Tumbado en la cama, Booth miraba a su esposa mientras ésta se cepillaba los dientes y reunía valor para hablar con ella. Había estado callada casi toda la tarde y buena parte de la noche y aquello no era normal en ella.
-De acuerdo, Huesos, escúpelo -pidió el agente al verla acercarse a la cama.
-¿Que escupa el qué? -preguntó Brennan, parándose y mirándolo con ojos como platos-. Ya me he cepillado los dientes y escupido la pasta.
Booth no pudo evitar sonreír ante la típica respuesta demasiado literal de Huesos.
-Me refiero a que hay algo que te está rondando la cabeza, has estado muy callada todo el día y eso no es propio de ti.
Brennan suspiró, se sentó en la cama y agarró su mano.
-Verás, Booth, hay algo que te quiero decir pero... Me da miedo decírtelo. Tengo miedo de que te enfades y...
-Huesos, sabes que puedes contarme lo que sea -replicó el agente, ligeramente herido.
-No es tanto contarte como pedirte algo y... -suspiró y trató de ordenar sus ideas. Lo mejor sería no andarse con rodeos-. Hoy Angela me ha regalado una cosa como regalo tardío de despedida de soltera.
-¿Y qué es? -preguntó el agente, la curiosidad y el miedo a lo que la artista podría haberle regalado batallando entre sí.
-Son unas esposas. No como las tuyas, son... De ésas que tienen terciopelo rosa. Espera, que te las enseño -Brennan se levantó rápidamente y sacó del bolso las esposas.
-La verdad es que viniendo de Angela me parece hasta suave.
-Y me ha dicho... -la antropóloga no había terminado-. Me ha dicho que como tú tienes tus esposas yo debería tener las mías.
-¿Quieres decir...? -comenzó el agente, inseguro.
-Que quiero esposarte, Booth.
No. No. Definitivamente no. Él no era la clase de persona que juega a juegos de rol, ni que se somete ni que... ¿A quién pretendes engañar?, preguntó otra voz en su cabeza. Has jugado a juegos de rol con ella, tienes que controlarte para no tener una erección cada vez que piensas en arreglar el coche o hacer la colada... Y en cuanto a someterse... ¿Recuerdas la noche en la que hablasteis de fantasías? ¿Acaso Huesos no permitió que hicieras lo que quisieras con ella?
Gruñó de frustración y recordó una vez más cómo Brennan se había enfadado ante su negativa.
"-No.
-Pero Booth... Me dijiste que habías fantaseado con que te cabalgara tras el caso del poni.
-Me has cabalgado muchas veces, Huesos.
-Ya, pero nunca has estado a mi merced. Y yo sí -replicó mirándolo con aquellos ojos enormes, casi inocentes.
-Déjame pensarlo -pidió el agente, sabiéndose acorralado."
Más que enfadado se había entristecido y él no soportaba verla triste. Huesos no haría nada que le hiciera sentirse mal, ¿verdad? Con un suspiro de resignación sacó el móvil y llamó a su mujer.
-Brennan.
-Sí.
-¿Sí, qué?
-Que de acuerdo, dejaré que me esposes.
-¡Gracias, Booth! -respondió con entusiasmo-. Te va a encantar -susurró sugerentemente y colgó.
Oh, Dios mío, ¿en qué lío me he metido?
Al contrario que el día anterior, fue Booth quien estuvo callado toda la cena mientras Brennan comentaba su día. Tras dejar a Christine dormida en su cuarto, la antropóloga se dirigió al dormitorio, donde la esperaba su marido.
-¡No te cambies! -pidió la antropóloga al ver que su marido comenzaba a soltarse la corbata-. Siéntate -le pidió, colocándose a su lado en la cama. Colocó las manos en su cuello y, acercándolo a ella, lo besó profundamente en los labios.
Booth dejó escapar un gemido de placer y, mientras Brennan se deshacía de su corbata y soltaba los botones de su camisa, metió las manos bajo la camiseta de ella.
-No -contestó la antropóloga separándose rápidamente de él.
-¿No qué? ¿No puedo tocarte? -preguntó horrorizado.
-Claro que puedes tocarme, Booth... cuando yo te lo permita -añadió con una sonrisa pícara.
Desabotonó completamente la camisa y se la quitó pasándola por los hombros, volviendo a besarlo con lentitud. Se separó lentamente de él, consciente de que un beso más y perdería la concentración.
Besó su mandíbula y mordisqueó el mentón, deleitándose en el escalofrío de su marido para después pasar a su oreja, lamiéndola con lentitud y mordisqueando con suavidad el lóbulo. Lamió su cuello y lo sintió estremecerse.
-Huesos... -rogó desesperado al sentirla acariciar su pecho-. Déjame tocarte.
-No -replicó desplazando hacia abajo sus besos, recorriendo todo su torso hasta el ombligo-. Todavía no -contestó empujándolo ligeramente para hacer que se tumbara. Se colocó sobre él con las piernas en los costados, cabalgando su esternón y volvió a besar su boca con suavidad hasta que sintió la mano de Booth en la nuca, obligándole a profundizar el beso.
-Te dije que no podías tocarme... -dijo separándose de él-. Me parece que voy a tener que controlar esas manos -se inclinó hacia la mesilla y cogió las esposas-. Booth, por favor, no me mires con esa cara. Sabes que yo nunca te haría daño.
-Lo sé -sonrió Booth, tratando de relajarse mientras Brennan le colocaba la esposa en la muñeca derecha-. Es muy poco masculino tener puestas unas esposas de terciopelo rosa -comentó tratando de aligerar el ambiente.
-Pero es muy sexy tenerte atado a la cama -susurró la antropóloga en su oído pasando la cadena por los barrotes de la cama y cerrando la otra esposa sobre su muñeca izquierda-. Y ahora... ¿quieres que me quite la camiseta?
-Sí, quítatela -pidió con avidez.
-¿Cuál es la palabra mágica?
-Quítatela... por favor.
-Eso está mejor -dijo Brennan con una sonrisa quedándose en sujetador frente a él. Agachó la mirada y vio a su marido, un hombre fuerte, un macho alfa, desnudo de cintura para arriba, bajo ella, completamente a su merced-. No sabes lo erótico que es tenerte así -susurró mordiéndose el labio inferior con lujuria -Saber que me deseas y no puedes hacer nada al respecto hasta que yo lo diga -susurró acariciando sus costados hasta pararse en el cinturón-. ¿Quieres que te lo quite?
-Sí y... quítate los pantalones. Por favor -añadió rápidamente, logrando sacar una sonrisa a su mujer. Se levantó y se los quitó, quedándose en ropa interior, para después volver a su tarea de soltar el cinturón y desabrochar los pantalones.
-No pareces muy incómodo -susurró acariciando su erección por encima de los bóxers, disfrutando de la tensión en los músculos de los brazos. Acercó los labios y besó la piel tirante, sintiendo el esfuerzo de los músculos por no moverse-. Es mejor si no te resistes. No vas a poder soltar las esposas.Hola \😁/ Nuevo capítulo 😅 Espero Que les haya gustado 😁 Recuerden dejar su voto 😁 🌟
ESTÁS LEYENDO
FANTASIAS (DEMILY) (PAUSADA)
FanficHuesos era ahora su esposa, y aun antes de serlo había sido la protagonista de muchos de sus sueños más eróticos, aquellos por los que sentía que tenía que confesarse, porque incluso estando con otras no podía evitar al mirarla admirar su cuerpo.😏🔥