Capítulo 10

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Capítulo 10:
A las 7:45 en punto estaba parada frente la puerta de Miles.
Sólo hizo falta que golpeara una vez para que saliera. Otra cosa que adoro de el, su puntualidad.
Salió del cuarto con una sonrisa radiante y con su ropa deportiva (que le quedaba súper bien).
Lo odio. No eran ni las 8:00 am y el lucía fenomenal mientras yo sólo me puse una blusa deportiva negra, un short azul y mis tenis. Me veía fatal y el se veía fenomenal.
- Buenos días Miles- dije sonriendo.
- Buenos días nena- dijo igual con una sonrisa y dándome un beso en la mejilla-. ¿Quieres que meta en mi mochila eso?- preguntó refiriéndose a mi botella de agua y mi toalla para el sudor.
- Por favor- dije.
Abrió su mochila y metió todo.
- ¿Vamos?- preguntó dándome el brazo.
Sonreí y lo tomé.
- Claro- dije-. Te odio por cierto. No son ni las 8:00 am y te ves fenomenal. Te juro que si no fueras gay, ya me hubiera lanzado sobre ti.
- jajaja- se rió-. Es lo que hacen unas buenas horas de sueño, aunque igual te vea bien- dijo mientras jugaba con mi cola de caballo.
- ¡Ja! Mentira- dije.
- No es cierto- dijo Miles-. Y te lo digo como tu mejor amigo gay y como hombre; tienes un súper cuerpo y unas piernas que solo resaltas más con ese short, ¡La mitad de los chicos quieren contigo!.
- Bueno, pues no lo aparentan- dije dándole la menor importancia posible.
- Eso es porque Kendall Schmidt ya te hecho un ojo.
Abrí mucho los ojos. ¿Qué demonios significaba eso?.
- ¿Qué quieres decir?- pregunté.
- Mira, te cuento todo cuando estemos desayunando- dijo-. Puede haber gente escuchando.
Asentí. Lo que menos quería era un rumor.
Llegamos al restaurante y fuimos directo a buffet. Elegí esta vez un desayuno con mucha proteína ya que hoy iba a tener un desgaste físico impresionante.
Me serví 2 tazones llenos de fruta, pedí 2 huevos revueltos y agarré un plato lleno de pan dulce que remojaría en café.
Fui a la mesa y si yo pensé que había agarrado mucho, Miles había tomado el triple.
Me senté frente de el y lo miré.
- Bien, dime, ¿qué demonios significaba eso?- pregunté.
- Mira, sólo se lo que Raul y Steven estaban diciendo en el cuarto ayer en la noche.
- Ya suéltalo Miles- dije.
- Bien pero no explotes. Parece que Kendall le dijo a todos los hombres que planeaban acercarse a ti que no lo hicieran.
- ¿Qué?- pregunté indignada.
- Parece que te quiere solo para el.
- ¡Idiota!- grité susurrando.
- Ay Tn__ -dijo Miles-. A mi me parece una de las cosas más románticas que jamás haya oído.
Lo fulminé con la mirada.
- Bueno, ¿qué más da? Si al final del día según tu, hay probabilidades de que jamás te vuelva a hablar.
Quedamos en silencio mientras comimos.
Kendall era un idiota, ¡No soy una cosa que se puede tener o no! Y menos, si era Schmidt.
- Eso espero Miles- dije-. Eso espero.

Mas que unos juegos Kendall Schmidt y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora