Capítulo tres

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SARA

No podía pensar con claridad, mis dos amigos estaban juntos. Estaba totalmente paralizada. Pensé que mis ojos se saldrían de órbita del asombro.

Al ver que no se habían percatado de mi presencia, con cuidado cerré la puerta y apoye mi espalda en ella.

Dios mío. ¿Qué acabo de ver?

Después de unos segundos decidí volver a ver la escena. Cierta parte de mí solo quería corroborar que lo que había visto era cierto y no producto de mi imaginación. Me volteé quedando frente a la puerta y, con cuidado de que no notaran mi presencia, observé a través de la pequeña ventana situada en la parte superior de la puerta.

Y ahí estaban, subiendo cada vez más la intensidad del beso. En un momento pude notar como se separaron y se miraron con tanto amor que sentí ternura al verlos.

Pero mientras más los miraba una sensación de incomodidad empezó a instalarse en mí, obviamente no debía verlos. Se supone que es un momento íntimo, y ahí estaba yo, literalmente espiándolos. El beso ya no era un simple beso, se había convertido en algo más. No pude evitar sentirme nerviosa, así que intenté irme en silencio, pero estaba tan afectada por aquella escena que choqué contra algo produciendo un estruendoso ruido. ¿Por qué tengo que ser tan torpe?

Observé como mis dos amigos se separaron rápidamente al oír aquél ruido y antes de que hicieran un movimiento más, corrí para irme de allí lo más rápido posible.

Mientras corría por el instituto un torbellino de preguntas llegaban a mí.

¿Cómo es que no pude notarlo?

¿Por qué no lo dijeron?

¿Acaso no soy su amiga?

¿Acaso pensaron que al decirme yo les daría las espalda?

¿Pensaron que no los apoyaría?

Porque si en verdad pensaron eso, estaban muy equivocados.

Salí de mis pensamientos al darme cuenta que estaba corriendo por todo el instituto sin rumbo alguno.

Espera, ¿Que no tenía que ir a mi aula?

Me detuve ignorando la mirada curiosa de los estudiantes y me dirigí lo más rápido posible a mis clases.

IAN

Nos separamos de inmediato al escuchar el ruido que provenía de afuera del aula.

-¿Qué fue eso?-dije algo agitado.

Luke me miró y con solo un gesto me hizo sentir tranquilo.

-Tranquilo, no pasa nada, vamos a ver que fue. Juntos.

Asentí y fui con él hacia la puerta abriéndola. Ambos miramos hacia todos lados pero no notamos nada fuera de lo común.

-Parece que no hay nadie-dije en un suspiro de alivio.

-¿Lo ves? Te lo dije-sonrió y me tomó de la mano para ir a nuestra clase, parece que llegaríamos tarde.

SARA

La clase fue agotadora, tuve que ingeniarme una excusa creíble para intentar explicarle al profesor Richard el porqué había llegado tarde.

El resto de la clase fue aburrida, me dediqué a tomar nota de todo lo que el profesor explicaba.

Al sonar la campana me sentí muy aliviada, por fin iba a salir de ese infierno.

Caminé hacia la cafetería dejando a Ian y Luke detrás, ambos llegaron retrasados también. Divisé la fila para el almuerzo y me dirigí hasta allá.

Todavía me sentía algo incómoda de verlos a los ojos, no es que tuviera algo en contra de ellos, es solo que encontrarlos en esa situación me ponía nerviosa.

Cuando ya tuve mi almuerzo, me dirigí hasta la mesa mas aislada, pero para mi mala suerte Ian y Luke se sentaron conmigo.

-No te hemos visto en todo el día, estábamos preocupados-dijo Ian

Miré hacia otro lado intentando no hacer contacto visual.

-Los busqué, pero no los encontré. Me dijeron que los vieron ir al salón de química, pero no fui porque ya iba a empezar la clase.

En ese momento pude notar como sus rostros cambiaron completamente, se les notaba algo nerviosos. Me hubiese preocupado sin tan solo no supiera lo que ellos estaban haciendo.

Me di cuenta de que debía preguntarles qué eran. Estaba dispuesta a brindarles todo mi apoyo pero ellos solo tenían que ser sinceros conmigo.

-Chicos, sé que esto es muy incómodo, pero por favor confíen en mi. ¿Hay algo entre ustedes?-los miré.

Ambos se miraron nerviosos. Pasaron unos segundos en los que me cuestioné si había sido demasiado directa. Pero no podía evitarlo, estaba demasiado ansiosa.

-Pues...-en ese momento Luke interrumpió a Ian.

-Verás Sara, nosotros somos tus amigos. Ambos te tenemos un cariño enorme pero, bueno, creo que en verdad ya es tiempo de que lo sepas. Ian y yo tenemos una relación.

Tardé unos segundos en responder.

-Chicos, de verdad no era mi intención hacerlos sentir incómodos, es solo que no podía ocultarles esa duda que había en mi mente. Pero es bueno saber la verdad. Estaba un poco nerviosa porque no sabía cuál iba a ser la respuesta de ambos. Pensé que no confiaban en mí-miré hacia abajo-. La verdad es que no soy muy buena en las amistades.

Ian me miró y se apresuró a hablar.

-Eres una muy buena amiga, la primera que nos entiende de verdad. Apreciamos mucho toda tu comprensión y sobre todo apreciamos que estés apoyándonos siempre.

Me acerqué a ellos y los abracé, no podía creer que alguien podía decir algo tan lindo de alguien como yo.

-Ahora...-dijo Luke-. Queremos preguntarte algo.

Los miré confundida y volví a sentarme en mi lugar.

-La cosa es que, nosotros también tenemos una duda sobre ti. Desde que nos conocimos no nos has dicho nada acerca de tus ojos

Me quedé pensativa por un momento procesando la pregunta.

Luego de unos segundos, hablé.

-Bueno, nací con una anomalía llamada heterocromía, esto hace que los iris de mis ojos sean de diferente color -reí.

-A veces pienso que mis ojos representan los dos lados de mi personalidad- concluí.

Y vaya que era así.

La vida según SaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora