Entrevistas

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¿Me iba a proponer algo? ¿Qué cosa? ¿Qué relación tendría con la partida de los chicos? Las preguntas me invadían y me mantenían en una especie de trance.

-¿Linda?...¿______?

- ¿Sí?-Logró sacarme de mi cabeza. Cuando levanté la vista que había tenido con la vista fija en el suelo, me dí cuenta de que ya había llegado a la estación, si no hubiese visto que estación era me hubiese pasado. Bajé del tren subterraneo mientras oía su respuesta.

-Te tengo una propuesta. Sé que no nos conocemos desde hace mucho, aunque tampoco es que nos hayamos conocido ayer, bueno entonces la propuesta es...- Y entonces se quedó callada, dejandome con una intriga que me carcomía por dentro.

-¿Qué sería esa propuesta?- Pregunté reflejando toda mi curiosidad. Ella rió ante mi tono para luego responder.

-¿Qué te parece si me quedo contigo para acompañarte en la casa, para que no te sientas tan sola y que de paso no conozcamos más?- Dijo emocionada. Wow... Eso era inesperado, me obligo a detener mi andar y quedarme inmóvil pensando en lo que mi amiga me acababa de decir. La idea no me desagradaba, de hecho me gustaba, era una brillante idea. Y aunque no la conociese hace años, le tenía gran confianza al igual que los chicos.

-¡Claro!- Respondí emocionada. Definitivamente estaba ilucionada con la idea. Escuché un grito agudo al otro lado de la línea, reí ante su reacción. Sería divertido.

Luego de eso colgamos y quedamos de juntarnos el día después de que se fueran los chicos. Seguí caminando hacia el lugar donde me realizarían la entrevista, un pequeño café en el centro.

Apenas llegué, lo reconocí, ya había venido aquí numerosas veces. Entré por las puertas de vidrio, el dulce aroma a chocolate recién hecho mezclado con café invadió mi nariz. Realmente era un lugar agradable.

-Hola, vine por la entrevista de trabajo- Le dije al chico que estaba detrás de la caja. Su cara me parecía conocida, pero no sabía de donde. Él parecía algo extrañado, hasta que fijo su vista en mí. Entonces me hizo pasar a una de las salas que se encontraban contiguas a la cocina del local.

Me senté en una silla, frente a una mesa que estaba acompañada de otra silla. Al parecer iba a ser solo una persona quien me entrevistaria. Comencé a balancear las piernas, esperando a mi entrevistador quien aún no llegaba.

Luego de veinte minutos, la puerta finalmente se abrió, y yo ya tenía las piernas acalambradas de tanto balancearlas.

-Hola- Dijo él. Era un hombre alto, tenía el cabello negro bien peinado, andaba con terno y se veía demasiado profesional como para trabajar en un café.

-Hola señor- Dije acompañado de una sonrisa. A él pareció no importarle, puesto que no me miró por más de un segundo antes de fijar su atención en los papeles que llevaba en las manos.

-Bueno, señorita...-

-______, ______ ________(ta)- Dije yo, nuevamente mostrando mi más cálida sonrisa, pero esta vez con menos fuerza.

-Sí. Bueno, ¿Tiene experiencia trabajando en un café?- Preguntó con un tono solemne que no me esperaba.

-Sí, trabajé en un café durante casi un año- Respondí tratando de sonar igual de seria que el señor que tenía en frente, pero mi voz no lo permitía, y todo lo que logré fue una extraña mirada por parte de él.

-Esta bien. ¿Tiene alguna clase de enfermedad crónica, señorita?- Preguntó, igual de serio, al parecer este señor no tenía otro tono. Pero lo preguntó como si no fuera importante, como si fuera lo más normal del mundo; pero el no sabía que para mí esa era una pregunta bastante complicada. Porque no sabía si catalogar de "enfermedad crónica", aunque en principio no lo eran, seguían siendo seguidos, pero ya los había superado.

Learn to Love (Nathan Sykes y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora