Master (HARRY STYLES)

Capitulo 5: Madness.

Finalizamos de comer y nos dirigimos a salir de nuevo por los objetos personales y vestidos que Joe me debía. Iban con nosotros mis nuevos lacayos y los de joe. Ellos eran obviamente mas experimentados y viejos en el negocio.

En el almuerzo tuve tiempo de preguntar y dejar todas mis dudas e inquietudes sobre la mesa. Y Joe fue muy atento sobre ello, ya que me respondió con precisión casi todas mis dudas.

Esto de los lacayos es una tradición en este cartel. Se empezó haciendo con el primer líder de ellos para asi los hombres que querían trabajar para el, tenían ser sus asistentes y tenían que hacer todos lo que se le pedía. Hasta matar si les decían. Si no cumplían los mandaban al infierno. Literalmente. Al pasar el tiempo se siguió haciendo esto pero ahora estos hombres se les paga por ser sirvientes fieles.

En cuanto a las jerarquías, José, Vicente y Joe, los tres tenían el mismo rango financiero. Pero no significaba que los tres mandaran igual. Vicente cubría una parte del negocio, que era el manejo de armas. José era el que controlaba y tenia vigilados a la policía y a los investigadores del gobierno ‘que metían sus narices donde no les convenía’ .y finalmente Joe era el capo. El que estaba pendiente y a cargo de todo en general. El jefe de los jefes en el cartel.

El hombre también me conto (y no hace falta decir que también me advirtió) que hay otros como nosotros. Como en todo negocio ilegal, existe la competencia. Hay miles en el mundo, pero el que es el verdadero dolor de cabeza para ellos es el que se le puede llamar como ‘vecino’. Los Daccelutto. Joe los describe como gente despiadada, no toleran la incompetencia. Es un cartel que tiene igual o más tiempo que el negocio de Joe, o sea que se puede decir que son igual de experimentados.

“Gabriella, necesito que vayas a este lugar” me dice dándome un papel con una dirección en el.     ” Allí encontraras a Vicente y el te dará unas indicaciones que quiero que sigas al pie de la letra. No iras sola, Sebastián y Marcelo irán contigo.”

Me encontraba un poco nerviosa. Ya que este sería mi primer trabajo serio aquí. Salimos del centro comercial, donde hacíamos las comprar, y Marcelo abre la puerta de un Ford Fiesta que estaba frente a la entrada, se adentra a él seguido de Sebastián el cual me hace señas de que me adentre también. Mire a ambos lados, para que no hubiera algún guardia de seguridad del centro comercial, y procedí a sentarme en el asiento del copiloto. En ese instante Marcelo Acelera a toda marcha. Cuando las llantas del vehículo rechinan en el pavimento, pude ver en el retrovisor como un hombre de edad soltaba unas bolsas, corría y gritaba en nuestra dirección. Ya era tarde para perseguirnos ya que íbamos muy adelantados. Pobre hombre. No, en realidad no me importaba.

“avísale a Joe que se encargue del hombre” le dice Marcelo a Sebastián.

“¿si saben la dirección de adónde vamos?” pregunto a mis Lacayos.

“si, Gabby. No te preocupes. No está muy lejos de aquí. De hecho.” Me responde Sebastián desde el asiento trasero.

No pasaron treinta minutos de recorrido cuando ya nos habíamos estacionado en un sótano de un edificio. Al bajar del vehículo pudimos ver a Vicente aproximándose a nosotros.

“hola de nuevo, Gabbs.” Dice el hombre con una sonrisa… ¿Sarcástica?

“hola. Joe me dijo que me tienes unas indicaciones.” Dije sin más revuelo.

“pues, si. Síganme” camino hacia el ascensor  y  allí subimos hasta un quinto piso donde se encontraban varias oficinas en construcción y personas trabajando en las paredes. Se podía escuchar  el sonido de un taladro que usaban en alguna parte del lugar. Cinco o seis oficinas después, entramos a una sala de reuniones que aun estaba en construcción.