La portadora del octavo artículo

Capítulo VIII: Arpia psíquica

En el interior del castillo, en el centro de la isla, se encontraba el millonario de larga cabellera blanca viendo en el gran comedor la pantalla del televisor.

Ahí podía ver cómo cada duelo en la isla comenzaba y terminaba y como los perdedores entrega a sus estrellas y se marchaban de la isla.

-Los juegos comenzaron, los duelos ocurren y comienza el lento proceso de eliminación.

>>Sólo quedarán los duelistas más fuerte y muy pronto mis dos competidores principales llegarán aquí. Todo marcha según el plan.

-¡En tus sueños, Pegasus, si creer que lograras tu objetivo! -dijo la voz de una mujer mayor.

Pegasus buscó en sus bolsillos y sacó una carta.

-Al parecer sigue con su fe de que ellos me vencerán, ¿no? -argumentó Pegasus viendo la carta.

-¡Por supuesto que podrán! Si fuera tú no me confiaría tanto.

Pegasus sonrió y rió en voz alta.

-Vaya. No cabe duda de donde ella heredó esa actitud...pero si quiere podemos negociar algo.

-¿Negociar?

-Me ayuda a convencer a los dos jóvenes de que me den sus artículos del milenio, y a cambio la liberaré a usted y al anciano, y también... puedo hacer que regresen su hijo, su nuera y sus nietos.

-¡Estas loco! ¡Jamás traicionaré a mi nieta ni a Yugi! ¡Además no tendría el valor de ver a mi hijo si hago eso!

Pegasus soltó un suspiro en forma de decepción.

-Si esa es su decisión. Entonces dejaré que las cosas sigan su curso. Al fin y al cabo, obtendré lo que deseo.

Pegasus soltó una carcajada que hizo eco en algunos rincones del castillo.

[...]

Mientras que en el exterior del castillo, Yugi, Maya y sus amigos caminaban por el prado buscando otros oponentes para ganar más estrellas.

La pareja tenía ahora 3 estrellas cada uno. Necesitaban 14 para obtener 20 y enfrentar a Pegasus.

Maya se adelantó y busco con la vista algún posible adversario a enfrentar.

-¡Mírenla chicos! ¡Ahí tienen a la primera reina del duelo de monstruos! ¡Salve o reina! -dijo Joey orgulloso.

Maya molesta volteó a verlo.

-¡Joey, cállate! ¡No quiero ser reina de nada! ¡Sólo quiero salvar a los abuelos y a Serenity!

-Pero, Maya, para lograr eso debes ganar el torneo y eso significa por fuerza también serias reina de los duelos -le contestó su primo.

Maya bajó la mirada con disgusto en su rostro.

-No entiendo, Maya. Si vienes de una familia prestigiosa, ¿por qué detestas el prestigio? -le preguntó Tristan

-Porque jamás hicimos las cosas por eso. Mis padres obtuvieron todos sus reconocimiento por amor a la gente.

>>Amaban ayudar a la gente. Y por eso luchaban tanto.

-Es verdad. T tú sigues su ejemplo, chaparrita -dijo Joey acariciando su cabeza. Maya rió y vio el mar.

-Joey, ¿aún mantienes tu promesa hacia Serenity?

-¿Promesa? ¡Oh si! Le prometí que volveríamos a ir a la playa.

-¡Pues sigue manteniéndola porque cuando gane el dinero del premio ella podrá ver el mar una vez más y también vera el resto de maravillas qué hay! ¡Te lo aseguro!