa si me darás lujos o no, me bastara...saber que me amas como yo a ti, idiota!, idiota no debiste dejar que Feliciano te tocara, ya me las pagara- escondió enseguida su cara en el pecho del más alto.

Al alemán no le quedo de otra que abrazarlo fuerte, estaba sumamente feliz, no podía creer lo que estaba pasando, soltó unas risas llenas de felicidad y se dispuso a darle besos en toda la cara al americano, sin duda alguna aquel inevitable encuentro había sido lo mejor de sus vidas.

FIN

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