Capítulo 18:Esposado (2º Parte)

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-No pareces muy incómodo -susurró acariciando su erección por encima de los bóxers, disfrutando de la tensión en los músculos de los brazos. Acercó los labios y besó la piel tirante, sintiendo el esfuerzo de los músculos por no moverse-. Es mejor si no te resistes. No vas a poder soltar las esposas.

Oh, Dios mío. Estaba completamente a su merced, debería sentirse incómodo, expuesto, pero no era así. Estaba tremendamente excitado teniéndola sobre él, permitiendo que ella controlara su placer. Dejando todo el control en sus manos y teniendo la tranquilidad de saber que ella jamás lo heriría.

-¿Quieres que me quite el sujetador? -preguntó la antropóloga sacándolo de sus pensamientos.

-Sí y también las bragas -replicó humedeciéndose los súbitamente secos labios ante la idea de verla desnuda. Daba igual que ya la hubiera visto mil veces sin ropa, se le secaba la garganta igualmente.

Brennan lo ignoró y se acercó a su oído, susurrando.

-No paras de olvidar quién tiene el control aquí -y mordió su cuello con suavidad, lamiendo después la marca que habían dejado sus dientes.

-Por favor... -rogó desesperado.

Su mujer sonrió y acercó los pechos a su cara.

-Se abre por delante -dijo con una sonrisa-. ¿Te ves capaz de...? -se vio súbitamente interrumpida al ver cómo el agente separaba los imanes que constituían el cierre con la boca, liberando sus pechos. Booth enterró la cara en el hueco entre ellos, inhalando su aroma y comenzó a mordisquear la piel del derecho, pidiendo sin palabras que Brennan se moviera hacia su boca. Cuando ella lo hizo, hundió su boca en el pecho estimulando el pezón con su lengua.

-Oh, sí, Booth -jadeó mientras, apoyada en los codos, hundía los dedos en el cabello de él, profundizando el contacto.

-Eres perfecta -susurró el agente con adoración cuando se separó de ella-. Preciosa. Daría lo que fuera por poder acariciarte -dijo con sinceridad para después hundir la boca en el otro pecho, haciendo que Brennan dejara escapar un gemido ahogado.

-Pero puedo acariciarte yo -respondió la antropóloga, separándose de él para deshacerse del sujetador y deslizando las manos por su torso con pura adoración-. Tú también eres perfecto. Tu piel es suave pero firme, eres fuerte, musculoso y sabes... mmmm... -murmuró contra su piel, lamiendo la piel de debajo del ombligo. Volvió a su cuello y comenzó a depositar pequeños besos hacia abajo, acercándose cada vez más a la cinturilla de los bóxers, lamiéndose los labios inconscientemente al ver el bulto que se marcaba en ellos.

-Quítamelos, por favor.

Brennan tenía tantas ganas de quitárselos que lo habría hecho aun cuando su marido no hubiera dicho por favor. Se deshizo rápidamente de ellos y colocó la cabeza cerca de su pene, dejando que fuera su pelo quien lo acariciara.

Booth sentía todo su cuerpo como un inmenso nervio que palpitaba, excitado y frustrado por la caricia casi inexistente del cabello de su mujer en los muslos, cuando sintió los pechos de ella posarse sobre su miembro, haciendo que la suave piel lo acariciara. Cómo deseaba tocar aquellos pechos, deslizar las manos por los costados y acariciar su trasero...

-¿En qué piensas? -preguntó Brennan con curiosidad.

-¿Qué? No pienso, Huesos, no tengo sangre suficiente en el cerebro.

-De repente te has excitado más -replicó bajando la mirada elocuentemente para luego mirarlo directamente a la cara.

El agente se sonrojó y confesó.

-Me he imaginado acariciando tus pechos, tu trasero... ¡Oh! Me encanta que hagas eso -jadeó al sentir la lengua de su mujer recorriéndolo. Brennan sonrió y volvió a subir por su cuerpo hasta que sus sexos se rozaron, ella aún cubierta por las bragas.

-Estás mojada, Huesos... Puedo sentir tu humedad... -gimió, casi delirante-. Me encantaría tener las manos libres para acariciarte con suavidad por encima de las bragas, sólo un roce, sintiendo cómo te retuerces y tratas de forzarme a que vaya más rápido -jadeó al sentir a Brennan frotarse más contra él-. Hasta que al final agarras mi mano y la introduces dentro de ti -susurró en su oído.

-Booth... -gimió sin aire moviéndose cada vez más rápido sobre él-. Voy a correrme -jadeó, las manos apoyadas en los costados mientras su pelvis no dejaba de moverse.

-Córrete para mí, Huesos... Córrete imaginando todo lo que quiero hacerte.

-¡Oh! ¡Booth! -gritó al sentir el orgasmo devastarla.

El agente cerró los ojos y apretó los puños, tratando por todos los medios de contener su orgasmo. La voz de Brennan hizo que los abriera, sobresaltado.

-Estás recitando santos, ¿verdad? -preguntó con una sonrisilla de autosuficiencia.

-Me gustaría no tener que hacerlo pero eres demasiado sexy -replicó Booth con lo que intentó ser una sonrisa provocativa pero que se quedó en el intento debido a su desesperación.

-Basta de juegos -dijo la antropóloga, deshaciéndose al fin de sus bragas. Colocó el pene en su entrada y se deslizó lentamente hasta empalarse completamente.

-Oh, Huesos... -gimió Booth, sintiéndose embargado por el placer de estar dentro de ella después de haberse contenido por tanto tiempo. La veía moverse encima de él, todo su cuerpo balanceándose, las caderas subiendo y bajando... Necesitaba tocarla-. Huesos, por favor, suéltame. Quiero tocarte. Por favor... -rogó desesperado mirándola a los ojos.

-Si te suelto, nos darás la vuelta y te colocarás sobre mí. Y esta vez soy yo quien está arriba.

-Prometo seguir abajo, te lo juro -gimió desesperado-. Por favor...

Brennan asintió, se estiró a por las llaves y soltó las esposas de su marido. En cuanto éste se vio libre colocó las manos en sus caderas, ayudándola a moverse.

-Me encanta tocarte -susurró Booth con la misma emoción que un ciego que ve la luz del sol por primera vez-. Adoro tu tacto -suspiró, acariciando su cintura para colocar las manos en sus pechos.

-A mí también me encanta que me toques -jadeó Brennan-. Dime que estás cerca porque yo estoy a punto...

-Yo también lo estoy -gimió su marido. Agarró sus manos y las colocó en sus pechos, acariciándolos con ellas para después soltarlas y dirigirse a su clítoris, acariciándolo con suavidad y pericia.

-¡Oh, Dios, BOOOOOTH! -gritó Brennan, desencadenando el orgasmo de su marido.

-¡HUESOS!

La antropóloga se derrumbó sobre él, exhausta y sonrió al sentir los brazos de su marido rodeándola, acariciando su espalda de arriba abajo. Comenzó a besar sus hombros y su cuello con suavidad.

-Gracias, Booth. Por todo -aclaró al ver la mirada interrogante de su marido-. Los dos queremos mantener siempre el control y el hecho de que tú me lo hayas cedido... No sabes lo mucho que significa para mí.

-No hay nada que no haría por ti, Huesos -replicó el agente, besando su mejilla con dulzura-. Y tampoco ha sido tanto sacrificio. Ha sido muy erótico -susurró en su oído, haciéndola estremecerse-. Además, ahora me debes una -dijo sonriendo de medio lado.

-¿Qué quieres decir?

-Que algún día te tendré yo atada a esta cama.

Brennan pareció pensárselo.

-Vale.

-¿Vale?

-Sí, de acuerdo. Dejaré que me ates -replicó, alzando las manos para que su marido las esposara.

-Pero hoy no. Prefiero sorprenderte. -Y le hizo cosquillas en sus axilas, haciendo que su mujer bajara rápidamente los brazos mientras se reía.

-Lo estoy deseando. -Y acercándose a él, lo besó con pasión.

Hola chicos! \😁/ Perdon que los he tenido abandonados 😓 Pero por fin nuevo cap. 😄 Recuerden dejar su voto 😁 🌟

FANTASIAS (DEMILY) (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora