Capítulo V: El ojo del milenio

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Los abuelos por fin habían salido del hospital. Justo a tiempo para que la abuela de Maya partiera.

Los chicos acompañaron con la señora al aeropuerto para desearle un buen viaje.

-Recuerda Joseph -le dijo su abuela -:no quiero que se desvelen, nada de comida chatarra luego del postre y no quiero impuntualidad, sobretodo de ti.

-Tranquila, abuela. Me encargaré de que Maya tenga grandes ojeras como mapache y engorde muy bien.

-¡¡¡Joseph!!!

-Hahahahaha. Sólo bromeaba. Cuidaré bien de Maya, ¿verdad chaparrita? -alborotó con ternura el cabello de Maya hasta desarreglarlo.

-Muy bien. Confiaré en ti, Joseph.

-Pasajeros del vuelo 1104 con destino a Buenos Aires, Argentina. Por favor aborden.

-Bueno ya me tengo que ir. Cuidate mucho, mi mariposita.

-También tú, abuelita y recuerda traer los dulces que tanto nos gusta.

-Claro que si, Maya.

La señora besó la frente de Maya y la mejilla de Joey, tomó sus maletas y se despidió de todos antes de subir por cruzar las puertas y abordar su avión.

Los jóvenes se fueron a la casa de Joey para que él recoger algunas cosas para su estadía en casa de Maya.

-¡Maya, tu casa es muy linda! -argumentó Tea mientras ella y Tristán miraban el exterior de la casa.

-¡Y esperen a ver el interior! -dijo Joey mientras Maya abría la puerta.

El interior era muy casual, de pisos madera, un sofá tapizado de color gris, una tv mediana en la sala, una mesa y sillas rústicas en el comedor y una cocina como las de cualquier casa de una familia de clase media.

Habían diplomas de excelencia y reconocimiento a los padres de Maya, además de fotografías familiares y frases con pensamientos positivos.

-¡Vaya! -dijo Yugi -Tenías razón cuando dijiste que para tu familia el dinero no era tan importante, amor

Yugi miró alrededor de la casa hasta que se detuvo en una foto de una bella mujer pelirroja casi idéntica a Maya con una toga y un birrete blancos.

-Princesa, ¿esa mujer era tu mamá?

-Así es, osito -Maya miró melancólica la foto -Su nombre era Anastasia Montez. Se graduó en medicina y obtuvo doctorado en neurología.

-¿Y este señor de aquí? -preguntó Tristán señalando el retrato de un guapo hombre barbudo de ojos negros con toga y birretes negros.

-Él era mi papá, Yahijo Wheeler. También se graduó en medicina y doctorado en terapia física.

-Y de seguro tus padres se conocieron en la universidad. Es lo más lógico entre doctores -comentó Tristán seguro de su repuesta.

-Error. De hecho se conocieron en un torneo de videojuegos -corrigió Joey.

-¿En un torneo? ¡Cuéntanos Maya! -pidió Tea ansiosa por escuchar.

-Hehehehehehe, muy bien. Vayamos a sentarnos.

Los adolescentes caminaron hacia la sala y se sentaron en el sofá.

-Se los contare según me dijo mi abuela.

[...]

-Mi papá se inscribió en un torneo internacional aquí en Japón y después de tantas peleas llegó a la final. Para su sorpresa, su adversario fue mi mamá.

La portadora del octavo artículoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora