03┋EL FAMOSO GREGG EATON

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T R E S

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T R E S


[EL FAMOSO GREGG EATON]



Papá me había pedido pasar por su trabajo, quería hablar conmigo sobre algo, no me dijo nada, ni una pista me dio.

—¿Es forzoso ir hasta tu oficina?—le pregunté—Estoy en la estación, me queda muy lejos—

—Si, te espero—y colgó.

"Agh"

Tome mi bolso y me dirigí al trabajo de mi papá, a la famosa sede de Eaton Constructions, me daba tanta pereza ir para allá solo para que mi padre me dijera algo, ¿Acaso no podía esperar llegar hasta el penthouse?
No,¡A fuerzas quería que fuera conduciendo hasta allá!

Llegue después de veinte minutos de haber vivido un tráfico de locos, cuando entre me sentí totalmente perdida entre toda la multitud, vestidos con traje y con su maletines invadían los anchos pasillos.

Tome el ascensor, apreté el botón que me llevaba al piso número 21, las puertas comenzaron a cerrarse, tome mi celular para distraerme en el camino hasta que sentí que el ascensor nunca avanzó, mire y había unas manos bloqueándolo, cuando entro la persona me arrepentí de no haber sacado esas manos.

Se trataba de Gregg Eaton, el tonto al que se le ocurrió llegar tarde a la inauguración de la estación, volví a mirar mi teléfono.

Lo ignore hasta que el decidió hablar.

—Tu cara se me hace conocida—me dijo mientras yo observaba los mensajes de mi teléfono—Tú eres la hija de Will—

—Así es—

—¿Qué pasó—se acercó más a mi—¿Te comió la lengua el ratón?—el mismo se rió de su propia frase, lo único que hice fue rodar los ojos.

—Deja de molestar—le dije—Estoy ocupada—

—Creo que ver las últimas publicaciones en facebook no me parece algo productivo—

—Pues a mi si—Finalmente me decidí a mirarle los ojos, eran color miel, un color en el que podías encontrar diferentes destinos y perderte completamente pero nunca encontrar salida—Compermiso—me hice a un lado y salí.

Me encontré a Tamara en el camino, me dijo que mi papá me estaba esperando y me pregunto por qué me había demorado tanto, le explique todo hasta que llegamos a la oficina de mi padre.

—Siéntate—me señaló la silla que estaba en frente de su escritorio y así lo hice—

—Hola hija, ¿Cómo estás?—imite su voz ya que no un hola me había dicho—Que educado papá—

Camellia...La estación del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora