Capítulo III: ¡Despierten! ¡Yami-Yugi y Yami-Maya!

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Ha transcurrido un mes desde la tormenta y el lazo entre Yugi y Maya se volvió más fuerte. Cada día sus sentimientos uno por el otro se hacían más fuerte y se enamoraban más.

Como todos los recesos, los enamorados se quedaron en el salón de clases para jugar.

-Yugi, hace tiempo que no traes juegos nuevos. -le dijo Maya recogiendo las cartas de la torre de naipes que ambos hicieron.

-Lo sé, Maya. Lo siento -Yugi se disculpó -; pero no han venido juegos nuevos a la tienda.

-Que pena.

-¡Espera! ¡Creo que hoy lo terminaré!

Yugi tomó su mochila y sacó de él una caja de oro.

-¿Qué es eso? -preguntó curiosa su amiga de lentes.

-Este cofre tiene un tesoro especial. El acertijo de este dice así: el tesoro de esta caja es algo que puedes ver; pero que no se puede ver.

-Algo que puedes ver, pero que no puedes ver...

-Sí quieres te lo muestro; pero me debes prometer que no se lo dirás a nadie.

-¡Te juro que nadie lo sabrá! -dijo Maya levantando su mano derecha y la izquierda la puso en su corazón.

Yugi sonrió y besó a Maya de forma tierna haciéndola sonrojar.

-Muy bien. La respuesta es...

Justo cuando abría la caja, rápidamente alguien se la arrebató de las manos. Ambos miraron al manos rápidas.

-¡Joey! -dijeron al mismo tiempo.

-Yugi, ¿qué le estás diciendo a mi prima? Puedes verlo; pero no puedes. A veces decís cosas que no entiendo -comentó Joey mirando la caja.

-¡Dámelo! ¡Dámelo! -dijo Yugi saltando para recuperarlo.

Joey lo lanzó y salto sobre una mesa para volver a tomar la caja que cayó en su mano.

-Hehehe, vaya preocupación tuya por esta caja. Sabes Yugi, esa actitud siempre me molestó de ti.

>>Déjame entrenarte para volverte más un hombre. Sí tanto quieres la caja, sólo tiene que enfrentarme por ella.

-¡Joey, no lo molestes! -gritó Maya.

-¿Y eso, Maya? -preguntó Joey.

-¿De que hablas, Joey?

-¿Sabes, prima?, desde que llegaste aquí te quedas siempre con Yugi en recreo. ¿Acaso hay algo entre ustedes? -dijo con una mirada picarona que hizo enrojecer a Yugi y Maya.

>>Bueno Yugi, con más razón debo hacerte más un hombre. ¡Golpéame y recupera la caja!, y así veré si puedes salir con Maya.

-Yo...¡¡¡Odio las peleas y la violencia!!! -gritó Yugi tan fuerte que se escuchó el todo el salón.

-¡Ayyy!... No tienes músculos; pero sí tienes una fuerte voz... -se quejó el chico rubio cubriendo sus oídos.

-Primo, por favor devuélvele a Yugi, la caja -le pidió Maya jutando sus manos.

-¡Si Joey, ya basta!

Los tres miraron a la persona que había hablado.

-¿Oh? ¿Acaso quieres algo, presidente del grupo de limpieza: Tristán Taylor? -dijo Joey con aire de burla.

-No es grupo de limpieza. ¡¡¡Es club de perfección!!! -vociferó Tristán molesto.

-Ayyy... Tú también tienes una voz fuerte - dijo Joey volviendo a cubrir sus oídos.

La portadora del octavo artículoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora