I: Melodías

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¿Alguna vez han escuchado una canción que los haga pensar en magia, en fantasía? ¿Qué los haga querer danzar entre estrellas, moverse junto a las luciérnagas bajo la luna llena? ¿No? 

¿Y una que los haga rememorar momentos olvidados, de aquellos que queremos queden enterrados en el pasado? ¿Han sentido surgir sentimientos perdidos? 

Justo ahora, mientras arreglo el jardín y sintonizo la radio, he escuchado dos canciones que han logrado eso. Una exquisita selección para estas horas de la tarde en un caluroso sábado. Normalmente no escucho esta emisora, su música siempre es muy alegre, pero hoy parece un evento especial por el día de los enamorados. 

¿Y qué mejor que una selección instrumental capaz de enseñarte nuevos mundos? 

—¡Tía! 

Distancia prudente, un metro exacto. Haruki sostiene una hoja de papel muy emocionado, una inmensa sonrisa ilumina todo su rostro, incluso alcanza sus ojos grises que este día reflejan un opaco verde.

Me he quedado cuidando de él mientras Isae trabaja, como siempre. Igual no tengo ningún problema, paso todo el día en casa y solo salgo cuando se trata de Haruki; sí, soy algo ermitaña y está bien así. El mundo no necesita tenerme cerca, nadie debería, pero la familia es familia y nunca se le abandona.

Tomo la hoja de papel y un delicado dibujo ha sido trazado; el arte es herencia, me atrevo a decir. Las clases a las que asiste en las mañanas rinden frutos, para un niño de cinco es toda una maravilla, una curiosa combinación de colores cálidos con fríos mostrando un contraste, a pesar de que todos sonreímos el ambiente del dibujo es confuso, tan confuso como debe ser. 

—Está muy lindo, ¿lo guardarás o quieres que lo colguemos? —Hay muy pocos dibujos de él a la vista, pocas veces accede a colgarlos. 

—No. Primero debo conseguir más amor.

Tiene cinco años y sabe que hay algo raro en nosotros; no lo culpo, todos somos neblina en diferente espesura. La claridad se perdió mucho tiempo atrás junto a melodías muertas del piano que ahora se halla escondido muy lejos de la sala.

2

Son pocas las veces que me decido a salir sin que tenga que ver directamente con Haruki, pero hoy es uno de esos días en que debo afrontar el mundo real. Aunque salir no va directamente relacionado con arreglarme, así que es normal recibir miradas, sobre todo si llevo a un niño conmigo, peor aun, si a este niño lo llevo agarrado de un pequeño lazo. 

Es mejor evitar el contacto.

Y que he salido a hacer, se preguntarán; es algo sencillo que suele hacer Isae, pero tiene turno doble, así que me toca a mí. Y es simplemente: comprar. Todo lo necesario para sobrevivir al mes, además de otros materiales necesarios para labores educativas y profesionales. Podría crearlas yo, pero eso requeriría muchas energías de mi parte y prefiero invertirlas en otras cosas. 

Creo que es buen momento de contar un poco sobre mí. Vivo con mi hermana menor, Isae, mamá, Haruka, y Haruki, que es hijo de mi hermana y su difunto esposo. Somos una pequeña familia que después de seis años de vivir cada uno por su lado volvió a la misma casa. O en términos más realistas, ellas vinieron a invadir mi casa y adueñarse de mi espacio de retiro lejos de todos, obligándome a regresar a los métodos tradicionales de vivir. 

Y por eso tengo que venir a comprar. 

Imagino que también se preguntarán por mamá; ella salió de viaje con nuestro hermano mayor y su familia —su exitosa esposa, heroína profesional muy querida en Osaka, y sus dos hijos, Hajime y Satoshi—. La verdad es bueno que se relaje, que viva aventuras en el extranjero porque desde la muerte de papá ella se descuidó y olvidó cómo es vivir, ella que siempre intentó que yo olvidara mis miedos...

The Poetry of your Heart || Present MicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora