Capítulo 4: Isla Reiris

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El despertar de Brisa no fue muy agradable, los dolores no se habían pasado. Además se había dormido con el uniforme mojado, tenía la piel pegajosa por culpa del agua del mar. La ranger se levantó con dificultad y salió de la habitación hasta llegar a una pequeña cocina, ahí vio un bol de arroz en el que su capturador estaba metido en agua. Un truco de Buck, según decía: "¡Este cacharro estará mañana como nuevo! Ya lo verás, el arroz absorbe todo el agua".

La joven volvió a la habitación y vio la ropa que tenía preparada, sin duda Buck era un hombre atento. Cogió el pantalón vaquero y la camisa blanca y se fue hacia la ducha. Se quitó el uniforme de ranger y abrió el agua caliente. Se frotó para intentar quitarse la sal que aún quedaba en su piel, también se lavó el pelo para retirar toda la arena que se había quedado ahí. Disfrutó durante unos instantes del agua caliente, de las pequeñas gotas que impactaban en su piel relajando los músculos. Pero no podía quedarse ahí mucho más tiempo, debía volver al mundo real.

Cuando salió de la ducha y empezó a secarse con la toalla lo vio, un gran moratón en su espalda y parte de su abdomen, había sido por el latigazo del golpe con el agua. Tenía suerte de estar viva. Al vestirse notó el dolor en esa zona, tardaría en curarse. Menudo regalo de bienvenida. El uniforme de Ranger estaba mojado y destrozado, lo único que se había salvado era el pañuelo amarillo. Al menos llevarlo al cuello sería lo que la diferenciaría.

Fue hasta la cocina y cogió una manzana roja que había en el frutero y fue hacia la puerta de la casa, había bastante revuelo allí fuera. Pero antes de salir cogió el capturador del bol de arroz.

- ¡Señor Buck! ¡Señor Buck! ¿Qué pasó ayer en la isla? No le vimos llegar - dijo una voz infantil bastante aguda.

- Rafa, siempre con tantas preguntas. Estás lleno de energía siempre. - respondió el anciano. - ¿Cómo es que nunca te cansan? - Buck sonrió y acarició con cariño la cabeza del pequeño.

Brisa sonrió desde la puerta al ver a todos aquellos niños rodeando a Buck, tenían muchas preguntas que querían resolver, aquello le recordaba a las jornadas en las que los niños iban a la Unión Ranger y hacían un montón de preguntas, los viejos tiempos en los que tenía un rango menor... Brisa se acercó hacia aquel grupo lentamente, dando pequeños mordiscos a su manzana.

- ¿Quién es esa de ahí? - preguntó Rafa señalando a la chica - ¿Acaso es su nieta señor Buck?

El anciano se dio la vuelta viendo a la Ranger, sorprendido de que se hubiera despertado tan pronto.

- Vaya Brisa, ya estás despierta. No te esperaba a estas horas. - el anciano volvió su rostro hacia los niños - Es Brisa, de los Pokémon Ranger y no es mi nieta no.

Los tres niños abrieron los ojos realmente maravillados de aquella noticia. ¡Una Ranger! Joven y muy guapa.

- ¿De verdad? Lleva el capturador, pero su uniforme de Ranger es muy... Diferente - apuntó uno de los chavales.

Y tanto que era diferente, no lo llevaba puesto ya que por culpa de la caída y de las ramas asesinas de la isla estaba roto por muchas partes. Y era el único que tenía, Verán era el que llevaba los macutos con la ropa y los uniformes de repuesto

- No podemos llevar siempre el uniforme, me caí al mar y ahora está secándose - explicó Brisa encogiéndose de hombros. -

- ¡El pañuelo amarillo es lo mejor! - soltó entusiasmada la niña que estaba a su derecha.

- Aunque no lleve el uniforme os aseguro que es una auténtica Pokémon Ranger. - dijo Buck colocándose las manos a ambos lados de la cadera. - He visto con mis propios ojos como hacia girar y girar esa peonza extraña.

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