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Namjoon despertó al medio día con dolor de cabeza y ganas nulas de levantarse. Tomó su celular para mirar la hora y vio algo que le llamó la atención. Un mensaje de un desconocido.

"No es ilegal comprar dulces a la madrugada"

El pensamiento se le hacía familiar, y entonces recordó cómo anoche había invitado a un postre a Jimin y cómo había logrado tener su número. Tomó su almohada y se cubrió la cara de la vergüenza. ¿No había podido ser más prudente? ¿Debió volver a encontrárselo en ese estado? Solo podía esperar no haber apestado demasiado a alcohol.

Su lado decente se vio tentado a eliminar la conversación para deshacerse del número de Jimin y dejar que él diera un primer paso cuando se sintiera cómodo. Pero no se veía capaz de hacerlo, no se atrevería a arriesgarse a no verlo de nuevo. Había tenido demasiada suerte al encontrárselo una vez más, ¿o acaso vivía cerca y nunca se fijó en él?

Namjoon almorzó a las tres de la tarde. Varias veces durante el día le echó un ojo a la foto de perfil del chico. Era él con su hermosa sonrisa que le cubría los ojos, pero había alguien más junto a él. Era otro chico, ¿sería su novio? ¡¿Cómo saberlo?! Su maldita marquilla la coloreó con marcador. No podría ni siquiera saber si le gustaban los chicos o las chicas o ambas o ninguno o qué.

"Ya tengo a la persona de la que debo estar enamorado".

¿Para qué se molestaba? El punto es que era alguien de quien estaba enamorado, no un género. Una persona. No era él, y no podría serlo porque Park Jimin además de un hermoso rostro tenía al amor de su vida. O eso parecía pensar él. Namjoon deseaba saber más de él, se le hacía muy interesante.

Recordó entonces el aspecto que tuvo Jimin en la madrugada, cayendo en cuenta de que probablemente había llorado y entonces también se preguntaba por qué y cómo una persona de rostro tan bello y sonrisa tan brillante podría estar triste.

Por todo ello le mandó el mensaje.

"Hola, Jimin. Me gustaría seguir hablando contigo. ¿No quieres así sea un brownie? Después de todo es regalado."

Pensó que el mensaje que había mandado sonaba horrible, pero era quizá la mejor versión de lo que había escrito. Había borrado el mensaje unas seis veces y por poco no lo envía, pero finalmente lo hizo gracias a su profundo anhelo de conocerlo.

Park Jimin después de un rato leyó y lo dejó en visto. Kim había pasado toda esa hora constantemente revisando el celular y luego unos quince minutos una respuesta. Pero no había nada. ¿Lo estaba rechazando? Kim reunió el valor para enviarle un segundo mensaje.

"¿Lo estás pensando?"

A los dos minutos al fin recibió un mensaje de él. Al sonar la notificación por poco Namjoon se lanza a tomar el teléfono. El mensaje aunque no le daba tranquilidad completa, al menos le decía que Jimin no era tan grosero.

"Sí, lo estoy pensando."

Optó por no responder. Esperaría cualquiera fuese su respuesta, si es que la ansiedad no lo comía primero.

Kim Namjoon, algo desilusionado compraba comida rápida. ¿Y si Jimin olvidaba su invitación? ¿O no quería responder? Cuando estaba a punto de pensar que debería rendirse, recibió un mensaje.

"Está bien. ¿Mañana a las cuatro?"

Namjoon miraba el celular distraído. Sonreía, y no podía ver nada más que esas letras, hasta que fue despertado por quien estaba en la caja.

—¿Su pedido?

Pidió su comida y mientras comía pensaba en cómo responderle. Podía ser un "claro" pero ¿con o sin signos de exclamación?

"Claro, mañana a las cuatro en 'Cha, Cake'."

Contestó con un ok y un emoticón. Kim no se quejó y cuando llegó al apartamento lo primero que deseó hacer fue dormir para que fuese el día siguiente y poder ver a Jimin. Aunque lo intentaba, no lograba dormirse. Miles de escenas rondaban por su cabeza, todas de cómo podría resultar su "encuentro" –porque no podía llamarlo una cita–. Algunas muy fantasiosas, otras más realistas que lo entristecían.

Sus labios. Su sonrisa. Sus lágrimas. El arrugar de su nariz. Sus golpes.

¿Qué podía salir tan mal?

¡¿Por qué no lo dejó ir?!

Ramen & Chocolate [NamMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora