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Namjoon buscaba entre el estante el bendito ramen de pescado que tanto le pidió su amigo pero no lo encontraba, y en el lugar en el que debía estar no había más que de los otros sabores. Se le ocurrió mirar detrás de uno de los paquetes de pollo y aleluya, ahí estaba. Estaba toda la fila del dichoso ramen de pescado; había estado cubierto por un simple producto.
Aunque cuando fue a apartar el sabor no deseado para alcanzar el otro se le cayeron unos cinco paquetes al suelo.

Namjoon suspiró haciendo ademán de agacharse, pero antes de que pudiese tomar el primero un joven le hizo el favor de recoger todo.

Namjoon murmuró un gracias y cuando se levantó el joven no pudo hacer más que quedarse quieto. Era hermoso. Tenía la cara tan dulce y los mofletes tan hinchados que le provocaba guardarlo en su cama y darle de comer. Sus labios eran gruesos, incluso más que los de él mismo diría y cómo se cerraban sus ojos al sonreír era otro de los encantos que poseía el chico que tenía en frente.

Pero lo que más le llamó la atención fue la marca negra que tenía.

El joven miró el producto recogido y soltó una pequeña risa.

—¿Puedo saber qué le causó risa? —preguntó con curiosidad.

El otro negó con la cabeza pero respondió aún con su brillante sonrisa:

—Conozco a alguien que siempre se quejaba de lo horrible que le sabía este sabor.

—A mí tampoco me gusta —comentó.

El chico asintió y después de poner los otros cuatro en el estante de nuevo, le entregó el paquete de sabor a pescado.

Namjoon se había esperado que le preguntase por qué compraba algo que no le gustaba, quería seguir hablando con él, sobre todo porque su voz era tan dulce como su rostro y su personalidad. Como su risa. Era tan hermoso el chico, no lo quería dejar ir.

—Disculpe si soy muy imprudente: ¿Puedo saber qué significa el negro?

El desconocido miró confundido hasta que Namjoon señaló las dos pequeñas rayas de su mejilla.

—Que ya estoy enamorado de una persona y que no será reemplazada por nadie en el mundo.

Namjoon le sorprendió la respuesta instantánea, como si la hubiera recitado de memoria. Se sintió un poco desilusionado, aunque apenas supo de la existencia del joven, lo que sentía era algo muy cercano al amor.

—Oh —murmuró—. ¿Cómo se llama? Usted, me refiero.

—Park Jimin, ¿por qué? ¿Me conoce?

Namjoon negó con la cabeza.

—No, es solo que... —No sabía qué decir—. Nada. Yo me llamo Kim Namjoon.

Jimin le sonrió y asintió.

—Es un nombre bonito. Me gusta. Bueno, adiós, debo irme.

Quería detenerlo, seguir hablando e invitarlo a un café, pero no tenía ninguna excusa. Vio cómo el chico de rasgos hinchados y chaqueta negra pasaba de largo e incluso sintió cierto miedo y tristeza al pensar que nunca lo volvería a ver pero que por siempre quedaría su imagen en su memoria.

Namjoon entró a su departamento, guardó el resto de la compra en la cocina y el baño y dejó el ramen en el comedor para no olvidarse de llevarlo mañana a la casa de su amigo.

Tomó su portátil y se sentó en su cama. Le mandó un mensaje a su amigo, a quien internamente le agradecía por hacerlo comprar ramen de pescado. ¿Era en realidad agradecimiento que sentía? No estaba seguro de si quería olvidar al chico del supermercado. Se llamaba Park Jimin ¿o no?

Seokjin no respondía y cerró el portátil sin saber qué más hacer. No podía concentrarse más que en el joven Jimin. Había visto a otras personas esconder su marquilla con el cabello o algún tipo de gorra. Vio también a niños escondiéndolas con calcomanías o dibujos a mano pero nunca a un adulto hacerlo con un marcador. Al menos parecía ser marcador. Le produjo cierta risa y ternura pensarlo aunque cuando recordó lo que le respondió Jimin acerca del significado del negro se entristeció un poco. El chico parecía un poco perdido, se le hacía que seguro sus sentimientos no eran correspondidos. ¿Cómo no poder corresponderle amor a una persona tan dulce? Se veía tan frágil, parecía necesitar amor. Namjoon le habría dado todo el amor del mundo. Pero nunca lo volvería a ver.

—Qué ridiculez —dijo suspirando y se echó en la cama.

Ramen & Chocolate [NamMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora