Trotamundos

85 5 0
                                    

Doom levantó la mirada y se puso de pie, todo con suma cautela, intentando no despertar a sus dos acompañantes de alcoba, quienes se encontraban posicionadas a ambos lados de la cama; es decir, el Trotamundos al centro y ellos mirándole. Aquellas personas se encontraban durmiendo plácidamente, como si fuese la primera vez que lo hiciesen con tal tranquilad y felicidad; pero quién no estaría rebosante de alegría después de pasar una noche de pasión con nuestro galante aventurero.

El Redhood terminó de ponerse de pie, observó a sus acompañantes y sonrió. Uno del sexo masculino y otro del femenino. El primero de cabello rojizo y empapado de un brillo encantador y que resultaba agradable a la vista; rojizo como el cobre; ojos de un tenue tono castaño y de tez clara. El sujeto, al igual que la galante chica de tez oliva, cabello largo y trenzado de color café; ojos un tanto voluminosos en un tono más oscuro y profundo que su cabello; y de labios carnosos y sensuales, yacían desnudos, con una sonrisa en el rostro de complacencia y satisfacción. Su noche había sido intensa, tuvo que convertirse en una fiera para poder domar a esas otras dos bestias.

Se movilizó hasta la puerta de la habitación, e ignorando el hecho de que todavía se encontraba desnudo tomó el pórtico, lo giró y salió del lugar lentamente, mirado hacia ambos lados con la obvia intención de no encontrar a nadie, y así fue, el pasillo estaba plagado de un enorme silencio y ni una rata se encontraba allí. Doom bajó las escaleras despacio, tirando la vista otra vez, a pesar de que en serio no le importaba en lo más mínimo que le viesen desnudo, pero quería cerciorarse de la fiesta había acabado, sino era así, pues subiría, se vestiría y a continuar las bebidas y las putas; pero toda la noche intensa había concluido y una grata paz reinaba por todo el lugar. Con hombres tirados sobre las mesas, algunos desnudos con mujeres a la mano; otros regocijándose en su propio vómito. El Trotamundos cruzó con suma cautela, no quería ensuciarse con las heces o la bilis que aquellos borrachos habían descargado por todas partes; tampoco deseaba despertar a uno de ellos, si así fuere se desataría una batalla incontrolable entre esos locos alcoholizados.

El Redhood salió y se encontró al joven Fint observando las estrellas con gran fascinación.

—Chico, ¿no tienes frío? —preguntó Doom acercándose y recostando sus manos sobre la barra que su utilizaba para amarrar a los caballos.

—¿Eh? —respondió Nomar sin molestarse a voltear a verle. El chico se encontraba con la gran sonrisa, al parecer encontraba al fasciante en las estrellas, al que los otros no veían—¡Eh! L-a, l-a, la pregunta debería de hacérsela yo a vos—dijo a la vez que tiraba una mirada al miembro de Doom que yacía imponente entre sus piernas. El chico miró nuevamente a la cara del Redhood, para luego bajar nuevamente a sus piernas; así siguió por unos segundos.

El Trotamundos rió.

—Tranquilo—respondió el Redhood—. Al parecer te gustan mucho las estrellas.

—No es tanto eso—contestó el chico—. Es lo importante que ha sido para nuestro crecimiento como reino y el fuerte impacto que ha tenido a lo largo de todas las historias.

—Cierto, chico—dijo Doom con una sonrisa—. Pensar que gracias a los astros que hoy día vemos personas como Jermy el Brillante llegaron hasta Britania; que sujetos como Markus Magnus decidieron lanzarse a la conquista y la creación de un imperio.

—Sí—dijo el joven unicornio con una risita—. Los Ryder contaban con un sydd de Tebas llamado Heródoto, él me contó la historia de Markus Ríos, el hombre que se convirtió en el gran unificador de culturas. ¡Qué imperio!; qué hombre.

—Un imperio que se entendía desde Ris hasta el lejano Aret—continuó el castaño, a la vez que se pasaba la mano izquierda por el hombro derecho, le estaba dando algo de frío—. Y algunos dicen que tenía planeado conquistar Sindhu y más allá.

Los Viajes de Doom: El mítico y mágico GuiaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora