Donde todo acabo y empezó - Segunda Parte.

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Addicted to you de Shakira sonaba en el ambiente. Empezamos a bailar, brincar y en ocasiones coreábamos el titulo de la canción  y mientras lo haciamos analizaba la letra y creo que definía lo que sentía por Mauricio, “addicted to you, por que es un vicio tu piel, baby i addicted to you, quiero que te dejes querer” si definitivamente era adicta a Mauricio, no se que haría sin el.

Después de aquella canción siguieron más, unas tres quizá y en cada una buscaba un significado para mi relación amorosa. Me empecé a preguntar en donde estaba Mauricio, tenia tiempo que se había desaparecido e incluso Luisa ya había ido por su cerveza y mi Coca-Cola. La ansiedad me mataba ¿le había pasodo algo a mi querido príncipe azul? me estaba empezando a preocupar.

—Lis—le di un pequeño codazo para que me hiciera caso— ahora vuelvo, voy a buscar a Mauricio.

—¿Qué? ¿A dónde vas? Espera—me arrastro de nuevo al centro de la pista.

—¡Voy a buscar a Mauricio!—subí el tono de voz en su oído.

—No, espera, acompáñame al baño—me sujeto con fuerza de la muñeca dirigiéndose al lado contrario.

—No…pero… ¡Lis!—intente zafarme— ¡Luisa!

Ni siquiera se inmuto a verme.

Llegamos hasta el lugar donde se encontraban los baños, dos dibujos distintos señalaban cual era el de los hombres y cual el de las mujeres. Entramos y enseguida Luisa se metió al primer compartimento que encontró desocupado. Dentro del baño aun se escuchaba la música, aunque ya no tan intensa. Me mire en el espejo, el delineador se había corrido un poco así que lo limpie con papel proveniente de mi bolso y me acomode los cabellos fuera de lugar. Otra chica entro y se posiciono alado mio, me miro de arriba abajo por el espejo y me mostro una sonrisa antipática, se arreglo el cabello. Era quizá un par de años mayor que yo, de tés trigueña, y cabellera obscura, lucia un top negro y una silueta de noventa sesenta noventa, se puso un poco de gloss y volvió a salir.

—Luisa, ¿ya vas a salir?— creo que llevábamos diez minutos ahí.

—Anette, no me dejas concentrar todo toma su tiempo.

Comencé a impacientarme.

—Te espero afuera— no espere a que me contestara y fui en busca de mi hombre.

Al salir choque con un chico, no logre verle la cara y solo me limite a disculparme y continúe con mi búsqueda.

Recorrí todo el lugar desde los baños hasta la barra de licor, pero no había señales de él por ninguna parte, incluso había preguntado a Alfonso y Mónica de su paradero, pero no pudieron darme respuesta. Solo me quedaba un lugar así que me dirigí a la cortina negra que daba al túnel. Al caminar por ese lugar de luces amarillas, visualice a lo lejos una pareja que se besaba con loca pasión, él estaba contra la pared y ella estaba abrazada a el como koala.

—¿Cuándo vas a terminar con ella?— escuche de la chica, poco antes de llegar.

—Es un poco complicado, osita—el chico rio—mejor dicho: Anette es complicada.

Me detuve en seco al pasar delante de la pareja. ¿Había escuchado bien? dijo mi nombre y yo conocía esa voz a la perfección. Tuve que girar la cara para poder verificarlo, algo en mi se quebró al confirmar lo que me temía. Era Mauricio.

Se percato de mi presencia y al verme, separo de él a su acompañante de tés trigueña, y cabellera obscura, que lucia un top negro y una silueta de noventa sesenta noventa, misma que me había encontrado hace un momento en el baño.

—¡Anette!—parecía sorprendido pero no tanto como yo.

Empecé a caminar rápidamente pero me detuvo sujetándome del brazo.

Como en un sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora