Capítulo 7: A sus ódenes (2° Parte)

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-Seguro que un masaje me relajaría -replicó Brennan con los ojos muy abiertos, toda inocencia.
El agente asintió no muy convencido. Aunque lo cierto era que él también quería meterse en la bañera con ella. Brennan le hizo lugar y Booth se acomodó a su espalda. Su mano derecha subió al cuello de su compañera y le retiró con suavidad el pelo de la nuca, haciendo que ella se estremeciera.
Comenzó a masajearle los hombros lentamente, con suavidad y firmeza.
-Ooooh, Dios, Booth... Tienes unas manos mágicas -gimió Brennan al sentir los músculos destensarse, acercando más su cuerpo al de su compañero-. Sigue... sigue más abajo... Justo ahí, sí... Ahí es el punto...
Las manos de Booth fueron deslizándose por su espalda sin dejar de masajearla mientras la antropóloga se retorcía de placer. De repente dejó de moverse al notar la erección de Booth presionar contra su trasero.
-¿Booth? ¿Te estoy excitando? -giró el cuello y lo miró con una brillante sonrisa.
-Te mueves y gimes y... Pero no importa, Huesos, de verdad, hoy es para ti. Hoy tienes que relajarte, estarás cansada y no quiero que te sientas en la obligación de... OH DIOS MÍO -jadeó al sentir la mano de Brennan cerrarse sobre su pene y acariciarlo lentamente. La antropóloga giró la cabeza y susurró en su oído.
-No me siento en la obligación de nada, Booth -susurró besándolo sin dejar de acariciarle-. Ha sido una semana muy larga y dura y necesito hacer el amor contigo. Si tú quieres, claro -dijo con una sonrisa retórica-. Aunque también podría invocar mi derecho sobre ti... ¿no eras mi esclavo? - agregó.
-Eso... no va a hacer falta. Claro que quiero -contestó Booth con voz estrangulada acariciándole un pecho y disfrutando del gemido ahogado que se escapó de la garganta de su compañera-. Salgamos de aquí, el agua se está enfriando.
-¿Y por qué salir? Ya nos aseguraremos de que nada se enfría. -Se giró hasta que estuvieron frente a frente, colocándose a horcajadas sobre su compañero. Besó su cuello y bajó a la clavícula, pasando después a su hombro y mordisqueándolo, logrando un escalofrío de él-. ¿Tienes frío?
-No. -De hecho, como ella siguiera así iba a combustionar.
-Ya te dije que nos arreglaríamos.
Booth sonrió y acarició con suavidad los pechos de ella, soplando sobre los húmedos pezones hasta lograr que se irguieran.
-¿Y tú? ¿Sientes frío cuando hago esto? -preguntó para acto seguido succionar un pezón.
-¡Oh, Dios! No... Siento... -la mano de Booth descendió acariciando su abdomen-. Siento mucho calor.
-¿Ah, sí? -susurró contra su oído mordisqueándole el lóbulo de la oreja, disfrutando de sus gemidos-. ¿Y si hago esto? -preguntó deslizando una mano para acariciar sus labios con suavidad, moviendo los dedos a su clítoris.
-Más calor. Ooooh... Oh, Booth... Para, por favor, para...
-¿Por qué? -preguntó él extrañado pero obedeciendo instantáneamente.
-Porque... -Brennan se acercó mucho a él-. ¿Sabes cuando estoy de rodillas entre tus piernas -mordió su barbilla- lamiendo, chupando y succionando tu pene y me dices que pare porque quieres estar dentro de mí?
Booth gimió ante la descripción tan explícita.
-Pero hoy es para ti -protestó a pesar del tirón que sintió en la entrepierna.
-Y nada me excita más que oírte correrte por mí -susurró la antropóloga, agarrando su pene y colocándolo en su entrada-. ¿Sí o no?
-¡Oh, Dios, sí! -gritó Booth colocando las manos en sus caderas y haciéndola descender sobre su cuerpo.
Volvieron a besarse, ahogando mutuamente los gemidos de placer mientras sus cuerpos se encontraban frenéticamente, sus manos luchando por acariciar cada recoveco de la piel del otro.
La mano del agente descendió a su clítoris y apenas lo rozó su compañera se dejó llevar en un éxtasis tan intenso y prolongado que la dejó temblando.
-¡Cómo necesitaba un orgasmo! -suspiró Brennan satisfecha.
-Le quitas el romanticismo a todo -se quejó el agente, moviéndose bajo ella, aún insatisfecho.
-Eso lo dices porque tú aún no te has corrido -contestó-. No importa, te ordenaré que me dejes acariciarte hasta que te corras como nunca.
Las manos de Brennan comenzaron a acariciarlo cada vez más rápido hasta que el agente se corrió entre espasmos de placer.
-¿A que ahora lo ves de otra forma? -rió la antropóloga.
-Sigues quitándole el romanticismo.
-No hace falta que tenga romanticismo. Es romántico porque es contigo -confesó.
-Huesos, eso es lo más bonito que me has dicho nunca -replicó Booth enternecido.
-¿Y si ahora nos vamos a la cama? -preguntó Brennan incorporándose en la bañera-. Ha sido una semana muy larga y tenemos mucha relajación que hacer -le dijo guiñándole un ojo.
Booth sonrió y se incorporó a su vez. No le cabía la menor duda de que era un hombre afortunado.

Ya se, ya se he tardado en actualizar :"V Pero les tengo una sorpresa 😁 Recuerden dejar su voto 🌟

FANTASIAS (DEMILY) (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora