IV: Herencia

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1

¿Saben lo que es ser secuestrada con permiso de tu madre? ¿No? Pues permitanme decirles que es un horror, peor aun si no me permiten llevarme a Haruki, como me hubiera gustado de haber decidido venir por mi cuenta, ahora estamos los dos...solos...en una casita desde hoy...sábado...hasta mañana...domingo. Es una pesadilla, apenas pude traerme una libreta por si acaso se me ocurre algo. 

Lastimosamente solo se me han ocurrido métodos de asesinato nocturnos. Y a menos que pretenda escribir una guía de cómo ser un villano y no ser capturado en el intento, no me sirven de mucho. 

—Mañana saldremos a caminar, no te molesta ¿o sí? 

—Sí me molesta, pero si no regreso a casa contando algo interesante me mandan de regreso —Escondo la cara en la pequeña almohada de la única habitación, ¿qué hice para merecer esto? Ni si quiera hay dos malditos futones, esto parece ser un complot hecho por mamá. 

Él ríe, "bajo". 

—Prometo que llevarás muchas anécdotas —Quizás sea por el sueño, pero ahora mismo él no es tan ruidoso como siempre ni me parece tan insoportable como la mayor parte del tiempo. 

Debería ser así siempre. Yo adoro la tranquilidad. 

2

Al ser verano dormimos perfectamente sin sábanas, aunque las madrugadas siempre son frías. Y quiero ir al baño, pero está afuera y afuera hace más frío...y yo soy muy débil ante eso, igual que ante temperaturas altas. Necesito un intermedio, y en este instante solo mi espalda se siente bien....él problema es la razón de eso... 

No solo está demasiado cerca, hay contacto. Fue mala idea dormirme tan cerca de él...esto me pasa por abrir la boca, nunca me imaginé que a mis casi treinta años sería obligada a hacer algo que no quiero. Y peor ¡ser echada de mi propia casa! Estas cosas no deberían pasarme.

No debería ser casi abrazada por él, tampoco debería estar aquí. Yo debería estar en casa a punto de dormirme luego de una ardua noche escribiendo, pero no, estoy sufriendo el segundo bloqueo de mi vida y para agregar carga... sé que tengo miedo. 

Yo me conozco, no importa lo que digan los demás, yo me conozco lo suficiente para identificar el miedo... ¿a qué? Prefiero solo negarlo y dejarlo estar...también soy bastante cobarde con respecto a mis emociones. Y es que cuando mis emociones se desbordan cosas malas pasan...y en soledad todo es tan carente de perturbaciones que no pude evitar tomarle el gusto, porque vivo con miedo y esa es la única emoción que sé aceptar, que permito esté junto a mí. 

Sí, filosofando mientras las ganas de ir al baño crecen. Por suerte no olvidé bañarme anoche, ni loca me meto a una ducha a estas horas. 

...

Yo debería golpearlo mejor, no solo lamentarme. 

...

—¡AH! —No pensé que fuera a gritar. Mala idea, al menos no fue tan alto. Eso sí, el sonido reboto en toda la habitación. Nada roto, eso basta. 

Me levanto de inmediato, lo mejor es afrontar el frío del exterior. El sol pronto iluminará todo y el calor comenzará. Aunque me gustaría que se quede en la temperatura de las ocho de la mañana, no es fría ni caliente. 

Es perfecta.

3

 —¿Qué te parece el pueblo? —Se ve alegre, verdaderamente alegre. Yo, por el contrario, me siento agotada. Gran caminata solo para ver el pueblo desde un pequeño risco, y parece de pintura, tal cual. 

—¿Caminamos tanto para esto? —No es en mal plan, pero mi condición física no es la más adecuada para este tipo de ejercicio. Que él no sienta esto como algo difícil no significa que para mí no lo sea —. Necesito dormir diez horas para recuperarme de esto...

Él se ríe, bastante alto. Agradezco que el viento amortigüe todo el sonido llevándolo en sentido contrario.  No sé que le ha parecido gracioso, pero no quiero averiguarlo. 

Me siento en el pasto, pica un poco, pero no quiero estar de pie. Isae tiene razón, vivo una vida demasiado sedentaria... pero hacer ejercicio no es algo que me emocione demasiado, igualmente mi individualidad es siempre la que me ayuda a mantenerme en forma. 

—Pero el pueblo, ¿te gusta? ¿Verdad que es tranquilo? Intenté convencer a Aizawa de que viniera, pero prefirió pasar en su saco de dormir... 

—Oh, ¿son cómodos?

—¿Qué? —Creo que no se esperaba eso, me estaba preguntando por el pueblo. 

—Los sacos de dormir, ¿son cómodos? 

Hace una mueca de berrinche, vale, no debí preguntar eso. Aunque sí me da curiosidad, como nunca he acampado no sé si lo serán. Y que alguien decida dormir en uno incrementa mi curiosidad. 

Tal vez si respondo su pregunta él me cargue. Sí, requiere contacto, pero está vez el cansancio me ha ganado. No puedo ni con mi propia alma y es casi hora de almorzar; hemos pasado la mayor parte de la mañana caminando por todos lados... ¿ahora entienden mi agotamiento? Esta subida empinada fue la guinda del pastel. 

—Es tranquilo...

—¿No te gusta? 

—Muy rústico, soy más de ciudad. 

—La próxima vez, deberíamos ir a un Onsen... mixto —Uh, este tipo quiere que lo golpee. Quizás tiene tendencias masoquistas, pero parece que disfruta disgustarme... —. ¿Regresamos? 

Yo solo extiendo los brazos, ciertamente me da algo de vergüenza pedirlo. Y él solo me mira entre sorprendido y confundido. Normal. 

—¿Es lo que pienso?

—¿Que me cargues? Sí, rápido, antes de que decida que prefiero rodar risco abajo.

Eso parece haber logrado que se decida, sin importarle que después, muy probablemente, yo lo empuje para alejarlo de mí. 

Si me acostumbro a él y sigue siendo parte de mi vida, no debería acostumbrarme al contacto. Y quizás termine alejándolo de mí, porque es más seguro para los demás no tenerme cerca.

Todo gracias a esa herencia que me dejó papá. No sé cómo le hizo, pero yo no logro controlarme como él... Oh, siento picor en los ojos... 

Maldita sea.

—Bájame. ¡Ya! 

Casi me suelta, oh, creo que esto es a lo que tengo miedo. Siempre presente, yo temo tanto querer a las personas. Y que por mi culpa se marchiten como las plantas a mi alrededor. 

La herencia es algo tóxico, incontrolable, que se manifiesta ante emociones fuertes. Y me siento tan triste. Debí ser fuerte y hacer el esfuerzo de caminar por mí misma, en lugar de hacer peticiones estúpidas que hagan añorar más contacto con otros seres humanos. 

—¿Yagami-san? —No se acerca, obviamente las plantas muertas es suficiente aviso. 

—Estaré bien, ¿podrías no mencionar esto nunca más? 

Él solo asiente, nada seguro, pero eso basta. 

Ahora solo debo ignorar esto, ocultarlo donde no moleste. 





Uh, no debí escribir este capítulo. Pero aquí está. No sé qué tal ha quedado, pero espero sea de su agrado. 

¿Qué les pareció? ¿Alguna opinión? ¿Qué piensan de esto? 

Gracias por leer♥

The Poetry of your Heart || Present MicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora