ღ Capitulo 7 ღ

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Hola, solo queria decir que este capitulo es una parte del final, osea, que no sige al anterior, solo eso, pero queda mucho para el final aun (;

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Royal London Hospital

La campanilla del ascensor del hospital me devuelve al presente y sigo a la señora Portland por otro pasillo. Las paredes son blancas y los fluorescentes le dan un aspecto irreal, propio de un sueño, de una pesadilla. Pero es real. El nudo que se ha formado en mi garganta es asimismo real, igual que lo son las lágrimas que me rebosan los ojos.

—¿Puede explicarme qué ha sucedido? —le pregunto a la mujer, después de tragar saliva varias veces.

—El señor Tomlinson ha tenido un accidente de coche. El médico le dará los detalles.

Su frialdad me pone los pelos de punta. Habla de Louis como si no fuese una persona, como si no fuese la persona más importante del mundo para mí. Pero él no lo sabe y quizá no… Dejo de pensar en lo peor e intento saber más cosas.

—¿Se recuperará?

—Tal como le he dicho, el doctor la informará de todo —me contesta ella como si me riñese.

Voy a decirle algo, pero noto que Ricky, el enfermero que nos acompaña, me aprieta ligeramente el hombro y me callo.

—Es aquí. —La señora Portland se detiene frente a una puerta—. Si quiere, puede entrar.

—Gracias —le digo, cogiendo el picaporte.

Necesito ver a Louis, pero esa arpía vuelve a detenerme.

—El doctor vendrá en seguida, pero aprovecho para decirle que en esta planta sólo se permite una visita en cada habitación.

—Comprendo.

Ni siquiera se me había pasado por la cabeza llamar al tío de Louis y a Patricia ya la llamaré más tarde. Y en cuanto al resto, pueden irse al infierno. Ahora lo primero es Louis.

Elizabeth Portland asiente y se va y yo me quedo petrificada delante de la puerta.

—Entre —me dice Ricky abriéndola por mí—. Yo me quedaré aquí fuera, llámeme si me necesita.

Camino sin darme cuenta, lo primero que oigo es el bip-bip constante que sale de una de las máquinas que Louis tiene enchufadas al cuerpo. Me acerco a él y le paso la mano por el rostro. Está caliente y le está saliendo la barba. Me late el corazón y veo que tiene una gota de agua en la mejilla; entonces descubro que estoy llorando y que mis lágrimas caen sobre él.

—Louis —balbuceo—, lo siento.

Todavía no sé si soy capaz de ser lo que él necesita, pero sé que si se muere sin saber lo que siento, yo moriré con él.

Me echo a llorar y me desplomo en la silla que hay junto a la cama. Louis parece estar simplemente dormido, pero la inmovilidad de su cuerpo es aterradora. Nunca he sentido tanto miedo de perder a alguien como ahora. Ni siquiera cuando discutimos hace unos días y él se fue de mi vida. No, yo me fui de la suya.

—Lo siento —repito, aferrándome a su mano.

El bip-bip de la máquina es lo único que me responde. La respiración de Louis es tan leve que apenas puedo oírla. Levanto la cabeza y le suelto la mano para secarme la cara.

—No voy a permitir que me dejes —le digo solemne—. Yo no.

A Louis lo han dejado demasiadas personas importantes a lo largo de su vida, a pesar de lo que él diga.

Ninety Days | Louis Tomlinson |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora