Dudas

46 3 9
                                    



Doom, sin hacer ni el más mínimo caso a lo que su maestro estaba diciendo, se me marchó de Fuerte del Alba. Salió al igual que como entró, escurriéndose a través del pasadizo por el cual los estúpidos gemelos le habían llevado; echando ojo de que nadie le viese, desplazándose como una sombra, y así resultó, nadie supo que el rojo había pasado aquella noche por el susodicho fuerte.

Los hombres que yacían vigilando desde las murallas que resguardaban la fortaleza de Lord Neper notaron su presencia y, sin siquiera hacer contacto visual o de expresar ninguna palabra, éstos desplegaron el puente y el Trotamundos, quien había dejado a su animal al cuidado de los sobrinos de Lord Jahan tomó las riendas de su montura.

—Gracias, sers—dijo el Redhood aproximándose hacia los Neper, quienes sostenían la rienda de su caballo—. Los animales están cazando a esta hora y si esas bestias se encuentran con Alil no sé qué podría pasar; no quisiera quedarme sin montura otra vez y menos de la misma forma...

—No os preocupéis, Trotamundos—respondió Ser Randor, quien observaba cómo el rojo se montaba en su animal.

—Pero deberíais quedarse aquí—dijo Ser Randolf a la vez que su ojo seguía con ese fastidioso tic—, al parecer va a llover.

—Os le agradezco la preocupación—contestó Doom intentando ser algo cortés, sin intentar dejar ver que todavía se encontraba un tanto molesto debido a la propuesta de su antiguo maestro—, la posada en la que me estoy hospedando no se encuentra muy lejos.

Los retrasados asintieron y vieron como el Trotamundos se iba alejando con paso rápido de ellos.

Y siendo cierto lo dicho por los gemelos Neper después de un rato de estar andando empezó a caer una lluvia con una leve ventisca, pero el rojo no le prestó a la más mínima tensión a dicho fenómeno, pues se encontraba inmerso en sus pensamientos.

Tenía dudas acerca de su decisión, pero algo dentro de sí le decía que no importase cuál hubiese escogido, la guerra se desarrollaría igual. El último conflicto que Kisara había visto fue la rebelión en contra del Rey Devoto, y en la susodicha contienda perecieron personas que fueron muy importantes para el Trotamundos.

Temos; Enjart—pensó. El primero había sido consumido por las llamas mientras la biblioteca era incendiada hasta sus cimientos. Recordó que su maestro siempre le decía y, que además fueron sus últimas palaras antes de que la estructura a la que más había dedicado tiempo en su vida y amaba le cayese encima, era la oración de: "El conocimiento es el armas más poderosa de la humanidad". Era un viejo canoso, alto y algo frágil, pero poseedor de un saber impresionante. Por su parte, Enjart era un alto y fornido, de cabello rojo como la sangre, corto y siempre bien peinado; de cara alargada y sonrisa resplandeciente; era el príncipe azul que cualquiera quisiese tener.

»—Al parecer los dioses lloran al saber conscientes de las desgracias que pueden traer los hombres—dijo el rojo en voz alta, a la vez que gotas descendían por su bronceado rostro, haciéndolas parecer lágrimas. El Redhood sonrió, pero era una mueca triste, débil y vacía.

Podía escuchar la danza que ejecutaban las hojas al ser mecidas por la brisa que traía aderezada la lluvia; gotas cayendo al suelo y otras que golpeaban las rocas. El Trotamundos seguía debatiéndose el tema en su cabeza, esta guerra podría traer consigo el fin de su padre y sus hermanos queridos. Lo peor de la guerra es escoger un bando y ver cómo las personas a las que quieres se asocian con el contrario; además, ¿cómo sabes que la ideología que sigues a capa y espada es la correcta? ¿Cómo sabes que lo que hace tu líder es el bien y que el del adversario es el mal? Un ejemplo perfecto sería una guerra de invasión; de seguro piensas que los invasores son los malos, claro, ellos vienen a atormentar a las personas de un poblado, a robarles lo que les pertenece; a pasar por la espada a todo hombre, mujer y niño que se oponga; son monstruos; pero si ahora te hago la pregunta de: ¿Qué pensarías de ellos si te digo que están tan poblados que no existen recursos para poder alimentarlos a todos?; que madres tienen que dormir a varios de sus hijos , sino a todos, para que no mueran de hambre; que el pueblo ha comenzado a comerse entre ellos porque no encuentran alimentos. Pero entonces tú dirás, pero ¿por qué no comparten la tierra? Eso no es posible, los recursos que tu tierra provee no serán suficientes para mantenerlos a todos; y si en el mejor de los casos es posible se acabaran en un santiamén y tendrán que conseguir más, por lo que se verán obligados a invadir otro lugar y eso provocará un círculo vicioso. Ahora, ¿quiénes son los malos?

Los Viajes de Doom: El mítico y mágico GuiaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora