Parte sin título 19

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Pasaba de la media noche cuando llegaron donde Sage y los demás, se sorprendieron mucho al ver el cambio radical en el viejo, y a Manigoldo como monja, pero lo que más les sorprendió fue el trio que se encontraba amarrado en medio de la sala.

-¡Que hicieron animales!

Calvera les regalo un par de zapes a Sage, Kardia y Manigoldo, segura de que fueron ellos.

-¡ah! eso duele bruja.

-¡Que no me digas bruja!

Los tres prisioneros veían confundidos como la joven discutía con una pared.

-querida por favor, cálmate, estoy seguro de que tienen una buena explicación.

Hakurei y Degel intentaban alejarla del peli azul, que se había refugiado tras Sage.

-está bien, está bien, ya ¡suéltenme! Sage ¡explícate!

El hombre le narro lo ocurrido desde su regreso hasta el altercado con Aiakos y la policía, así como el hallazgo de Kardia y porque estaban amarrados esos tres.

-vaya hermano, se nota que no la tuvieron fácil.

-pues no. Y ustedes todavía llegan y me regañan ¿saben lo difícil que es tratar con adolecentes? vivos o muertos.

-mmm, vale, punto a tu favor, lo siento.

Con paso elegante, la sensual mujer se acercó donde los prisioneros. Miro a Cid unos segundos antes de retirar la cinta de su boca. El moreno estaba a punto e protestar pero una afilada navaja en color negro lo detuvo.

-escuchen bien, lamento que se vieran involucrados en esta situación, enserio, pero como están las cosas ya no nos queda de otra, tendrán que ayudarnos quieran o no. Sage ya les conto como esta todo el asunto, así que no será necesario repetir.

-y crees que me voy a creer todas esa patrañas. Por lo que he visto ustedes pueden ser los secuestradores, o peor, traficantes de órganos. Quien me asegura que no se han despachado a Minos y los demás, que no fueron ustedes los que secuestraron a Albafica Decerto.

Calvera sonrió de medio lado y acepto, retirando la navaja de su cuello.

-tienes razón, es natural que desconfíes...pero...si fuese el propio Albafica quien te dijera la verdad.

-¿Qué?

-eso es imposible calaca, él no puede...

-Kardia ¡cállate! Asmita.

-¡voy!

El rubio, que paso todo el tiempo sentado en el sillón al lado de Def, se acercó hasta ella, acompañado de su novio que le guiaba. Abrió la mochila que traía cargando y busco algo, en sus manos apareció un hermoso pañuelo roja bordado con flores naranjas. El joven lo desenvolvió con cuidado dejando al descubierto cuatro perfectos círculos hechos con caracoles blancos.

-¿Qué es eso?

Kardia se acercó curioso, estaba por tomar una cuando el rubio le soltó un manazo.

-¡No los toques, los contaminaras con tu ectoplasma!

Calvera tomo uno y se acercó a Cid, seguida por el curioso heleno, con calma le coloco la pieza en el ojo del moreno. El artefacto brillo por unos segundos antes de regresar a la normalidad.

-y bien... ¿puedes verlo?

-¿ver? ¿A quién ve? ¿Qué ve eh? oye Cal...

Pero Kardia callo al sentir una mirada fija sobre él, el heleno miro al policía, se movió un poco a la izquierda y este lo siguió.

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