Sala de emergencias.

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Dear Jake, Jake Harper:
Llevaba dos años y 4 meses sin ver tu rostro y ahora, increíblemente estoy aquí, hoy, describiendo el loco encuentro luego de tantos años.
Pensaba que si volvía a verte mis ojos no se tornarían cristalosos, pero la intensa situación los ha convertido en mares salados arrastrando dolores tal cual como piedras.
Salí de mi casa pensando que sería una noche fría y oscura como el resto de las noches, pero esta fue más que oscura y dolorosa y me he dado cuenta de que incluso en las situaciones más difíciles, incluso años después, seguiré amándote.
La noche susurraba como lo hacía el día cuando te conocí, la brisa era más que fría y los árboles se encontraban más sombríos que de costumbre. Todo pasó tan rápido que me cuesta describirlo.
Caminaba por una triste acera en medio de la nada noche, mirando los autos pasear a mi lado, un estruendo fuerte estremeció el universo y divisé una moto aplastada por un camión. Las personas corrían a ayudar, así que yo corrí también, escuché a alguien llamar a emergencias.
Un chico que estaba ayudando retiró el casco del chico que tenía las piernas prensadas por el camión.
Debajo de aquel casco estaba el rostro de mi mundo entero, estabas tú Jake, maldita sea.
"¿Jake?". Fue todo lo que alcancé a decir.
Con una mano tapando mi boca, trataba de despertar, de ver si todo era sólo un mal sueño, pero no lo fue.
La ambulancia llegó y te acompañe en ella, después de todo seguía siendo tu esposa, nunca nos divorciamos.
Estando ahí adentro comencé a pensar en los momentos más alegres por los que pasamos, a mi mente vino el recuerdo de tu sonrisa mientras estabas sentado en medio de nuestra cama, vino el recuerdo de cómo sabían tus besos, aquella boda en medio de playa, a mi mente vino el sonido de tu risa en una tarde oscura, esa risa lo iluminaba todo.
No te voy a negar que comencé a llorar, comencé a desprender temor y enojo, enojo por no poder ayudar.
En el hospital me dieron tus pertenencias y maldita sea Jake, llevabas puesto el anillo de bodas, ese que yo pensaba, habías lanzado algún río en medio de la nada, pero no, lo tenías puesto.
Las horas en la sala de espera, juro, fueron eternas.
Perdiste la movilidad parcialmente en la mano derecha y retiraron tu pierna izquierda.
Juro que escuchar tus gritos y llanto cuando despertaste y te diste cuenta, fue lo más desgarrador que he vivido.
Gritabas y llorabas sin parar, me sentía tan impotente que sepas, yo también estaba destrozada.
Pero Jake, a pesar de todo, para mí seguías siendo el chico más perfecto que había, el chico más magnífico y ahora que has vuelto, te voy a cuidar con cada centímetro de mi alma.
Lo siento mucho Jake.

-Lunae.

Escuchar Saturn-Sleeping at Last.
(Opcional).

La melodía que hallé en tus ojos. [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora