Capítulo 13. SENTIMIENTOS 1/2

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Escogí la manzana que luce más apetitosa, de un rojo claro.

Me aseguré de no tomar la que estuviese madura. No me gustan pastosas, así que no la regalaría de esa forma.

Si no me equivoco, en el idioma coreano"manzana" suena como una disculpa. No he hecho nada malo pero me parece buena idea, algo gracioso.

Además de ello, los caballos adoran las manzanas.

Es por esto que elegí llevarle una manzana jugosa a Josh.

- ¿Para quién se supone que es eso? - cuestiona Lisa.

- No seas chismosa - sentenció, ella me saca el dedo medio comprando algunas ciruelas para compartirlas en el camino.

- Falta una hora para el partido - informa Amanda -. ¿Nos vamos a cambiar?

Asentimos en dirección a la parada. Nos quedaron arrugas en el uniforme por el desorden del comedor, es mejor ir a casa a ponernos una ropa decente.

Cada una tomó su respectivo camino, pautando la hora en que nos reuniríamos.

Mi dulce hogar se encuentra solitario, claramente mamá me dijo por la mañana que volvería a eso de las ocho, aún falta mucho.

Tomé una ducha, lavándome el cabello.

Elegí vestir pantalones cortos ajustados de Jean, una camisa blanca debajo de mi chaqueta azul marino, de calzado converse azules.

Es la marca de zapatos que me sienta mejor.

Metí en un bolso negro pequeño, mi celular, el dinero, la manzana, una pintura de labios rosa y mi identificación que no puede faltar.

Siempre me pareció más cómodo llevar las cosas colgando de la espalda que en cualquier otro lado.

Sonreí ansiosa de llegar al lugar del juego.

Aseguré la puerta de la casa, saliendo del portón una sensación extraña me invadió.

Algo parecido a lo que sientes cuando te miran fijamente.

Por intuición volteé a todas las direcciones sin ver a nadie, retomé el camino a la parada del transporte público, llegando en menos de cuatro minutos.

Me senté en el banquillo a la espera de mis amigas.

Ambas llegaron cuatro minutos después luciendo muy deportivas, justo como debe ser.

El respectivo autobús se detuvo dejándonos subir. Vuelvo a sentir una mirada penetrante sobre mí, erizando los vellos de mi brazo. Escrute los alrededores, visualizando a un hombre alto vestido con un abrigo largo a una distancia prudente, muy lejos como para mirarle el rostro escondido debajo de la gorra oscura, sin embargo, la postura me resultó extrañamente familiar.

Decidí restarle importancia terminando de subir los escalones del transporte.

...

El lugar está atestado de gente, en su mayoría adolescentes portando las insignias de varios equipos. Abundan los fanáticos del equipo del instituto, Los Punta en Blanco, abreviado como LPB.

Los del equipo contrario, perteneciente a otro instituto se llaman Leones.

¿A quién se le ocurrió poner ese nombre a un grupo de chicos? Se creerán los reyes de la manada. Bah, mininos.

En diez minutos el partido comenzará. Tomamos asiento en una parte "VIP" que reservan para los invitados especiales o familiares de los jugadores.

Carga liberada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora