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No estaban en un ambiente de paz, la vida de ambos era una guerra con algo al que no podían ver, Chanyeol luchó por años en la soledad, cargaba con él una maldición de la cual no podía librarse tan fácil, nada podía liberarlo pero ya se había acostumbrado y sufrir solo era su mejor opción, pero había llegado ese joven a su vida, ¿Por qué tenía que cruzarse en su camino un joven que físicamente era el rostro de su enemigo pero con sentimientos totalmente contrarios? ¿era parte de su maleficio ansiar ese cuerpo junto al suyo? La realidad era difícil de entender.

Por otro lado, un joven común a todos, pero ya había perdido a toda su familia, la credibilidad en si mismo, la sonrisa y la fe en que todo podía estar bien después de una tormenta, ya casi iba a pasar un año y todo se estaba volviendo más complicado, no decía aún sobre las jaquecas que sufría en las noches, o que tenía la manía de escribir cuando sentía que debía hacerlo, nada era lo mismo en él, se estaba convirtiendo en alguien diferente pero en ese momento deseaba a ese hombre sobre todas las cosas.

—Chanyeol —susurraba jadeante entre los labios contrarios.

—Dilo, tengo una idea de lo que puedas decir —no quitaba la vista de sus hermosos belfos rosados.

—Hazme el amor como tu quieras —se sentó en el alto a horcajadas sobre sus piernas.

—¿Por qué quieres esto? —no supo que hacer al tener al menor enfrente.

—Hazlo, no importa que no me ames, actúa para mi solo hoy, como si me quisieras.

Estuvieron segundos viéndose a los ojos, cuando Chanyeol obedeció a las ordenes contrarias y como a una presa tomó al menor y lo acercaba a su cuerpo, pasaba sus manos por esa menuda anatomía, lo besaba de manera ardiente hasta querer acabar sus labios, perderse en el sabor y la delicadeza de los contrarios.

Baekhyun se dejaba hacer todo de Chanyeol, jadeaba al sentir que el pelinegro iba a su cuello, llenaba esa parte de gruesas caricias con su boca,  hundía sus dedos en la cabellera oscura, se inclinaba hacia atrás para que tuviera mejor acceso. Después de tener entre sus dedos los sedosos cabellos del hombre que lo llevaba a otra dimensión, bajaba explorando los músculos formados que tenía, la perfección, una creación bien hecha, estaba a su medida.

—Hazme tuyo —entre jadeos, caricias, hablaba cerca de los labios de Chanyeol.

Este de inmediato accionó y levantó a Baekhyun sentándolo sobre el piano, sobre esas teclas que sonaron en toda la habitación de cuatro paredes, el menor se asustó por la fuerza ejercida pero entendió el punto del mayor, ya que este desesperadamente le quitó el pantalón y lo tomó de nuevo en sus brazos.

Lo pegó hasta la pared y una vez más lo atacaba con besos apasionados, descontrolados como fieras a punto de devorarse, ya nada tenía importancia, lo que tenía toda su atención era ese momento, confuso, pero especialmente ardiente y de una magnitud enorme ya que ambos se deseaban de la misma manera.

El alto se quitó la camisa, el más bajo enroscado en la cintura ajena, lo ayudó. Tomó una iniciativa que fue besar el cuello de Chanyeol, igual o de distinta manera y aunque era un poco torpe siendo la primera vez que intentaba algo así, el mayor reaccionaba con una voz grave, jadeante por lo que hacia el menor en su cuello, en su piel.

El castaño estaba perdido en una excitación inexplicable no comprendía como Chanyeol podía quitarle la camisa, llenar de besos y el seguir con vida, porque su corazón estaba latiendo, muy rápido y acelerándose a cada segundo, que cuando el adverso vio su piel descubierta de inmediato llevó su boca hacia sus pezones que lo hicieron jadear o gemir más fuerte pero tapándose la boca y procurando que su corazón no fuera a salirse.

Sombras © ( ChanBaek) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora