Capítulo 16
-¿encontraron algo?
-no señor, todo está en orden.
-¡Maldición!
El pelinegro caminaba de un lado a otro, como león enjaulado, se encontraba en la residencia de Minos "explorando" el lugar. No estaba seguro de que lo que dijo Manigoldo fuera cierto pero...no perdía nada con investigar. Por desgracia parece que a Minos y sus amigos se los había tragado la tierra, dejaron de asistir a la escuela y sus departamentos estaban desiertos.
-crees que... ¿crees que Manigoldo y su abuelo tienen que ver con su desaparición?
-No lo sé, es probable. De acuerdo al chico fue Minos quien secuestro a Albafica pero...Que tal y están confabulados, tal vez uso a Minos para atraerlo y después lo desapareció para que no lo denunciara.
-¿y los demás?
El Cid guardo silencio y rasco su nuca, aun no sabía cómo se involucraban en el caso.
-¡Ahh!... ¿Qué resultados arrojo la prueba, de quien es la sangre?
-Pues...la verdad es extraño. Los resultados indican que es sangre humana pero...no al cien.
-¿Qué quieres decir?
-parece que esta mesclada con la de algún animal, los científicos a un no saben cómo, le van a realizar más pruebas para sabes a ciencia cierta de quien es. Me llamaran cuando tengan los resultados.
Frustrado, el moreno, golpeo la pared. Algo grave estaba por ocurrir, sus sentidos se lo advertían, pero no sabía que. Por un momento llego a creer que Manigoldo decía la verdad, en especial por los acontecimientos ocurridos en la estación pero... ¡eso era imposible!
Sus ojos se clavaron en el calendario de la cocina, una fecha se encontraba encerrada en un círculo azul.
-eh, Sísifo.
-¿Qué pasa?
-¿Cuándo es el eclipse?
-mmm, el 27, creo...sí, el veintisiete de este mes.
El hombre señalo la hoja de papel, el número 27 estaba encerrado.
-¿Qué día es hoy?
-veinti...seis...
-tenemos que encontrarlos, solo tenemos este día.
***...***...***...***...
-¡hay me duelen las piernas!
La "hermana" se sentó en una banqueta, levanto su falda y comenzó a sobar su pantorrilla, llevaban horas caminando, desde antes de que saliera el sol. Soltó un suspiro y se giró a ver a su acompañante.
-¿tienes hambre? ya es tarde y no hemos comido nada...necesitas reponer fuerza.
El otro solo le miro y acepto en silencio.
Espagueti al pesto y risotto a la palta, acompañado con dos canelones de queso, fue toda su comida. Lo compraron para llevar y se sentaron en un parque. Estaba por anochecer, era un día frio por lo que nadie estaba ahí.
Ingirieron sus alimentos en silencio, un silencio ligeramente incómodo. Los ojos de la monja viajaban a su compañero, se veía triste...pero era normal, el tiempo se estaba acabando y no encontraban nada. No era "buena" con las palabras por lo que deslizo su mano y sujeto la de su acompañante, intentando transmitirle un poco de paz y confianza.
-no te preocupes, todo saldrá bien, lo prometo.
Por increíble que parezca estas simples palabras le devolvieron el ánimo, no era momento de rendirse, habían llegado tan lejos. Sonrió y regreso el afecto, apretando con fuerza la mano de su pareja.