Infidelidad

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Ahí estaba, esa rubia teñida, con sus brazos alrededor del cuello de un chico que estaba dandome la espalda y sus labios conectados, en un beso que definitivamente era de mutuo acuerdo. Mi boca se abrió, no podía creer que fuera así de mal agradecida, Nath era honesto con ella y ella se estaba besando con otro chico, solo una hora después de que anunciaron su relación. Definitivamente esta chica me sorprendía, pero no en el buen sentido, era aún peor de lo que me imaginaba; después ella me amenazaba porque tenía miedo de que él la engañara conmigo, pero ella iba y lo hacía con otro chico. Saqué mi celular de mi bolsillo, tomé una foto en la que se veía la cara de Dany, mientras sus labios estaban sobre los del chico. Apenas la tomé guarde mi celular, salí de mi escondite para correr hasta llegar tras de un edificio, no quería que me vieran.

No iba a mostrarle la foto a Nathan, porque creía que no era mi asunto, pero por otro lado em sentía como un traidora por ocultarle cosas que le afectaban directamente. Cuando creí que ya era seguro salir de mi escondite para comenzar a caminar a casa, miré a todos lados y corrí un par de cuadras antes de reducir la velocidad y terminar caminando lentamente con la vista nuevamene fija en el suelo. Veía como mis pies avanzaban, poniendose uno frente otro, mientras que el dolor de cabeza que tenía se iba acentuando conforme pensaba y analizaba mi situación.

Esta mañana sentía como si todo se hubiera arreglado, pero luego de apenas minutos esa sensación se esfumó dejandome con este enjambre de pensamientos que no tenía por donde sacar de mi cabeza. El camino se hizo largo, pero al fin llegué a la casa. Faltaba la van así que deberían haber salido, o al menos no estaban todos en la casa.

Al poner un pie dentro de la casa, el silencio que había me abrazó. Aún no estaba segura si estaba sola, pero no tenía ganas de hablarle a nadie de aquí tampoco, así que deje mis llaves en la mesa de la entrada y subí a mi habitación. Llegé, me acosté, y apenas dos segundos luego de que mi cabeza tocase la almohada el timbre sonó.

Me levanté de mala gana para ir a abrir, baje y no vi a nadie en la sala así que supuse que debía ser uno de los chicos que había olvidó las llaves. Gire la manilla de la puerta, revelando una figura femenina, era alta, de tez morena, pelo castaño un poco más largo que los omóplatos, enormes ojos color miel que quedaban perfecto con la simetría de su rostro. A ella la había visto antes... ¡Claro! Es de el gimnasio donde entrenaba, Sofía.

-Hola ______- Me saludó mientras una bella sonrisa se plantaba en sus labios.

-Hola Sofía- Respondí mientras me hacía a un lado para que pasase.

-Dime Sofi, Sofía suena muy formal-, entró y se quedó parada en la sala.

-Siéntate si quieres- Ella asintió en respuesta, se sentó en uno de los sillones individuales mientras yo me dirigía con dificultad a la cocina. -¿Quieres algo para beber?-.

-Agua por favor-. Lo serví , volví a la sala y le tendí el vaso, ella lo tomó y se sentó nuevamente en el sillón. -Así que...- Comencé a hablar, pero no sabía como seguir. Si le decía " ¿Que estas haciendo aquí? Sería maleducado, si le preguntaba como le había ido en Gimnasia, el sentimiento de inutilidad e impotencia sería demasiado como para no romper a llorar.

-No te preocupes, sé que quieres saber porque estoy aquí- Me leyó la mente, reímos ambas, algo nerviosas. -Es que quería saber como estabas, porque no fuiste más al gimnasio, y el profesor dijo que te habías lesionado. Y bueno, nos dijo mientras estábamos en Asia en un par de competencias; así que a penas llegamos ayer, por eso vine hoy-. Sonreí inconscientemente, sentí una linda sensación de que alguien se preocupaba de mi realmente, o al menos eso esperaba. Me contó que habían ido con el equipo, a Irlanda, Ucrania, Croacia y Japón; que habían estado entrenando con los entrenadores de distintos equipos, y que entre todos cooperaban. No puede evitar el sentirme celosa, pero ya no había nada que hacer sólo podía esperar a que me sacaran la bota que había traído en el pie por ya una semana, no podría volver a entrenar pero quería por lo menos caminar normalmente.

Learn to Love (Nathan Sykes y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora