Master (HARRY STYLES)

Capitulo 7: Debilidad.

El barrio Gótico de Barcelona. Qué lugar más pintoresco y acogedor. Me encontraba allí, sentada en la mesa de un café frente a la Plaza Real. En ella habían unas palmeras que no solo le daban el oxigeno al lugar sino que junto a las farolas de aquella zona, hacia que todo se viera tan diferente, tan neoclásico. Toda la ciudad te robaba el aliento de una mirada.

“gràcies.” Pronuncie al Mesero que acababa de traer mi Horxata.

El día de ayer pasee por la ciudad con una libertad inimaginable debido a que ni Joe o Vicente o José, ni ningún lacayo había venido conmigo.

Joe seguía en su viaje de desaparición en no-se-donde de Sudamérica. La última vez que hablamos fue hace dos semanas y me conto que estaba en alguna parte de Colombia. Pero que seguidamente estaba cambiando de lugar de estadía en el continente donde nací. Así que no estaba segura de en qué país se encontraba en estos momentos. No le dije absolutamente nada del plan que me estaba ideando. Ni a él ni a nadie. José me pregunto que iba a Hacer a Cataluña, y le respondí lo mismo que a Vicente, me tomaría un ‘break’ de todo por unos días. Cosa que  era a medias cierta.

Ya eran diez minutos pasada las tres de la tarde, cuando en ese momento hace su entrada el hombre con el que había quedado esa tarde. Traía puesto unos pantalones negros tan pegados que hasta pensé que sus piernas no respiraban. Lo hacía lucir sexy. Una camisa gris que le marcaba los músculos de los brazos y una bandana en su cabello despeinado, dándole un toque étnico.

Al verme sonrió. Y camino a paso firme a mi dirección.

“que vigorante es volverte a ver, Gabriella.” Me dijo bajo esos Ray Ban dedicándome una sonrisa de impecable dientes.

“lo mismo digo, Harry.” No pude evitar emitir una media sonrisa mientras me quitaban mis Aviadores y los ponía en la mesa donde el tomo asiento al otro lado.

“¿Cuándo llegaste?” pregunto con esos ojos verdes que pude ver siendo iluminados al sol de la tarde.

“ayer.” No podía despegar mis ojos de los suyos.

“esta ciudad es magia ¿no te parece?”

“si. Siempre he sido una gran fan de Gaudí. Mi Padre tenía varias fotos de sus obras por toda la casa. Eran magnificas. Ahora que las pude conocer en persona, no tengo palabras.” Le confesé.

“te veo como un poco triste ¿pasa algo?”

“nada. Solo que recordar a mi padre es un poco duro para mi” y lo era. Miguel era como un padre para mí. Me dio todo. Me hizo ser quien soy hoy.

“como lo siento, Gabby.” Dijo el perfilado muchacho en frente de mí.

“no  te preocupes.”

“puedo preguntar que le paso”

No tenía ni las mínimas ganas de hablar de Miguel. Sin embargo, le respondí como por inercia. Era algo en el que me llenaba de confianza con tan solo una mirada.

“murió cuando tenía quince años. El no era mi padre biológico pero fue el que me vio crecer y cuido de mi por siete años.” Dije recordándolo.

No dijo nada. Solo se quedo viéndome como si estuviera dejando que recordara o que pasara mi momento de melancolía. Me pareció tan respetuoso de su parte.

“en fin. Harry, quería comentarte algo.”

“soy todo oídos.” Dice el apuesto con entusiasmo.

“te pregunto, si no es mucha intromisión  ¿Cuánto dinero ganas?” dije con carácter pero sin sonar interesada.

“te refieres ¿anual?” me respondió aclarando sin ningún problema alguno debido a lo personal de la pregunta.