Indiferencia

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Narra Ian:
Estaba en la sala del departamento que compartía con Romi, esperando que regresara de hacer las compras por las cuales tanto insistió, por más que le dije que era mejor que se quedara en casa por su embarazo, ella quería ir. Había salido hace ya cuarenta minutos, siendo que la tienda está sólo a unas dos cuadras de nuestro hogar, me estaba poniendo nervioso y comenzando a imaginar todo lo que podría haberle pasado en este corto periodo de tiempo.
Caminaba de un lado a otro, tratando de tranquilizarme y de pensar en lo que venía: iba a ser papá, y por miedo que tuviese, no iba a negarle a ese niño el tener un padre, como a mi y a mi hermana nos había pasado. Sabía que no están planeado, pero era el fruto del amor que había entre Romi y yo, aunque siempre nos cuidábamos, algo puede haber salido mal, pero de todas maneras un niño jamás es un error. Es una gran responsabilidad, si; pero la cantidad de alegrías que trae consigo vale la pena. Una familia, eso era lo que íbamos a ser, una familia. Como la que tanto habíamos soñado ______ y yo; ______... A ella de seguro no le gustó la idea de ser tía, me conocía, me conocía demasiado bien como para creer que yo habría sido irresponsable, ella nunca confió en Romi y en el amor que nos teníamos. Ella tal vez no me crea capaz de ser el padre de mi criatura, de mi propia sangre, algo que yo cree con amor; además, mi relación con la mujer de mi vida, lleva años, y es completamente estable.
Pero también sé, que me va a apoyar en todo, porque mal que mal es mi hermana. Después de lo que paso con Sam, es más desconfiada, por muy reciente que me haya enterado, estoy seguro que esa es la razón por la que desconfía tanto de la gente; y aún no logró entender como es que esos muchachos lograron ganarse la confianza de mi hermana en tan poco tiempo.
Escuché la puerta abrirse, para luego cerrarse cuidadosamente, vi la silueta de mi novia aparecer por esta, más radiante que nunca. Andaba con unos jeans negros ceñidos, que resaltaban sus piernas, una polera blanca y holgada que tenía escrito "being myself" en letras negras, su zapatos eran unas simples converse blancas. Había momentos como esté en los que no entendía el cómo alguien como ella, se fijó en alguien como yo... Yo no merecía tanta perfección, ella era demasiado para mi, aunque diga esto, no la dejaría ir por nada del mundo, la amo demasiado.
Le sonreí, a lo que ella me respondió con otras sonrisa, pero la suya no expresaba emoción alguna, era hueca.
Se acercó a mi, y plantó un corto beso en mis labios; por lo rápido que lo hizo diría que estaba algo nerviosa y cansada.
-Voy a ir a acostarme, las náuseas me consumen. No sabes cómo quiero que este primer trimestre acabe pronto...-El tono de fatiga en su voz era fingido, no me miraba a los ojos, aunque nunca lo había hecho mucho, esta vez era extraño. Entro a nuestro cuarto, cerrando la puerta tras de sí, algo en su comportamiento estaba distinto, ella estaba distinta. Podría ser sólo de hoy, pero algo me decía que no lo era, tal vez estaba demasiado ciego como para notarlo antes; era más distante, ya no era la chica de la que me había enamorado perdidamente, a la cual le había pedido ser mi novia muy ilusionado, con la que había planeado una vida juntos. Ahora era otra, pero no era el momento de pensar en los cambios que había tenido durante nuestra relación, ahora me tenía que centrar en ver como íbamos a hacer todo lo que tenía que ver con nuestro hijo.
Debía hacer los cálculos para hacer que mi sueldo alcanzara durante largo tiempo, ya que ella saldría del trabajo en tan sólo un par de meses con prenatal. Y tenía que lograr mantenernos con el poco sueldo que lograba... Esto sería complicado, mas no imposible.
En eso recaí en que nunca le pregunté, que le había hecho demorar se tanto en el supermercado. Camine hasta la puerta cerrada de nuestro cuarto, con mis nudillos apuntó de golpearla pidiendo permiso para entrar, cuando su voz retumbó en mis oídos.
-Si, así es... Claro que ya lo hice... No te preocupes que todo va a salir bien si seguimos el plan... Yo también te amo- Algo dentro de mi se retorció, los celos me inundaron en fracción de segundos, pero debía controlarme. Sabía que nuestra relación estaba basada en la plena confianza que nos teníamos el uno al otro, pero era casi incontrolable el sentimiento. Ella podría haber estado hablando con su madre... Pero, ¿De que plan hablaría?... Tal vez de una fiesta sorpresa, si eso debe ser.
Junté valor e hice impactar mis nudillos con la firme madera de la puerta, se escuchó como saltaba en la cama, como si la hubiera sorprendido. Luego se escucharon sus pasos hasta la puerta y el seguro abierto. La puerta se abrió, y mi hermosa novia estaba en su pijama, con el pelo atado en una cola alta y una cara de disgusto evidente.
-¿Porque te tardaste tanto en el supermercado?- la pregunta no tenía ningún tono de reproche, de hecho llegaba a ser inocente.
-¿¡Y ahora más encima tengo que darte explicaciones de porque llego tarde!? Lo siento papá, pero me demoré porque las filas eran demasiado largas- Respondió con enfado, su comportamiento era agresivo ante ningún tipo de ataque, pero de seguro era sólo el cambio hormonal.
-No era por eso, sólo pensé que habías tenido algún problema o algo- Dije en mi defensa. Bufó cansada antes de girarse, y volver a la cama donde supongo estuvo acostada antes.
-Puedo preguntarte, ¿Por que andas en pijama a las cinco de la tarde?- Era divertido verla, y la risilla que escapó mis labios fue irrepresible; se molestó aún más, y no todo lo que tuve por respuesta fue un susurro de algo como, "Estoy cansada, eso es todo".
Salí de ahí, entre confundido y triste.
¿Cuál era la necesidad de responder así, de ser tan distante? Ya no tenía clara la cuenta de los años que llevábamos juntos, ya no podía imaginar una vida sin ella... Pero cada vez me molestaba un poco más el vivir con ella, el que allá cambiado, pero no ella sino su comportamiento hacia mi.
Ya íbamos a cumplir dos semanas, dos semanas que no me respondía un "te quiero", ¡Con suerte me daba la hora!No podía culpar sólo a las hormonas, ahí había un problema de trasfondo, pero ¿cual sería?¿El estrés sumado con el miedo a este cambio radical y lleno de responsabilidad? o...¿La falta de amor?...
No podía cuestionarme eso, no en este momento, cuando estábamos a punto de formar una familia, de tener un hijo. Tenía que despejar mi mente, de manera rápida y eficiente antes de que me comiera vivo.
Bajé al primer piso del edificio, y salí rápido. Un fuerte viento chocó con mi rostro, el invierno era pleno y el frío inminente, mis pasos eran lentos pero firmes, mientras avanzaba por las desiertas veredas de la capital. Sentía como mi nariz se enfriaba cada vez que inhalaba, como las manos me temblaban con el frío ambiente, como cada vez sentía menos mis pies... Pero mi mente no podía concentrarse en el frío, sólo pensaba en Romi, más bien en lo que decía mi hermana sobre ella.
Siempre la creyó poco sincera, algo plástica, jamás creyó en que me quisiera, pero yo no le hacia caso, sólo la ignoraba cegado por el sentimiento que me producía estar con ella; tenía terror de que ______ tuviera razón, eso me destruiría literalmente, él haber vivido con alguien que no era el que parecía, pero no sólo eso, sino el que ahora tendrá que soportarla aunque decidiera separarme definitivamente de ella ya que cargaba con mi hijo en su vientre, y no habría motivo como para que yo deje a mi hijo sin un padre.
Las reflexiones sobre que debería hacer no me dejaban tranquilo, estaban todo el tiempo presentes. Ya no sabía cuanto había caminado, estaba en un lugar que había visto antes, no recordaba el nombre exacto, pero sabía que quedaba lejos y por donde me debía devolver.
Di medio giro, iniciando mi regreso, pero en todo mi andar no logré nada más que con lo que había partido, estaba en el mismo punto que al comienzo. Necesitaba ayuda, mi hermana no estaba en el país, y por la hora tampoco podría hablar con ella, no tenía más familia así que tendría que recurrir a mis amigos. No tenía muchos, pero eran lo suficientemente cercanos como para contarles y confiar en ellos, además de en sus consejos.
Saqué el celular del bolsillo trasero de mi pantalón, digitado el segundo número después del de mi hermana, Jared. Era como un hermano, lo había conocido cuando teníamos diez años, en una plaza cerca del orfanato, la primera vez que me dejaron salir solo; al principio no sabía que yo era huérfano, tampoco quería contarle, no necesitaba su lástima, así que sólo mantuve una conversación normal. El tiempo pasaba, mientras mi confianza hacia el crecía, lo veía todos los fines de semana e incluso algunos días de semana, él me contó su vida prácticamente completa; sobre sus hermanos, su padre a quien lo veía semana por medio, y la madre con la que vivía. Llegué a conocer a su madre, era una persona espectacular, tal cual lo era su hijo.
Escuché dos tonos antes de que atendiera la llamada.
-¿Hola?- Se escuchó al otro lado de la línea.
-Hola Jared, necesito verte- No respondió de inmediato, dejó un espacio de silencio antes de continuar,-Esta bien, ¿Cuando y a que hora?- Esa era una de las cosas por las cuales lo adoraba, percibía cuando sólo necesitabas que respondiera, no que te preguntara el que pasaba, o el típico "¿estas bien?", él entendía, él me entendía.
-Ahora, en el café de siempre- Dije y corte la llamada. Cambié mi rumbo nuevamente, hacia el lugar de encuentro donde vería a mi amigo de la infancia. Mi mente seguía igual de molesta e irritante, seguía dándole vueltas al mismo tema, sin variación, logrando sólo que me pusiera más nervioso con la situación. Veía el café a lo lejos, y como se iba acercando a cada paso que avanzaba, las personas pasando despreocupadas, ajenas a la situación que yo estaba viviendo, tal cual yo lo era para las suyas.
Ya estaba parado frente a la enorme puerta de madera, con cerraduras de bronce en el que tenía tantos recuerdos; aquí habían pasado miles e cosas que nunca iba a olvidar. Aquí había conocido a Romi, le había pedido ser mi novia, habíamos venido cada uno de nuestros aniversarios y... Había pensado en incluso, en algún futuro cercano, pedirle que fuera mi esposa; pero con la situación actual, esos planes ya no eran tan claros como yo los veía antes. Atravesé el umbral, dejándome a la vista la mesa de siempre, la que estábamos situada en la ventana pero al mismo tiempo algo escondida, cosa de que no todos los que pasaban por fuera nos vieran.
Me senté, con la ventana en frente, mientras esperaba algo ansioso. Los minutos pasaban lento, casi como si fuesen horas, haciéndome creer que toda la gente corría y hacían todo en fracción de segundos, que mis ojos parpadeaban lentamente mientras mi mente divagaba por temas sin mayor relevancia. Pero siempre volvía al tema central. Luego de ver las imágenes pasar, por largo rato la conocida figura apareció frente mío dándome un gran susto.
-¡Diablos Jared! ¡Me asustaste!- Había saltado en la silla, el ver todo lento, pasar pacíficamente y que de pronto el estúpido venga y se siente.
Él río, probablemente ante mi expresión, esté chico a veces me desesperaba,-Y ¿De que querías hablar? Porque por algo me citaste aquí....- Esa era claramente la pregunta que iba a hacer, estaba agradecido y algo triste, porque gracias a el podría aclarar todo lo que no lograba decidir, lo que podría llevarme a consecuencias que quizás no querría ni imaginar... Pero todo era para bien, ¿no?
-Necesito que me ayudes con algo... Más bien que me hagas un favor- Dije algo preocupado, estaba asustado a lo que el pudiera pensar sobre todo el asunto, pero no porque me fuera a criticar, sino porque el había tenido la misma posición de mi hermana desde el inicio de mi relación con Romi.
-Claro... ¿Pero en que?- Su cara era el claro reflejo de que estaba confundido, e incluso algo asustado, yo no era del tipo de pedir ayuda con sus problemas y menos era yo el que lo llamaba para que me ayudara.
-Necesito que me digas que hacer... Bueno, ya sabes lo de Romi... Pero lo que pasa es que.. es que...-¿Por que los nudos en la garganta te impiden hablar? Era frustrante él tener todo pensado pero que las palabras quedarán estancadas en mi garganta.
Sentía la mirada confusa y expectante de mi amigo en mi cabeza agachada. Sabía que estaba confundido, pero también sabía que me entendía, que me conocía mejor que a el mismo, al igual que yo a él.
-No sé... Ya no es lo mismo, la siento distante, que no me quiere, que... Que todo lo que creí que tendría para el resto de mi vida se esfumó, que ya no vamos a ser la familia que siempre soñamos... Que ella no es la misma chica a la que le hice tantas promesas, a la que le juré amor eterno, y con la que hice todos los planes para mis días restantes... Me duele, me duele el no saber porque esta así, yo creía que la conocía, pero parece que no- Mis ojos estaban comenzando a cristalizarse con todos los recuerdos que venían a mi mente. Nuestros primeros días, cuando todo era perfecto y me sentía el rey del mundo, la semana que le siguió, cuando fuimos a caminar por el parque del otro lado de la ciudad y que sólo nos disfrutamos
el uno al otro sin decir palabra; cuando tuvimos nuestro aniversario, ese que quería hacer tan especial y que había planeado por la menos cuatro meses, cuando la lleve a ver las estrellas en esa pradera implementada con una bella cama, no muy ostentosa pero funcional y cómoda, en la que sólo vimos las estrellas, y nos dormimos abrazados; todo había cambiado rápidamente desde mis ojos. Cuando me avisó que iba a ser papá, en sus ojos no se veía alegría, ilusión, ni afecto, se veía sólo fría y dura indiferencia. Estuve ciego y lo admito, pero pensé que la conocía mejor, que nuestra relación era especial y el cariño era mutuo, pero al parecer estaba equivoqué y era sólo desde mi lado.
Pestañeé un par de veces para eliminar las lágrimas, no quería llorar, no iba a llorar. Vi a Jared, sus puños apretados, su mandíbula tensa, su ceño fruncido pero sus ojos expresaban tristeza, culpa, y comprensión.
-Entonces será mejor que acabes con todo, no quiero verte sufrir sólo por...- Sabía que iba a decir eso, así que lo interrumpí.
-¡No voy a dejar a mi hijo sin su padre sólo porque nuestra relación no salió como esperábamos!-Casi grité.
-No digo eso, lo que quiero decir es que lo veas, que pases tiempo con él o ella, pero que rompas la relación con Romi, porque todo lo que harás será dañarte más y más. Ian yo no soportarían verte mal, y sabes que_______ tampoco- Y ahí fue cuando mi mente comenzó a agitarse...
¿Qué pasaba su finalmente decidía terminar con Romi? Tendría que decirle a ______, y de seguro que su reacción no va a ser la esperada. ¡Dios! esa chica siempre me sorprendía, y eso que éramos gemelos idénticos los que supuestamente tienen una conexión "especial".
Desde qué la llamé por teléfono no le he hablado, pero en esa llamada, en la que le informé que iba a ser tía, se escuchó que no estaba feliz, probablemente estaba más extrañada que feliz, incluso algo confundida, ya que yo suelo tener todo planeado... Incluso en lo que a tener hijos se refiere.
-No sé... Todavía no es seguro que me separe de ella... Ella creería que estoy huyendo de los problemas, que es todo por el embarazo y puede terminar haciendo una estupidez...-Apoyé mis codos sobre la mesa, para luego sujetar mi cabeza con mis manos. -No soy del tipo que huye... Pero no se sí pueda seguir con esto... Aunque... Ella no ha hecho nada malo, pueden ser sólo los estúpidos problemas hormonales ¿no?, tal vez debería esperar un poco más para tomar una decisión- Cada palabra que decía, mi mente se enredaba aún más, ya no sabía ni que estaba pensando, no estaba seguro ni de cual era mi nombre.
-Esta bien amigo, y aunque sabes que no importa que hagas yo te voy a apoyar, creo que lo único que estas haciendo es causarte más daño...- Me regaló una sonrisa, en la que se percibían todos sus palabras, él de verdad estaba ahí para mi y siempre lo iba a estar.
Le devolví el gesto antes de levantar mi mano y hacerle una señal al camarero para que trajera las cartas. Continuamos ahí bebiendo café, conversando de la vida como siempre hacíamos, sin entrar más en el tema que me mantenía tan afligido, estuvimos hora y media antes de que decidiéramos salir del café.

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Hola! No fue un capítulo muy emocionante, pero ya verán que tenía que ponerlo para que se entendiera la parte que si lo es... Soy una malota y las dejo con la intriga 😈
Así que por favor, aprenten
a Patricio (: y déjenme un comentario (: Gracias
Vale x

Learn to Love (Nathan Sykes y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora