Capítulo 9: Maravillosa (2º Parte)

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Los ojos del agente se detuvieron en la parte superior del traje y tragó saliva ruidosamente.

- Eso... eso es un gran escote, Huesos - pudo susurrar, sintiendo la boca seca.

El traje de Mujer Maravilla que años antes le sentaba increíblemente bien, ahora se había convertido en un traje casi digno de una mujer de la calle, el corsé increíblemente ajustado levantando sus pechos y dejándolos prácticamente por entero al descubierto.

- Te lo dije - replicó ella y se sentó en la cama con expresión mustia -. Me encantaba este traje.

- A mí me encanta - le susurró de pronto el agente, arrodillado a su espalda, notando la cremallera a medio subir -. La vista desde aquí es mejor que desde el frente - se inclinó sobre su cuello y besó el punto detrás de su oreja, sin despegar la vista de los senos.

- ¡Booth! - se quejó la antropóloga dándole un manotazo cuando intentó deslizar la mano bajo el disfraz.

- Oh, vamos - el agente le acarició los brazos y la besó en el cuello -, no me puedes mostrar eso y dejarme sin nada.

La antropóloga rió y echó la cabeza hacia atrás para encontrarse con la mirada ardiente de su esposo.

- Con ese par no necesitas tu lazo mágico - bromeó él, bajando sus manos por dentro del corsé, esta vez sin ser detenido -. Paralizarías a cualquiera... hombre o superhéroe - le susurró al oído mientras la acariciaba.

Brennan jadeó y se echó más hacia atrás, apoyándose en el pecho de su esposo.

- Oh...sí, me encanta eso - sonrió cuando él le pellizcó los pezones levemente -. Tengo más trucos - afirmó en su tono arrogante.

- Oh, ¿sí? ¿Me los mostrarás?.

- Te haré arrodillar ante mí, villano - le respondió y tironeó de su mano hasta que el agente quedó de pie frente a la cama, observándola con lujuria.

- ¿Así que traes armas? - lo interrogó en tono juguetón pasando la mano por su erección y girando alrededor de él.

- Nada con lo que yo no pueda - descartó con un ademán y se sentó en la cama, justo frente al agente, su nariz rozando su vientre en el proceso.

Sin dejar de mirarlo a los ojos, le quitó pantalones y bóxers con rapidez.

Ante sus ojos el miembro de Booth se erguía orgulloso, mientras el agente entrecerraba los ojos esperando ansioso su próximo movimiento.

Deslizó las manos hacia el amplio pecho de su marido, acariciando los músculos, y sonrió al sentir la reacción más abajo. Usó las uñas para acariciarlo, deslizándolas hacia abajo pero sin llegar a tocar el punto álgido.

Booth jadeó y apoyó su mano sobre la cabeza de su esposa, hundiendo los dedos entre el desordenado cabello.

- Oh, Dios... - gimió cuando ella comenzó a acariciarlo.

La mano de Brennan se deslizó por la longitud de su pene, primero lenta y suavemente, luego con más velocidad y fuerza.

Se detuvo cuando la mano de Booth se posó sobre la suya, y levantó la mirada interrogante hacia los ojos brillantes de su marido.

- Me encanta esto y lo sabes, pero viéndote en ese traje... hay algo que me encantaría hacer -le explicó con voz contenida -. ¿Podrías tumbarte en la cama? - Brennan lo alentó asintiendo entusiastamente, le intrigaba saber qué tendría su esposo en mente para vacilar de aquella forma.

Se deslizó por las sábanas hasta que pudo recostar todo su cuerpo y lo miró expectante.

Booth la observó acomodarse y no pudo evitar inclinarse para acariciar su pie y deslizar la mano por su pierna.

- Maravillosamente hermosa - le susurró antes de soltarla para terminar de deshacerse de sus pantalones y bóxers.

Se tendió sobre ella, besándola con pasión. Deslizó su boca por su cuello, dejando pequeños mordiscos sobre el punto en el que sabía que era más sensible, logrando como recompensa sus jadeos.

Poco a poco llegó hasta el borde del corsé y bajó la cremallera con facilidad, dejando los pechos al descubierto. Estimuló los pezones con su boca y sus manos hasta que Brennan se retorció en la cama.

Apoyado en codos y rodillas sobre ella, movió su cuerpo hasta que su pene estuvo a la altura de los pechos.

- ¡Oh! - exclamó Brennan entusiasmada -. Quieres una cubana, ¿eh?

Booth se sobresaltó ante las palabras y tuvo que apoyarse en la cama para no perder el equilibrio.

- ¿Desde cuándo sabes tú esas expresiones? - preguntó mirándola asombrado.

- He estado documentándome desde nuestras últimas conversaciones - le guiñó un ojo ella, sorprendiéndose ante el azoramiento de su marido -. Yo también quiero que lo hagas, Booth - lo alentó apoyándose en los codos para acercar más su cuerpo al de él.

Las manos de Booth cubrieron sus senos, juntándolos para provocar mayor fricción mientras se movía sobre ellos. Sus ojos encontraron los de Brennan, que sonrió con picardía.

- ¿Era una deuda pendiente? - le preguntó, extendiendo una mano para acariciarle el abdomen.

- Tengo...muchas noches de cosas pendientes contigo, Huesos - logró articular el agente entre jadeos.

Le pellizcó los pezones y tironeó de ellos, mientras la observaba echar la cabeza hacia atrás y suspirar.

- No me arruinarás el traje, ¿verdad? - le preguntó volviendo a mirarlo con un puchero.

- Sólo volverás a ponerte este traje para mí - gruñó el agente dirigiendo una de sus manos al cabello de ella, sin dejar de moverse - Dios... - musitó cuando la antropóloga deslizó una mano entre sus piernas y le acarició los testículos.

- Déjame ver cómo te corres para mí y quizás me convenzas - contestó ella.

Ante estas palabras el agente apretó más los pechos de su esposa, sintiéndose cada vez más cerca del orgasmo ante la imagen de ella observando con lujuria cómo su pene se deslizaba entre su carne sonrosada.

Sus caderas se movían erráticamente, mientras con los pulgares acariciaba los pezones endurecidos de la antropóloga.

En segundos todo su cuerpo se estremeció, empujó con más fuerza y se derramó sin control sobre ella, salpicando su semen sobre su pecho y su cuello.

- Dios...- musitó, dejándose caer a su lado sobre la cama, totalmente extenuado -. Me has vuelto loco, cariño.

- Ya lo he visto - sonrió ella con dulzura -. Pero ahora tengo un problema.

El agente se incorporó rápidamente ante estas palabras y la miró.

La antropóloga señaló con un dedo su pecho, cubierto de semen, y lo amonestó en tono de broma.

- Le quieres enseñar a nuestra hija que tiene que limpiar lo que ensucia y tú no lo cumples.

- Hey, dame un minuto, no todos tenemos tu maravillosa rapidez - respondió el agente mientras comenzaba a quitarle el traje con cuidado -. Pero tengo poderes que puedo demostrar muy bien en la ducha.

Le guiñó un ojo y la levantó en brazos con facilidad, mientras ambos sonreían.

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FANTASIAS (DEMILY) (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora