10┋BASTA YA

34 4 19
                                    

D I E Z

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

D I E Z



[ B A S T A  Y A ]



Una de las cosas más aburridas en la vida es tener que acompañar a tu futura madrastra a la prueba final del vestido de novia.

—¿Qué te parece Camellia? —Tamara salió del probador, se puso de pie en la plataforma circular.

—Es bonito, te queda bien —respondí.

—Gracias —dijo —pruébate algún vestido de por aquí.

—No te preocupes —dije lo más rápido posible —Ya conseguiré uno —aclare.

La verdad era que por más que Tamara se viera radiante y hermosa, los vestidos no eran de mi agrado—y ni hablar de los vestidos para las damas de honor, que por suerte yo no sería parte de aquel grupo—

—Tengo que irme, me toca turno en el restaurante —me puse de pie, no sin antes despedirme de aquella simpática mujer —nótese el gran sarcasmo —

Como Tamara se había ofrecido a traerme en su coche, no tenía por donde irme así que opte por tomar un tren en la estación. Llegue y compre una hamburguesa para el camino.

Llegue en menos de cinco minutos, para mi sorpresa había mucha gente, vi que Katie se acercaba corriendo a mi.

—Está lleno, necesitamos ayuda —me tomo del brazo y me condujo hasta el mostrador —Hoy tendremos evento.

Tome un delantal y me coloqué en mi usual puesto de cajera, cobre y cobre hasta que mi turno termino más rápido de lo usual.

—Ten, te regalo esta rebanada de pastel por ser tan eficiente Cam —Katie me tendió una caja en dónde se encontraba el pedazo de pastel.

—Gracias Katie —lo tome y salí de aquel restaurante más contenta de lo normal, tome un taxi y finalmente llegue al penthouse.

Me recosté en el sofá, puse mi serie favorita y me deleité con el sabor de tan delicioso pastel. Cuando estaba a punto de quedarme dormida alguien llamó a la puerta.

No dejan dormir tranquilamente a una pobre e inocente alma cansada.

— Oh por dios —fue lo único que pude decir—¡Llegaste!

—Oh si, llegue — finalmente, tenía a mi amada hermana en frente de mi, no dude ni un segundo y la abrace; tan fuerte que ya estaba morada la pobre mujer.

—Cam, n...no tan fuerte —dijo apenas con un hilo de voz.

—Lo siento —me separe de ella—pasa, te ayudo con tu equipaje —tome su bolso y lo lleve a mi cuarto.

—Puedo dormir en el sofá —comenté mientras entrábamos a nuestra habitación.

—No —dijo—Que sea como en los viejos tiempos, tú de un lado y yo del otro —Cyclamen río después de decir eso.

Camellia...La estación del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora