5. "Perdidos"

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Al día siguiente la primera en levantarse fue Anabelle. Se sentó en el sofá y lo primero que vio fue a Rick, parecía muy incómodo por la posición en que dormía.
Se quedó un rato observándolo hasta que no se resistió, se levantó y lo empujó lentamente hasta acostarlo sobre el sofá para que durmiera mejor.

Le llamó la atención que no se despertó, o a lo mejor supo que era ella.

Mientras tanto revisó si había algo que pueda servir para volver a casa.
De tanto revisar encontró una mochila, dentro de ella había una botella térmica vacía, una brújula y envoltorios de comida. Decidió llevársela de todas formas y fue a despertar a Rick.

Pero por alguna razón se le quedó observando, más a profundidad, se notaba que era mayor que ella pero podía apostar que no tanto. A su vez, vió detalles en su rostro que antes no.

¿A quién iba a engañar? Se le resultaba muy atractivo.

Intentó quitar esos pensamientos de su cabeza, no lo conocía bien y tampoco quería divagar en ese tema.

—Rick... despierta. —Comenzó a sacudirlo suavemente hasta que abrió los ojos.

Se levantó algo exaltado al principio pero en cuanto la vió su mente le recordo dónde estaba.

—¿Ya nos vamos? —preguntó mientras se sentaba con algo de pereza.

—Si quieres, el sol ya salió. Y encontré esta mochila, por cierto.

—Bien, vamos.

Salieron de allí y el cálido sol de la mañana los recibió.

—Quizás podríamos ir por la carretera. Antes de que encontráramos la casa marqué una equis en un cartel, para saber que pasamos por ahí —propuso. Anabelle asintió.

—Vamos entonces.

Se abrieron paso a su destino. Al principio, el camino fue silencioso, cosa que incomodaba un poco Anabelle, sólo le hacia preguntarse si él no confiaba o es que no era muy hablador.

Hasta que, de la nada, surgió un tema de conversación.

—Recuerdo que en mi primer día de trabajo me tocó limpiar los baños, se suponía que el lugar ya había cerrado —contó Anabelle.

—¿Y qué pasó?

—Bueno, cuando estaba por entrar al baño de mujeres pues... me encontré a una pareja haciendo... —quiso hacer un gesto con sus manos para explicarse pero se arrepintió—, tú sabes qué.

Lo que no esperaba era oír una risa, Rick había reído gracias a ella y eso la llenó de alegría. Además de apreciar esa sonrisa por parte del mayor.

—¿Y los viste?

—Casi, por suerte sólo los escuché —hizo una mueca arrugando nariz—. Luego renuncié.

—Buena decisión —sonrió.

[...]

Horas más tarde no saben cómo pero encontraron una casa enorme, parecía una mansión, oficialmente estaban más que perdidos pero podría ser una ventaja si es que no encuentran nada antes de la noche.

Los dos entraron con las armas en alto y al parecer no había nadie. Rick comenzó a abrir puertas pero ni siquiera un miserable muerto salía de estas.

—Es raro que no halla nadie, ¿no crees?

—Sí, apuremonos. Subamos arriba. —Subieron al siguiente piso pero tampoco había nada.

Siguieron revisando hasta que decidieron descansar un rato, por suerte había agua en las canillas así que llenaron la botella que tenían.

La azabache se encontraba examinando algunos muebles que habían en la habitación, en éstos encontró bastante ropa que decidió llevar, las metió en un bolso de viaje que encontró, nunca se sabe cuándo podían necesitar un cambio de ropa.
Abrió otro de los tantos cajones y se topó con una caja, al abrirla había unas cuatro armas junto con algunas balas.

Alone | 𝗥𝗶𝗰𝗸 (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora