Azúcar y sal.

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Habían pasado dos semanas desde que volé de Inglaterra a mi país. Ahora, sin lugar a dudas, mi único hogar es Sydney. Sin embargo, mi país tiene algo, un color diferente, un tipo de gente especial, unos rasgos carácterísticos. Y no me había dado cuenta del de menos que lo echaba hasta que lo pisé de nuevo. Mi comida, mi habla... Mi familia.

Llevaba camiseta de tirantes y shorts vaqueros, el tiempo era demasiado caluroso. En los pies llevaba unas vans blancas. Blanco nuclear, blancas como la nieve. Un blanco que solo puede significar una cosa: que lo ha lavado mi madre.

-Mamá, voy a salir a dar una vuelta por el barrio, a ver a quién me encuentro hoy.
-Muy bien cariño, ten cuidado, no vuelvas tarde.
-No lo haré.

Mi madre estaba especialmente cariñosa. Sería por el hecho de que la suya acababa de irse y se había concienciado de que no quería perderme. De todas formas, nunca lo haría. Ese vínculo entre madre e hija no puede morir. Mi padre, sin embargo, estaba algo diferente a lo que lo recordaba. Es serio, frío y trabajador, como siempre. Pero ahora tiene bigote y no para de tocárselo. Todo el mundo parecía más feliz allí. Hasta mi perro. Pero había una cosa que me frenaba. Luke. Todo el puñetero día en mi mente. Todo el puñetero día con el móvil en la mano a ver si está o me habla, o lo que sea. Ni siquiera tenía sentido.

Y es que hemos sacado una conclusión de las relaciones a distancia. Son como mezclar azúcar y sal en un vaso de agua y darle un sorbo. Es asqueroso, agridulce y seguramente, malo para la salud.
Al menos, tenía ese momento del día en el que hablaba con él y era ilusión similar a la de los niños el día que le dan las vacaciones de verano. Pero se repetía cada día, normalmente por la noche, aunque su noche y la mía, no eran a la misma hora.

-¿Angel?- me despista una voz de chica- Soy Sara, fuimos juntas en primaria.
-Ah, sí, Sary te llamaban, ¿no? Dios tengo un recuerdo muy lejano.
-Cuanto me alegro de volver a verte. De hecho, me da un poco de vergüenza decirlo, pero he estado publicando por las redes sociales que viniste conmigo al colegio y...- giraba su pelo entre sus dedos, sonrojada- nadie se lo creé. Soy una gran fan de Luck, de verdad.
-Si eso quiere decir que quieres una foto, no tienes que irte por las ramas. Ven, vamos a callarle la boca a los que no te creen.

Nos hicimos una selfie y la publiqué en mi twitter junto con un: "con una gran compañera de la infancia". Se ilusionó muchísimo y se rio.

-Gracias-Me dijo.
-No tienes que dármelas. -Miré a ambos lados despistada. -¿Me haces un favor?
-Lo que quieras.
-¿Me llevas de vuelta a casa? Esto ha cambiado tanto que he empezado a andar y ya no tengo ni idea de donde estoy.
-Claro. Será un honor.

Empezamos a andar por una dirección que solo ella sabía y charlamos por el camino.

-Me alegro mucho de que todo te haya salido tan bien, Angel. Menos mal que tuviste el valor para irte.
-No fue fácil, te lo aseguro. De todos modos, no todo es de color de rosa.
-¿Qué dices? Yo solo con tener un novio como el tuyo me conformaría.
-No me hables de él, que me deprimo.
-Lo echas de menos, ¿no?
-Una barbaridad. También a los demás, pero Luke es diferente.
-Ya estamos cerca de tu casa.
-Sí, me conozco esta calle. Creo que es la única que conozco.
-Te dejo aquí, entonces. Oh, Dios mío. Tendría tantas preguntas que hacerte...
-¿Qué tal mañana? Por ahora no tengo nada que hacer. Estoy de vacaciones. Dame tu movil, te escribo mi número.
-¿En serio?
-Claro que sí. Solo una cosa, Sara, no publiques donde vivo, por favor.
-No, tranquila, no lo haría nunca.
-Hasta mañana, entonces.
-Hasta mañana.

