Capítulo 3 : Proposición (3° Parte)

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- Eso fue increíble - respondió, mientras se sentía endurecer más ante el recuerdo -. ¿Adónde quieres llegar, Huesos? Dilo antes de que no aguante más y te rompa la ropa.
- Has soñado con el caso de las gemelas del circo - respondió ella - ¿Te confieso algo? - bajó la voz y le tomó una mano entre las suyas, acercándola para besarle los dedos -. En aquel momento, me pregunté si en todas las tareas manuales eras tan habilidoso. Y estuve algo excitada durante el caso. Dormir al lado tuyo, en aquel remolque.
- Esa cama era demasiado pequeña, lo sé - rió Booth, sorprendido y más excitado todavía -. Si vamos a confesar, tengo que decirte que también estuve duro aquellos días. Te pedí que durmieramos espalda contra espalda porque creí que sería lo más sencillo, pero sentía tu trasero contra el mío. Y sí que tenías un buen trasero, Huesos - volvió a reír y le acarició la cadera con su mano libre.
- ¿Tenía? - las cejas de la antropóloga se levantaron, esperando una respuesta.
- No sé, déjame corroborar - le guiño un ojo y se apoyó en un codo a su lado, esperando mientras ella se giraba hasta quedar boca abajo.
La destapó y la observó con detenimiento, registrando en su mente cada curva de su cuerpo, el color de su piel levemente sonrosado, la forma en que el camisón revelaba su trasero redondo y perfecto.
Era Huesos, la misma mujer que lo volvía loco a cada instante y por cada motivo, la misma que había estado persiguiendo por tanto tiempo que ya ni siquiera sabía cuándo había empezado a hacerlo. Era ella y siempre había sido ella.
Y de repente se sintió un tonto por ponerse de aquella forma con lo que ella decía y con sus propios sueños. ¿Con quién más poner en práctica sus fantasías? ¿A quién más contárselas que no fuera ella? No es que se las contara a nadie, claro, él siempre había sido el tipo de hombre caballero que no tiene memoria.
Pero Huesos era ahora su esposa, y aun antes de serlo había sido la protagonista de muchos de sus sueños más eróticos, aquellos por los que sentía que tenía que confesarse, porque incluso estando con otras no podía evitar al mirarla admirar su cuerpo.
Extendió una mano y la acarició desde la espalda al trasero, suave pero firmemente.
- Es perfecto - sonrió y le dio una palmada.
- Ooooh. - susurró Brennan, una mezcla de suspiro y jadeo que motivó más al agente -. Puedes... puedes hacerlo más fuerte - balbuceó.
- ¿Quieres eso? - le preguntó Booth en el oído - ¿O prefieres que te diga todo lo que siempre he querido hacer contigo? Dijiste que te ponía que te hablara sucio - le recordó.
La antropóloga se quedó quieta, sólo esperando.
- Me encanta tanto tu cuerpo. - suspiró él, volviendo a acariciarla desde los hombros hasta los muslos -. Quiero besarte, morderte, marcarte. - suspiró nuevamente - Me encantan tus orgasmos, hacerte gritar, que digas groserías sin importarte nada y que me pidas más. Y he fantaseado desde siempre contigo. Cuando te vestiste de Roxy, ¡Dios! Necesité enfocarme mucho en el caso, ¿sabes? - la acarició de nuevo y Brennan tembló, necesitaba más -. Y he soñado contigo en el laboratorio, en la SUV, en mi oficina, en el Founding Fathers. Incluso... -tragó saliva porque esa confesión le iba a costar especialmente-. Incluso soñé que me cabalgabas tras el caso del poni.
- Yo también - respondió ella - He soñado muchas veces contigo, especialmente con el día que te desvestí en el laboratorio porque tenías evidencias en la ropa - lo miró con expresión inocente.
- Una conducta muy poco profesional, Dra Brennan - se inclinó sobre ella y la besó, siendo correspondido apasionadamente.
- ¿Piensa hacer algo al respecto, agente? - preguntó ella, mordiéndose el labio en un gesto sensual.
- Te voy a follar hasta que no puedas caminar - respondió, colocándose detrás de ella rápidamente - Quieres eso, ¿verdad? - le sujetó la cabeza y comenzó a besarle el cuello - Pídemelo - le exigió, los labios mordisqueándole el lóbulo.
- Sí, sí. - respondió Brennan - Sí, por favor.
- Pídemelo - repitió el agente, sujetándola por las caderas y levantándola hasta dejarla a cuatro patas.
La antropóloga giró la cabeza y lo miró por sobre el hombro, un fuego ardiendo en sus ojos azules.
- Fóllame, Booth - pronunció, sus ojos fijos en los de él.
Booth sonrió por un segundo, tenía que haber sabido que Brennan no se quedaría atrás.
La tomó por las caderas y frotó su miembro aún cubierto contra el trasero de ella.
- Estás mojada - constató, mientras le quitaba el camisón por la cabeza.
- ¿Cómo no estarlo? - respondió ella, jadeando al sentir la mano de Booth sobre sus pechos, pellizcando sus pezones.
El agente deslizó sus manos a las caderas de la antropóloga y ella las movió juguetona, provocando otra palmada en el trasero de su marido.
- ¡Oh! - gimió mientras Booth le quitaba las bragas, deslizándolas por sus piernas.
Esperó impaciente a que él se quitara sus bóxers, y suspiró cuando por fin lo sintió colocarse detrás de ella, más que listo para penetrarla.
Booth la sujetó de las caderas con fuerza y la embistió de una sola vez, gimiendo al encontrarla increíblemente húmeda.
- Oh, Dios, sí - gimió Brennan, moviéndose al compás de las embestidas de Booth -. Más, por favor. - pidió casi suplicando.
- Apenas empiezo, nena - respondió Booth sujetándola con más fuerza - ¿Lo quieres más duro? - le preguntó, sacando su miembro para juguetear en su entrada, provocándola.
- Oh, sí, sí, sí - pidió moviéndose, buscándolo, ya perdida en el placer - Más duro, Booth, más...
Calló de repente cuando el agente volvió a penetrarla, esta vez tumbándola en la cama con el rostro sobre la almohada, todo su cuerpo atrapado bajo el de él.
Se movió en su interior con fuerza, descontroladamente, a un ritmo que habría sido imposible de no tener el agente un excelente estado físico.
Se sentía completamente a merced de él, sus manos no podían tocar más que las sábanas y apenas podía mover las caderas, así que hizo lo único que tenía a su alcance. Comenzó a contraer sus músculos vaginales alternadamente, provocando un gruñido de Booth en su oído.
- Me gusta eso, Huesos, lo sabes - le susurró, y se aferró a su cuello, besándolo y mordiéndolo sin dejar de moverse.
La antropóloga se sentía cada vez más cerca de estallar y terminó haciéndolo cuando la mano de Booth se deslizó debajo de su cuerpo sudoroso y frotó su clítoris. Se corrió con fuerza, con los ojos cerrados y respirando agitadamente, mientras Booth disminuía el ritmo de sus embestidas a estocadas lentas y profundas, sintiendo su orgasmo en todo el cuerpo.
- Oh, Dios. - suspiró sin fuerzas cuando terminó, con él duro aún en su interior.
- ¿Estás bien? - la mano de Booth le apartó el cabello sudado de la frente para mirarla a los ojos.
- Genial - respondió en un susurro -. Pero tú no te has corrido.
- No estoy lejos - respondió él, volviendo a moverse lentamente - Pero quería saber si podías seguir.
- Hazlo - respondió sonriendo -. Me encanta sentir cómo llegas dentro de mí.
El agente siguió con un ritmo tranquilo, mientras le besaba y mordía el cuello, y pronto Brennan pudo sentir cómo aceleraba y los jadeos en su oído le indicaron que estaba cerca.
- Oh, Dios, Huesos, voy a correrme - casi gritó y tembló cuando llegó al orgasmo, derrumbándose sobre el cuerpo de ella exhausto.
- Quédate un momento así - le pidió la antropóloga después de unos segundos -. Me gusta sentir tu cuerpo sobre el mío - explicó con voz dulce.
- Te aplastaré - respondió el agente.
- No, es sólo un momento - Brennan suspiró y le tomó una mano - Esto también es hacer el amor, Booth - reflexionó acariciándole los dedos.
- Claro que lo es, Huesos, entre tú y yo siempre lo es - respondió el agente.
- ¿Me dirás ahora todas tus fantasías y todo lo que quieras hacer conmigo? - le preguntó entonces ella.
- Será mejor - respondió el agente y se acomodó a su lado, sujetándole la mano - Tú también me dirás las tuyas y haremos que dejen de ser fantasías.

Hola chicos!  😄 Ayer tuve problemas para subir el capitulo 😓 Pero bueno espero que lo disfruten 😄 Recuerden dejar su voto 🌟

FANTASIAS (DEMILY) (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora