--- Lamento interrumpir la fiesta, Señor Weis --- Dice el Minutero Jefe, Ray. Hace una pausa y se escucha el silencio. Todos están parados alrededor de nosotros observando. Entran unos oficiales por las puertas.
---Lo siento, Señor Weis. No pudimos evitar que entraran --- Dice un oficial.
--- No hay problema, déjenlos --- Los oficiales se retiran y Phillipe se dirige a los Minuteros --- ¿Qué se les ofrece?
--- Necesitamos hablar con su amigo.Todos me miran ahora. Vienen por mí, por mi tiempo, por el tiempo de Henry, la persona que creen que yo maté en el puente. Aunque no lo creyeran, vienieran por el tiempo, no dejan que nadie del Gueto salga de repente con dinero de la ciudad aunque lo haya conseguido justamente. Miro el farol del techo y me rasco el cuello con la mano izquierda, mientras que con la derecha me trueno los dedos.
--- ¿Mi amigo? --- Responde Phillipe. Asiente con la cabeza --- Muy bien.
Los Minuteros me toman de los brazos y me suben a la planta de arriba en una habitación vacía al fondo de las mesas de juego. No me resisto.
1040 años, 51 semanas, 6 días, 5 horas, 50 minutos y 8 segundos, 7... 6... Tengo mucho más tiempo desde cuando llegué, lo puedo notar tras la manga que un Minutero me desliza del brazo para ver la cifra. Lo conseguí la mayoría en la apuesta con Phillipe. Ray, el Minutero Jefe está frente a mí parado y yo sentado en un banquito tras una sencilla mesa de madera. Otros Minuteros están a mi alrededor observando, seguro con armas escondidas.
--- Soy el Guardián del Tiempo, Raymond Leon --- Perfecto, nuevo apodo, "El Guardián del Tiempo".
--- Yo soy Will Salas.
--- Lo sé --- Dice, serio, aunque con una voz casual --- ¿Qué haces en esta zona?
--- No es ilegal, ¿o sí? Cambiar de zona horaria.
--- Nah, no es ilegal. Sólo es... raro.Me mira fijamente en silencio y yo igual, ni siquiera parpadeo. Me arden los ojos así que parpadeo después de un tiempo para evitar llorar. Después, quitándo el tono casual, dice brusco:
--- ¿De dónde sacaste eso?
--- Lo gané --- Mitad mentira, mitad verdad --- Apostando.
--- ¿Todo eso?Analizo muy bien antes de responder. ¿Digo la verdad? Si lo hago, ¿no que quitarán el tiempo? Lo dudo. Pero si les miento y les digo que todo es gracias a las apuestas, no me creerán, de todos modos, de alguna u otra forma se enteraron que tengo el tiempo que Henry despreció, aunque ellos creen que yo lo maté. Me quedo un tiempo en silencio, y Ray esperando respuesta.
--- No --- Respondo firmemente --- Un hombre, Henry Hamilton me dio más de un siglo.
Su expresión de la cara no cambia para nada, como si yo lo hubiera dicho nada. Arrastro la punta del zapato adelante y atrás en el piso tan liso y pulido que se me resbala.
--- Dijo que ya no lo necesitaba, se suicidó.
--- Henry Hamilton valía millones de años. Pudo haber vivido por siempre --- Ahora sí cambia su expresión, levanta las cejas y mira al techo --- ¿Esperas que crea que siendo inmortal quería morir?
--- No espero que lo crea realmente... pero es la verdad --- Ray me mira de nuevo y no aparta la vista --- Fue un regalo realmente, no soy ladrón. Pero escuchen: si están buscando tiempo robado ¡deberían arrestar a todos aquí!
--- Entiendo, tú hablas de justicia --- Ray pone las manos en la silla y se levanta, suspirando --- Soy un Guardián del Tiempo, yo no me enfoco en la justicia, sólo me enfoco en lo que puedo medir. Segundos... minutos... horas... Defiendo al tiempo.
--- ¿Lo defiende de su dueño o de qué?
--- Ese tiempo no está en su lugar --- Dice, señalando mi brazo con una mirada y después dirigiendo la mirada a los Minuteros que están observando alrededor de la habitación. Dos de ellos se acercan y me toma de un brazo cada uno. Uno de ellos huele a canela y otro a chocolote, por alguna extraña razón.--- El tiempo será retenido --- Dice, apretándose los labios --- Junto con usted.
Uno de los Minuteros, el que huele a chocolate, saca una barra de su bolsillo y comienza a vaciar mi reloj verde debajo de mi piel. De los más de mil años, el tiempo comienza a bajar rápidamente. 《"Qué rápido pasa el tiempo"》, recuerdo las palabras de mi madre. 800 años, 600, 400, 100, 50, 20... El que huele a canela aprieta más fuerte mi brazo, me enoja más de lo que ya estoy; y dice:
--- Le dejaremos 2 horas solamente, para registro y procesamiento --- 《Para razonar mi muerte》Pienso. El Minutero retira la barra con todo el tiempo y todos siguen a Ray a la puerta, exepto dos, que se quedan al lado de mí. Ray sale hasta el final y cuando está ya en el pasillo parece que alcanza a escucharme, ya que se detiene:
--- ¿Por qué investigan un suicidio? --- Se da media vuelta --- Matan a muchos en el Gueto, diario --- Ray abre mucho los ojos y levanta las cejas, intentando parecer sorprendido.
--- Esto es sorprendente. Escuché a otro sujeto hablar así. Fue hace más de 20 años. No eras muy jóven para recordar a tu padre.El rostro me arde y me encajo las uñas en las manos. Él lo mató. Mi padre era un buen hombre, según lo recuerdo, él parecía normal, trabajaba, llegaba a casa a comer y dormía, como cualquier otra persona. Él me quería mucho, se gastaba gran parte del poco tiempo que ganaba en comprarme dulces, siempre llegaba a casa con uno en la mano. Después de su muerte, no he vuelto a probar nada dulce.
Aunque parecía normal, era diferente a los demás. Él no se conformaba con lo que el Gueto podía darle, aunque él no era egoísta, él no era su propia prioridad. Quería darle una esperanza a la gente, hacerles ver que la vida tenía sentido antes de este sistema y que podía volver a serlo. No puedo decir que no fuera ladrón, esa fue la razón por la que murió. Lo hacía por justicia, algo que ahora veo que a los Minuteros no les importa. Ahora veo que me parezco él.
Ray se regresa a la puerta y dice antes de salir:
--- El transporte será seguro, después de todo es New Greenwich.
Sale firmemente y lo observo con tanto odio hasta que desaparece. Me quedo sentado en la silla hasta que através de la puerta, del otro lado del pasillo veo a Silvia y a Phillipe observandome, Silvia con duda y el Señor Weis con desprecio. Veo que Silvia se trata de alejar de su padre y él la toma del brazo, los veo decir algo, ella enojada, y se safa de su mano. Lo que le dijo no es bueno, lo noto por como me mira Phillipe. Me quedo sentado en la mesa como niño regañado, no me puedo quedar así.
Le doy golpecitos con los dedos al cristal miemtras trato de calmarme, aunque hago todo lo contrario. Me levanto de golpe y le doy en la nariz con su propia arma al Minutero que está a mi izquierda y al otro de doy en la garganta con la mano. Corro con un arma bajando las escaleras y cuando estoy a la mitad, pateo a un Minutero que se dirige a mí y cae de espalda, rodando por los escalones. Salto por de las escaleras y caigo en una mesa con comida, me encuentro a Silvia frente a mí y me la llevo del cuello apuntándole a la cabeza con una pistola.
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El Precio del Mañana: El Libro
Science FictionNo tengo tiempo. No tengo tiempo para preocuparme por cómo pasó. Así son las cosas. Estamos diseñados genéticamente para dejar de envejecer a los 25. El problema es... que vivimos solo un año más. A menos que consigamos más tiempo. Ahora el tiempo e...