Emily Pot es una joven estudiante con un peculiar cabello color azul turquesa y una increíble personalidad que permitirá darse a conocer como la hermana menor de Stuart Pot; un joven sin empleo que pronto acudirá a un hobby para cambiar sus vidas.
A...
Estaba desayunando cereal en el comedor mientras acomodaba la nueva música que había descargado en mi celular.
-Buenos días...- sale Stuart adormilado de su habitación tratando de mirarme.
-Hola Blue, ¿por qué estas despierto?- despegue la mirada del aparato para ver a mi hermano tratando de mantener el equilibrio mientras entraba al baño.
-Iré a dejarte a la escuela...- entró al cuarto cerrando la puerta.
¿Dejarme en la escuela? La noche anterior llegó tarde tratando de buscar un empleo otra vez. Estaba cansado y aún así trataba de estar al día conmigo, aunque la mayoría de veces iba a la escuela sola no podía negar sentir un poco de entusiasmo.
Casi eran las 8am, mi hora de entrada al colegio y ya estábamos saliendo de casa.
Cuando aún quedaban 10 minutos de sobra, pasábamos por una tienda de instrumentos musicales. Algo que sucedía solo cuando me acompañaba.
-Ya llegamos. Vendré por ti al rato- dijo al detener nuestro caminar a unos metros de la entrada para revolver mi cabello en gesto de despedida.
-Esta bien, cualquier cosa avísame ¿ok?- con un movimiento de mano en señal de despedida se fue mientras yo me alejaba y me dirigía a mi salón.
Actualmente soy estudiante del tercer grado de secundaria. Tomo clases normales y extra de taller en dibujo y música, pues son las dos cosas que más me apasionan.
Mi gran problema es que no soy para nada sociable, solo tengo una única amiga llamada Carolina Stivens, pues los demás no se me acercan por "no tener un hermano normal" como suelen llamarlo todos en la escuela. Stuart tenía cabello azul celeste, estatura alta y los ojos hundidos a causa de un accidente. Para mí lo hacia ser especial, pero no toda la gente piensa lo mismo. Me tomaban como rara por tener las mismas cualidades que mi hermano, y para ellos bastaba mirarme para apartarse.
Carolina era diferente, pues contaba con una "rareza" muy poco común; sus ojos color morado y su cabello cristalizado formaban un conjunto de cualidades inigualables, sumado a su amabilidad y el cariño que me brinda.
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.....
11am.
El receso ya estaba empezando. Todos los días me siento con Carolina en un rincón de entre dos árboles grandes que pueden evitarnos miradas incómodas con los demás.
Los únicos maestros en los que podía confiar y que nos quieren tal y como somos; son en el Profe Damon de música y el Profe Jamie de dibujo. Solo ellos podían saber en donde nos ocultábamos.
Cuando terminé de comer el pequeño sushi que me había comprado el día anterior como lonche de hoy saqué mi celular dispuesta a jugar, pero no sin antes leer el mensaje que había recibido de mi hermano hace un momento.