Entré en mi casa y automáticamente me recogí el pelo en un moño. Tenía la nuca sudando del calor que hacía. Mi padre estaba en el salón leyendo algo en su portatil.

-Hola, papá. -Me saludó con la cabeza. No entendía el rencor que me tenía.- ¿Dónde está mamá?
-Ha ido al supermercado.

Asentí. Como tenía el móvil en la mano, lo noté vibrar y mi corazón se aceleró.
"Hola, preciosa. ¿Skipe?"

Subí las escaleras a tal ritmo que no sé como no me maté. Abrí mi portátil y le di a llamar.

Un Luke sentado en la cama con pijama de mangas largas y manta enroyada me contestó en unos segundos. Tenía las ojeras hasta las mejillas.

-Luke, qué mala cara.
-Yo también te quiero.

Me reí.

-¿Qué hora es? -le dije extrañada.
-Las cinco de la mañana. No puedo dormir.
-¿por qué?

Se encogió de hombros. -Estoy de mal humor hoy.

-Te echo de menos, Luke.
-Y yo. No sabes las ganas que tengo de poder tocarte.
-En una semana estaremos juntos de nuevo. En Australia. Echo de menos Australia también, pero deberías venir aquí. Te encantaría.

Observé su sonrisa cansada. Sus ojos celestes parpadeando. Toqué la pantalla como si fuera a sentirlo a él. De pronto mi puerta se abrió.

-Ángela te he comprado esto, no se si querías.... ¿Estás ocupada?
-Eh... Esto... Estaba hablando con...
-¿Con tu novio?
-Mamá, puede escucharte.
-¿Puedo verlo?

Sin esperar mi permiso, vino hacia mí y se sentó a mi lado. Mi cara estaba del color del tomate natural. Y los ojos de Luke abiertos como platos.

-Hola- mi madre saludó a la pantalla. -Soy Martina, soy la madre de Ángela.
Luke asintió.
-Encantado. Soy...Luke.

Mi madre se rió y me dijo al oído:"es muy guapo" después prosiguió.

-Encantada, Luke. Espero poder conocerte alguna vez. Ángela no para de hablar de ti.- Puse los ojos en blanco por un segundo.- ¿Cuánto tiempo lleváis juntos?

-mamá, ¿crees que el momento para entrevistas?
-Que borde eres, hija.
-Tres meses, mamá, tres meses.
-Qué bonito. Que envidia me dais... Bueno, os voy a dejar solos. Espero verte pronto, Luke. Encantada de conocerte.
-Igualmente, un placer.

Mi madre se fue y Luke se estaba riendo con las mejillas coloradas.
-Creo que no debería haber conocido a tu madre a través de skipe a las cinco de la mañana.
-Aquí son poco más de las doce. Es pleno día.

Nos reimos y nos quedamos callados un rato después. Luke estaba durmiéndose.

-Quiero seguir contigo pero no puedo con mi cuerpo.
-Descansa, amor. Hablamos más tarde. No te preocupes.
-Creo que ahora si podré dormir.
-¿Gracias a mi? ¿Es por que te aburro?
-Me tranquilizas.
-Soy tu "tranquilizadora".
-No. Mi ángel, Angel.
-Aw... Que cursi estás, mi amor.
-Creo que necesito verte. En persona.
-Sí, y yo a ti. Me encantaría estar contigo ahí.
-Me voy a dormir. Te llamo luego.
-Buenas noches, amor. Descansa.

Me tiró un beso y se apagó la pantalla. Se notaba que lo estábamos pasando realmente mal. Pero había una buena noticia, algo muy bueno dentro de mi relación estaba a punto de pasar. Algo tremendamente inesperado.

Luck (Luke Hemmings fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora